sábado, noviembre 02, 2013

Las drogas y el subdesarrollo

La legalización de drogas propuesta tanto por los sachaliberales como por la progresía global, fue criticada por el papa Francisco durante su visita al Brasil. Fue al inaugurar un pabellón para la recuperación de adictos en el Hospital San Francisco de Asís. Allí enfatizó que "la liberalización del consumo de drogas, como se discute en América Latina, no reducirá la propagación e influencia de la dependencia química".
La narcolegalización no resolverá la lacra del narcotráfico y menos aún la adicción. El Papa sostuvo que "se requiere afrontar los problemas en la base del uso, promoviendo una mayor justicia, educando a los jóvenes en los valores que construyen la vida común, acompañando a los más necesitados y dando esperanza sobre el futuro".
La narcolegalización tiene como promotores a miopes "personalidades", como el ex presidente brasileño Fernando Henrique Cardoso; el colombiano César Gaviria; los mexicanos Vicente Fox y Ernesto Zedillo, y el presidente de Guatemala Otto Pérez.
El presidente uruguayo José Mujica impulsa un proyecto para legalizar el consumo, la producción y la distribución de la marihuana, con tal ahínco que se diría que se trata de una planta sagrada en extinción, nutritiva y milagrosamente sanadora.
Y, cómo no, al dizque filántropo George Soros, conocido especulador internacional y accionista, entre otras cosas, de la minera Newmont.
El 'márketing' pro droga cuenta con inagotables fuentes de dinero para el despropósito. Estos fondos han logrado alinear el discurso de la derecha, el centro y la izquierda en el tema, lo que demuestra que no hay convicción sino, más bien, un claro interés por captar esa financiación. Tratan, además, de posicionar el tema como si el drogarse fuera un derecho constitucional o estuviera refrendado por algún tratado internacional.
Forjar un mañana más justo, inclusivo y con oportunidades para todos requiere personas íntegras, gente saludable, lúcida, laboriosa, solidaria y creativa, y no una muchedumbre embotada por el vicio y paralizada por la dependencia. Sobran argumentos contra la legalización que derivará en la aparición de nuevas mafias para expandir su mercado, captar nuevos consumidores, como los niños, por ejemplo, y crear tóxicos cada vez más potentes y adictivos.
No podemos claudicar ante los cárteles de la droga, pues eso nos condenaría al subdesarrollo. Los gobiernos no deben tener miedo de implantar un sistema que combine la educación y la prevención, con una fuerte represión contra los narcos. La lacra de las drogas -escribió Berna Gonzales, subdirectora de "El País", de España- "contribuye al fracaso escolar, perjudica la salud y sume a una buena proporción de la población en la apatía social".
Los gobiernos deben velar por la salud de sus ciudadanos. En ese sentido parece que con el presidente Ollanta estamos seguros y protegidos. Y esperemos que las palabras del Papa calen entre los narcolegalizadores, por el bien de todos. 

El Comercio, 27 de julio de 2013

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