El filósofo español Gustavo Bueno decía que “La Historia no es memoria ni se constituye por la memoria”. Así, la memoria histórica es inexistente e invocada solo por quienes quieren poder político sin pasar por las urnas. Perpetuar versiones ideologizadas de hechos no constatables, a falta de documentación y pruebas materiales, es una perversa herramienta de desestabilización y división.
Desde hace casi dos décadas en el Perú usan esa estrategia la izquierda terrorista; los comunistas; los “mastines” de la dictadura militar velasquista, hoy autoproclamados referentes democráticos; los libertario-mercantilistas-fujiconversos; los caviares y los ingenuos aspirantes a ingresar a la selecta secta. ¿El interés? visibilizar a sus agrupaciones y enriquecerse con el dolor ajeno, captando fondos extranjeros para reconstruir la historia en base al frágil recuerdo de muchos.
La marcha de ayer contra el improbable indulto al presidente Alberto Fujimori fue muestra de indignación selectiva. La divisionista roja Verónika Mendoza increpó al presidente vía twitter: “Sr. PPK, soltar a Fujimori lo haría cómplice de corrupción y asesinatos. ¿Así quiere pasar a la historia? ¿Dándole una puñalada a la democracia?”. Y lo escribe quien se resiste a llamar dictadura a los regímenes de Cuba y Venezuela; y además calla ante las irrefutables pruebas que condenan al asesino serial de Madre Mía, el Capitán Carlos (su ex líder Ollanta Humala).
“Marcha contra Kenji…porque es más peligroso que su hermana. Gritaremos también contra él”, escribió el periodista Juan Manuel Robles, en Hildebrandt en sus Trece, y así la supuesta oposición al indulto fue simple excusa de los “antis”.
La oenegé Human Rights Watch, HRW, dijo que "cualquier indulto u otra liberación política de Fujimori sería una bofetada a las víctimas de atrocidades en Perú". ¿No saben que las atrocidades fueron perpetradas por Sendero Luminoso y el MRTA, y que Alberto Fujimori detuvo la sangría derrotando al terrorismo? Coincidencia, Human Rights Watch recibió U$ 100 millones de dólares del especulador financiero y promotor de las drogas, George Soros, vía la Open Society, la misma que amamanta a varias oenegés locales y “activistas” que convocaron la marcha anti-fujimorista.
Pedro Pablo Kuczynski podría pasar a la historia como el presidente sanador de las viejas heridas y rencillas entre peruanos, pero pareciera que su legado será el de un financista que nos endeudó y desorganizó, para beneficio de “fondos buitres”, como los de Soros, que lucran en economías pasmadas por el enfrentamiento y el desencanto.
Martha Meier M.Q.
Expreso, 08 de julio de 2017