La legalización de drogas propuesta tanto por los sachaliberales como por la
progresía global, fue criticada por el papa Francisco durante su visita al
Brasil. Fue al inaugurar un pabellón para la recuperación de adictos en el
Hospital San Francisco de Asís. Allí enfatizó que "la liberalización del consumo
de drogas, como se discute en América Latina, no reducirá la propagación e
influencia de la dependencia química".
La narcolegalización no resolverá la lacra del narcotráfico y menos aún la
adicción. El Papa sostuvo que "se requiere afrontar los problemas en la base del
uso, promoviendo una mayor justicia, educando a los jóvenes en los valores que
construyen la vida común, acompañando a los más necesitados y dando esperanza
sobre el futuro".
La narcolegalización tiene como promotores a miopes "personalidades", como el
ex presidente brasileño Fernando Henrique Cardoso; el colombiano César Gaviria;
los mexicanos Vicente Fox y Ernesto Zedillo, y el presidente de Guatemala Otto
Pérez.
El presidente uruguayo José Mujica impulsa un proyecto para legalizar el
consumo, la producción y la distribución de la marihuana, con tal ahínco que se
diría que se trata de una planta sagrada en extinción, nutritiva y
milagrosamente sanadora.
Y, cómo no, al dizque filántropo George Soros, conocido especulador
internacional y accionista, entre otras cosas, de la minera Newmont.
El 'márketing' pro droga cuenta con inagotables fuentes de dinero para el
despropósito. Estos fondos han logrado alinear el discurso de la derecha, el
centro y la izquierda en el tema, lo que demuestra que no hay convicción sino,
más bien, un claro interés por captar esa financiación. Tratan, además, de
posicionar el tema como si el drogarse fuera un derecho constitucional o
estuviera refrendado por algún tratado internacional.
Forjar un mañana más justo, inclusivo y con oportunidades para todos requiere
personas íntegras, gente saludable, lúcida, laboriosa, solidaria y creativa, y
no una muchedumbre embotada por el vicio y paralizada por la dependencia. Sobran
argumentos contra la legalización que derivará en la aparición de nuevas mafias
para expandir su mercado, captar nuevos consumidores, como los niños, por
ejemplo, y crear tóxicos cada vez más potentes y adictivos.
No podemos claudicar ante los cárteles de la droga, pues eso nos condenaría
al subdesarrollo. Los gobiernos no deben tener miedo de implantar un sistema que
combine la educación y la prevención, con una fuerte represión contra los
narcos. La lacra de las drogas -escribió Berna Gonzales, subdirectora de "El
País", de España- "contribuye al fracaso escolar, perjudica la salud y sume a
una buena proporción de la población en la apatía social".
Los gobiernos deben velar por la salud de sus ciudadanos. En ese sentido
parece que con el presidente Ollanta estamos seguros y protegidos. Y esperemos
que las palabras del Papa calen entre los narcolegalizadores, por el bien de
todos.
El Comercio, 27 de julio de 2013
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