viernes, agosto 21, 2009

Las abejas y su veneno salvador

Las abejas se han convertido en la nueva esperanza contra el cáncer.
Por siglos a los productos del panal (miel, polen, jalea real) se les ha atribuido —justificadamente— propiedades sanadoras, vigorizantes, en fin, buenas y recomendables para mantener la salud.
Se conoce, además, de extravagantes tratamientos para la artritis y otras dolencias reumáticas que utilizan abejas para que inoculen su veneno en la zona afectada.
No son pocos los pacientes así tratados que han visto desaparecer, pinchazo tras pinchazo, su mal o por lo menos un significativo retroceso de sus síntomas.
Ahora la melitina, uno de los compuestos que forman el “veneno” de la abeja, ha demostrado ser un eficientísimo antitumoral. La melitina es una pequeña proteína o péptido que es atraída fuertemente a la membrana celular, forma poros que rompen las células hasta destruirlas.
El compuesto ha sido de interés para los investigadores desde hace algunos años por su capacidad de destruir toda célula con la que entra en contacto, “lo que la convierte además en excelente agente antibacterial, antimicótico y potencialmente anticanceroso. Las células cancerosas pueden adaptarse y desarrollar resistencia a muchos agentes anticancerosos que alteran la función genética o que atacan su ADN, pero les es muy difícil encontrar vías para contrarrestar el mecanismo utilizado por la melitina para matar”, explicó el doctor Paul Schlesinger, profesor asociado de biología y fisiología celular.
Investigadores de la Escuela de Medicina de la Universidad de Washington, en Saint Louis, usando “nanoesferas” (pequeñísimas esferas de menos de 6 millonésimas de milímetro) llenas de melitina, comprobaron que es posible aniquilar cualquier tipo de célula. Las nanoesferas (bautizadas como nanoabejas) se adhieren a la superficie de la célula maligna y la destruyen.
Inyectada directamente en la sangre afectaría a otros tejidos, pero encapsulada ataca únicamente al cáncer. La terapia experimental en ratones redujo o detuvo el crecimiento de los tumores de mama en 25%, de los melanomas en 88% y de las células precancerosas en 80%, y esto solo tras cinco aplicaciones. Un avance de los resultados fue dado conocer el pasado 10 de agosto en la publicación “on line”: “Journal of Clinical Investigation”.
“Las nanoabejas vuelan y aterrizan en la superficie de las células depositando su carga de melitina, que rápidamente se fusiona con las células malas”, explica el doctor Samuel Wickline, M.D., presidente del Centro de Excelencia Siteman de Nanotecnología para el Cáncer, de la referida universidad
De productoras de miel a sanadoras. Las abejas son hoy aliadas potenciales contra el cáncer, esa enfermedad que tanto sufrimiento y dolor causa.
Humilde la abeja va de flor en flor polinizando, contribuyendo a la reproducción de las plantas y con ello de la vida.
Hoy, gracias a los avances tecnológicos, las “nanoabejas” serán pronto una realidad terapéutica que volarán de una célula mala a otra, destruyéndolas y renovando la esperanza y las posibilidades de vida de millones de personas alrededor del planeta.
El Comercio, 15 de agosto de 2009

Taboada y la conservación del agua

OPORTUNO ANUNCIO
La semana pasada en esta misma columna comentamos: “Viéndolo desde la óptica de la conservación y el desarrollo sostenible el martes se firmará un aberrante contrato: la concesión del proyecto de la planta de tratamiento de aguas residuales Taboada. El pacto del derroche es entre el Estado Peruano y la empresa española ACS (Actividades de Construcción y Servicios, S.A.) presidida por Florentino Pérez, presidente también del Real Madrid. En 26 meses, millones de litros de agua perfectamente reutilizables serán vertidos al mar”.
Así decíamos. Pues bien, no será octubre pero los milagros ocurren: la empresa ACS ha anunciado que realizará “estudios preliminares para presentar una iniciativa privada de una planta de reúso de las aguas tratadas”. Esto es lo lógico, lo inteligente y lo responsable. De otra manera se perderá agua a un ritmo de ¡14 metros cúbicos por segundo! ¿Alguien en su sano juicio podría dormir tranquilo pensando que cada segundo, durante los 365 días del año, por el tiempo que opere la planta, se perderán millones y millones de litros del líquido vital? En una ciudad enclavada en un desierto, como es el caso de la capital peruana, esto viene a ser —digámoslo crudamente— “un crimen no tipificado”. ACS ha anunciando lo que esperábamos, una posibilidad de alcanzar entre otras cosas el sueño de ver los acantilados reverdecidos, parques y jardines floreciendo en lo que ayer fue polvareda, la tranquilidad de saber que a nadie le faltó un vaso de agua porque el agua potable se usó para regar las palmeras de algún espacio público.
Las experiencias exitosas de reutilización de aguas negras y grises abundan a lo largo y ancho del planeta y la Madre Patria, España, no es la excepción. El Sistema de Agua Potable y Alcantarillado de León (Sapal) un organismo municipal, tiene como su proyecto más emblemático el de tratamiento de agua para rebombearla para su utilización en agricultura. No se les ocurre, como pasó por aquí, limpiar el agua para botarla.
En el 2006, en Alemania, el empresario Hans Georg Huber recibió el Premio al Medio Ambiente del Ministerio Federal de Medio Ambiente. Huber desarrolló una tecnología de bajo costo que limpia el agua para nuevo uso. Y es que esa es la tendencia mundial, eso es lo que debió estar entre los requisitos para entregar la concesión. Según Huber el desarrollo depende de que la economía y la ecología se den la mano pues cuando así ocurre todo resulta rentable, hasta los desechos. Su sistema es simple: por medios físicos o mecánicos se separan materiales como papel, plástico, cartones, etc., usando filtros, centrifugadoras, entre otros. La materia orgánica se separa mediante procesos biológicos utilizando bacterias (de modo muy similar al creado en los años 60 por el recordado ingeniero sanitario peruano Alejandro Vinces Araoz). Como en el sistema Vinces, se obtiene abono y agua limpia para riego de parques, jardines y áreas agrícolas. La Organización Mundial para la Agricultura y la Alimentación (FAO, por sus siglas en inglés) recomienda el uso de este tipo de agua con dichos fines pues no hay riesgos sanitarios y sí muchos elementos fertilizantes para el suelo. Esperamos que la española ACS convierta, en este sentido, a Taboada en un ejemplo mundial.
El Comercio, 08 de agosto de 2009

Una aberración llamada Taboada

EL DERROCHE COMO CONSIGNA
Viéndolo desde la óptica de la conservación y el desarrollo sostenible el martes se firmará un aberrante contrato: la concesión del proyecto de la planta de tratamiento de aguas residuales Taboada. El pacto del derroche es entre el Estado Peruano y la empresa española ACS (Actividades de Construcción y Servicios, S.A.) presidida por Florentino Pérez, presidente también del Real Madrid. En 26 meses, millones de litros de agua perfectamente reutilizables serán vertidos al mar (como se viene haciendo ahora, solo que limpios). Un proyecto que demuestra la insensibilidad de nuestras autoridades frente a recursos vitales.
Después de El Cairo, Lima es la segunda ciudad más grande del planeta asentada en un desierto. El agua aquí no abunda y a diferencia de El Cairo, que tiene a la mano el gran delta del Nilo, por aquí serpentean tres ríos: Rímac, Lurín, Chillón, de régimen irregular e insuficientes para abastecer adecuadamente a la creciente población capitalina. Recordemos, además, que básicamente toda el agua limeña procede del Rímac. El Perú cuenta con tecnología propia, simple y barata para reciclar y reutilizar las aguas servidas, desde los años 60. El método peruano fue desarrollado por el recordado ingeniero sanitario Alejandro Vinces Araoz (1919-1999). Sus lagunas de oxidación de San Juan han sido premiadas, estudiadas y replicadas en otros rincones del planeta. Vinces Araoz demostró cómo las bacterias, las microalgas y la energía solar estabilizaban la materia fecal y que la fotosíntesis oxigenaba las aguas purificándolas de modo natural. Con esas aguas, logró cultivar en el desierto, creó un bosque de eucaliptos, crio peces para consumo en los estanques y estableció un nuevo punto de descanso para las aves migratorias.
En 1989 la Organización Panamericana de la Salud (OPS) presentó el proyecto en la Conferencia Mundial de Moscú sobre el Medio Ambiente y la Supervivencia Humana, presidida por el famoso astrónomo Carl Sagan. Las lagunas peruanas “fueron consideradas un ejemplo mundial en la lucha contra la contaminación y una manera racional de utilizar el recurso agua”, escribió Vinces en nuestra página de ecología. Si los logros nacionales no son inspiradores, tomemos en cuenta sistemas extranjeros que tienen el común denominador de no despilfarrar el agua (una meta que debió considerarse para Taboada).
En 1983 Viet Ngo ingeniero vietnamita afincado en Estados Unidos fundó Lemna, compañía para comercializar su propio sistema natural de tratamiento de aguas servidas, usando la planta acuática conocida como “lenteja de agua”. Cuando esta crece sin control puede convertirse en una plaga y causar desequilibrios ecológicos, como ocurre por ejemplo en el lago Titicaca. Pero Ngo domina y controla el crecimiento y así descontamina y recicla el agua eficientemente. Con esta tecnología de bajo costo, opera en 16 países con 300 instalaciones. Muchas ciudades vienen optando por sistemas naturales para descomponer la materia fecal, los gérmenes patógenos, ciertos elementos químicos y hasta metales pesados. No se derrocha el agua, se la reutiliza para riego o, como hace Lemna, para convertir sus instalaciones en hermosos jardines y parques acuáticos que invitan al paseo y al goce estético.
El Comercio, 01 de agosto de 2009

El camino de Daniel

ADIÓS A UN PORFIADO SOÑADOR

“Si tuviera los medios, me dedicaría exclusivamente a lo que más me gusta: la producción de películas. Pero el compás de espera para llevar a cabo un sueño puede ser larguísimo”, escribió Daniel Camino Diez Canseco en nuestro suplemento El Dominical hace pocas semanas. Su corazón ya le había jugado algunas malas pasadas y el último jueves, por desdicha, dejó de latir. Daniel fue ante todo un hombre bueno y decente, un espíritu libre, un apasionado creador dispuesto a transitar por el espinoso camino de los propios sueños. En síntesis una especie en extinción y como tal, único y fascinante.
Constantemente generaba nuevos proyectos, el último “una serie televisiva de exportación sobre un problema mundial: la adicción a las drogas. Muestra lo fácil que es caer en ella y las alternativas para salir”, contó. Fue periodista (en su último artículo entrevistó a la notable escritora peruana, afrorrealista, Lucía Charún Illescas); crítico de cine, guionista, productor y compositor. Reconocía el talento ajeno y se esforzaba por apoyarlo. Distintas generaciones de jóvenes creadores recibimos sus palabras de aliento, sus sabias recomendaciones y una lección de constancia y optimismo. Iba por la vida atento a quien necesitara de su ayuda, un andariego dispuesto a tenderle la mano a quien lo requiriera. Según este señor, dos palabras no debían existir: mezquindad y vanidad (y para él efectivamente no existían).
Por esas cosas del destino murió la mañana del lanzamiento del XIII Festival de Cine de Lima —que va del 7 al 15 de agosto—, el mayor evento cinematográfico del Perú con el que colaboraba desinteresada y activamente convencido de que nuestra capital podría convertirse en una meca del cine, “como San Sebastián, Berlín o Cannes, ¿por qué no?”, decía. En el lanzamiento Édgar Saba, director del festival, le dedicó unas sentidas palabras ante la prensa. Recordó: “En la primera versión del festival yo estaba muy nervioso pensando que todo sería un fracaso, que no llegarían figuras internacionales para resaltar la cita. Daniel cogió el teléfono y llamó a la actriz mexicana Silvia Pinal y le dijo ven y ella vino, lo mismo hizo con Arturo Ripstein”. Camino era un profesional respetado, bien contactado pero principalmente muy querido por todas las personas con las que se vinculó.
A finales de la década de los sesenta trabajando con Chabuca Granda descubrió, con sorpresa, que tenía talento musical. Compuso entre otras canciones “Macondo”, una cumbia inspirada en la novela “Cien años de soledad” de Gabriel García Márquez con la que ganó, en 1969, el segundo premio del Festival de Ancón. “Macondo” se convirtió rápidamente en un hit internacional, en un himno latinoamericanista que sigue vigente. Daniel se consideraba “porfiado”. Escribió: “Si creo en algo jamás me doy por vencido. Hasta de Papá Noel me he disfrazado para sobrevivir”. Con “Macondo” nos enseñó a cantar “me imagino y vuelvo a vivir en mi memoria quemada por el sol, mariposas amarillas Mauricio Babilonia, mariposas amarillas que vuelan liberadas”. Chau Daniel liberado, desde este lado siempre te recordaremos con cariño y admiración. Y se te extrañará mucho, demasiado.
El Comercio, 25 de julio de 2009