sábado, abril 17, 2010

El mensaje del volcán

La Pachamama habla y manda mensajes de lo más extravagantes. Que estemos dispuestos a comprenderla es otro cantar. En Islandia —isla entre el mar de Groenlandia y el Atlántico Norte, en el extremo noroeste europeo—, un volcán no cesa de expulsar cenizas al aire y con ello la naturaleza se ha encargado de mostrar cuán unidos estamos como “terrícolas”.
Este acto lejano y aislado ha impactado la vida de millones de personas y diversas actividades. Si a alguien le quedaba duda de que “la contaminación no reconoce fronteras”, allí está la nube negra expandiéndose por gran parte de Europa, paralizando hasta el 50% de vuelos aéreos —de pasajeros y de carga— obligando a cerrar aeropuertos, dejando a millares sin poder llegar a sus hogares y llevando a otros tantos a postergar citas de negocios.



El volcán está situado bajo un glaciar de nombre casi impronunciable —Eyjafjallajokull— y el avance de la lengua de cenizas dicta cátedra, ayudando a comprender que lo mismo ocurre con los invisibles gases con que contaminamos nuestra atmósfera (industriales, quema de combustible, del transporte, etc.), amén de otros desechos.
Cada año unos 55 mil compuestos químicos —dos mil de ellos cancerígenos— son expulsados al aire, a los mares, ríos y suelos; tales venenos viajan más allá de su punto de origen, aunque no sean visibles como lo es la nube del volcán.
Este jueves 22 de abril, alrededor del globo se conmemora el Día de la Tierra, creado en 1970 por el senador demócrata Gaylord Nelson (1916-2005) en un intento de sensibilizar, justamente, sobre el debido cuidado que debemos tener con cada rincón del planeta pues lo que afecta a un lugar terminará por impactar en muchos más.
El volcán islandés y su interminable nube de cenizas lo confirman (aunque esto no haya sido por mano humana).
Islandia, pequeña isla bastante alejada del continente europeo, tierra de la icónica y genial cantante Björk, es un país de glaciares y gran actividad volcánica y geológica. Hoy ocupa las primeras planas por el volcán pero tiene un mensaje más. Hasta la crisis económica global del 2008, su capital Reikiavik era un modelo de crecimiento sostenido de riqueza.
A lo largo de casi toda la primera década del siglo XXI el país, con poco más de 300 mil habitantes, fue una de las economías más prósperas de Europa y la sexta nación más rica de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
De pronto colapsó: su moneda perdió más del 50% de valor, en un solo día la bolsa cayó más de 76% y la banca desapareció. ¿Razones? La desregulación veloz de los mercados en el 2003 (especialmente deficiente en el caso de su banco central), la especulación financiera, pero principalmente la ambición de los tres mayores bancos de la isla y de una generación de jóvenes empresarios que invertía esperando ganancias al más corto plazo.
¿Mensaje? La codicia es pésima consejera.
El Comercio, 17 de abril de 2010