miércoles, marzo 30, 2011

Ollanta: el último de la fila




El Perú del siglo XXI es un país que comulga con las ideas de libertad económica y las posibilidades de prosperidad que ofrece el modelo liberal, implantado en el país en la década de los noventa. Aquí impera la confianza por la centroderecha y todo lo que vaya más allá, en esa misma dirección. Las encuestas lo demuestran: alrededor del 80% de los peruanos y peruanas tiene la intención de votar por candidatos que representan tales tendencias: Keiko, Toledo, Castañeda y PPK. Así que pongamos las cosas en contexto y no dejemos que los analistas y ‘encuestólogos’ pretendan confundirnos con su numerología y empoderarse como oráculos. Una cosa es la democracia y otra la encuestocracia. No podemos vivir bajo el influjo de números que cambian constantemente, porque resultan de la opinión del instante del dinámico sentir y pensar de la gente.

Que nos quede la cosa clara: los últimos ejercicios numéricos muestran sí un panorama general: la gran mayoría de peruanos rechaza las ideas obsoletas y estatistas del ex soldado Humala, y apuesta por candidatos que garantizan la sensatez económica, la propiedad privada, la libertad de ideas y de creación, la cultura emprendedora, la expansión de los capitales peruanos fuera de nuestras fronteras y un país suficientemente estable y en crecimiento que siga captando el interés de los inversionistas internacionales. Esto es lo que quiere la gran mayoría y eso es justamente lo que desprecia el humalismo.

Los números más recientes muestran a un Ollanta Humala puntero que en realidad es el último de la fila. Tan simple como eso: de llegar a la segunda vuelta todos sus potenciales contendores le ganarían holgadamente la partida. Todos, aunque con PPK la tendría un poco más fácil.

En lo que confía el humalismo es en la cosecha del voto antifujimorista, encarnado en quienes se llenan la boca con la palabra democracia, pero que no tuvieron empacho en servir desde puestos diplomáticos, públicos, y medios confiscados al dictador militar socialista Juan Velasco Alvarado, a fines de los años sesenta y principio de los setenta. De esos “demócratas” trasvestidos está plagado el horizonte político, pero ni aun con ellos le calzan los números para la victoria.

Ahora bien… ¿quién es Ollanta Humala? Un comandante admirador hoy de Velasco, de Chávez, de Fidel y del trotskismo brasileño (apenas fue gobierno, claro está). Humala sirvió en tiempos de Fujimori en bases antiterroristas y, según dijeron los organismos de derechos humanos (cuando se lanzó al ruedo electoral en el 2006), era el comandante ‘Carlos’, un temible “genocida” que operó en la zona de Madre Mía. Sus denunciantes, hoy muy calladitos, engrosan su lista parlamentaria y no tienen problema en aconchabarse con el “asesino” para llegar al Congreso. En aquellas elecciones del 2006, cuando la izquierda derechohumanista denunciaba que Ollanta era el tal comandante ‘Carlos’, la entonces candidata presidencial y hoy alcaldesa de Lima, Susana Villarán, rindió “homenaje” a los “desaparecidos” de Madre Mía. Con lágrimas en los ojos y la voz patéticamente entrecortada lanzó un ramo de flores, con celofán y todo, al río. César San Martín, el que condenó a Alberto Fujimori, resolvió que Humala no era ‘Carlos’, punto final, nadie cuestionó el fallo y varios se treparon al tranvía de la “O”, inclusive el ex jefe de la Unidad de Extradiciones de la Procuraduría Anticorrupción, Omar Chehade. El mismo que en Ideele Radio dijera: “La Sala Penal presidida por César San Martín, finalmente, va a dictar una sentencia como se aplicó respecto a los crímenes de lesa humanidad que cometió la Junta Militar Argentina [contra Alberto Fujimori]”. Ya antes de que San Martín lo exculpara por lo de Madre Mía, las mismas caras izquierdistas que hoy integran su lista le colgaron el sambenito de “montesinista”. Aducían entonces que el levantamiento de Locumba fue coordinado con Vladimiro Montesinos para que en medio de la revuelta este fugara en el velero Karisma. En medio de todas esas acusaciones, Humala fue nombrado agregado militar en París y luego en Corea. Así, el candidato que hizo carrera gracias al Estado Peruano, gracias a los impuestos de los contribuyentes, viene a decir –ahora con corbata y sin polo rojo– que quiere arrasar el Perú y replantearlo. Comandante Humala, esto es una democracia, no una encuestocracia en que sus números sean más importantes que el resto. Su primer lugar no significa mucho frente a un panorama en el que 80% de peruanos apuesta justamente por lo que usted rechaza. Como todo número emanado del instante en que se hizo la pregunta, ese también puede variar, probablemente para arriba.

En esta tierra nuestra (guste o no a los jurásicos politiqueros que a través suyo llegarán al Congreso), la gente confía en un sistema y un modelo que ha permitido al Perú ser ejemplo mundial y soportar una crisis económica internacional. ¿Lo puede entender

El Comercio, 30 demarzo de 2011

De la editora


El último domingo a los 95 años murió Alejandro Miró Quesada Garland, codirector general de nuestro diario. Un hombre polémico, polifacético, y con una energía que lo llevó a alcanzar todo lo que se propuso y probablemente hasta lo que no. Creativo, amante del arte, la cultura y lo criollo. Colmado de ideas novedosas, imprimió su huella en todo lo que hizo. Su vasta obra dispara la pregunta: ¿a qué hora hizo tanto? Escribió libros, fue reportero, se encargó del diario, fue profesor de periodismo, creó y se encargó de instituciones culturales como la Asociación de Artistas Aficionados (AAA), el Museo de Arte de Lima (MALI), el Patronato del Museo de Sitio de Ancón, el propio Museo, y exploró el Perú de cabo a rabo. Remontó el Amazonas, siguió la ruta de Pizarro y fue el primero en esquiar en el Pastoruri, amén de ser ducho en deportes varios. Una mente lúcida en un cuerpo entrenado para responder a cualquier reto. Aquí nuestro pequeño homenaje.


El Dominical, 20 de marzo de 2011

La estupidez en campaña


“Torpeza notable en comprender las cosas”, así define la estupidez el Diccionario de la Real Academia. Una simple mirada a la campaña electoral nos revela que lo que anda candidateando con desvergüenza es la torpeza. Entre “las cosas” que los postulantes no comprenden es que la gente está cansada, desanimada y desilusionada de esta carrera de borricos, de ese afán de ganar por ganar, de la reverenda manipulación del “vota a ganador”. ¿Qué creen estos? ¿Que asistimos a una pelea de box? ¿Que estamos en el hipódromo? El cuento que machacan de votar a ganador –¿cómo puede haber “ganador” si todavía no se ha votado?– es una trampa, un eslogan, es la política travestida. La población es bastante más inteligente de lo que cree la clase política. Y el voto, sin duda, irá no a aquel que quiere ganar por ganar, sino a quien tenga las ideas y cualidades para convertir en ganador al Perú, en un escenario de crisis mundial y ante la amenaza perenne de un terremoto como el que asoló Chile o, más recientemente, Japón. Votarán por quien asegure la continuación de un modelo que nos está llevando a ser parte del concierto de países del Primer Mundo. Esto obviamente es inconveniente para algunos aspirantes al sillón de Pizarro. ¿En un país desarrollado, con las cuentas en orden y en constante crecimiento, podría sobrevivir un personaje que saca un látigo en medio de una exposición de ideas? Probablemente se lo llevarían a un sanatorio. ¿Un hombre que empieza a hablar de educación dice nada y al referirse a los partos olvida “cómo se llama eso que les hacen a las mujeres, acá”, señalándose el vientre? “¡Cesárea!”, le gritaría el auditorio. ¿Y qué decir del alucinado para quien la palabra crea la cosa y promete ¡zas! perfección instantánea porque sus proyectos llevan nombres “peruanistas”, como Paco Yunque o Pachacútec? Solo aquí ha podido ser decano del Colegio de Abogados. ¿Y qué decir del admirador de un dictador militar, ladrón y estatista –léase Juan Velasco Alvarado– que hoy funge de yuppie? ¿O del playero que pudo gobernar gracias a su ministro de Economía –hoy su contendor–, al que ahora desprecia? Ese país del Primer Mundo que, poco a poco empieza a vislumbrase, tampoco conviene a varios coleguitas, periodistas y blogueros. Esa especie justamente gana notoriedad y fortuna burlándose de personajes inimaginables en otros lares y se encumbran, paradójicamente, arrastrándose ante la embajada estadounidense con el bolsillo presto. Cizañan, atemorizan, aprovechan la imperfección, aún vigente, de nuestras instituciones republicanas y el atraso en una verdadera reforma del Estado con la consecuente profundización de mecanismos de transparencia, para acusar a todos de corruptos, sin más prueba que el odio en sus caras. Tanta estupidez en campaña es especialmente delicada. Tomemos en cuenta que cerca de tres millones y medio de jóvenes votarán, este año, por primera vez y su percepción de lo que es la democracia ya ha sido deformada con insultos de bajo calibre, propuestas huecas, personajes que quieren ganar por ganar (misma Susana Villarán, que llegó a alcaldesa y ahora no sabe qué hacer la pobrecita con Lima y por eso se la anda entregando por partes a su amigo, el arquitecto Ortiz de Zevallos). Ahora bien, volvamos al Diccionario de la Real Academia para leer cómo define “democracia”: “Doctrina política favorable a la intervención del pueblo en el gobierno”, “Predominio del pueblo en el gobierno político de un Estado”. Así que esto de la estupidez no tiene nada de democrático. El Perú hoy ocupa las primeras planas del mundo por su solidez y crecimiento económico –10% el último enero– y las inversiones peruanas siguen internacionalizándose. Cuando la candidata Juliana Reymer dijo –en la primera exposición de ideas de los 11 candidatos, en el patio central de El Comercio– “¿qué tanto hablan de inclusión. A ver, dónde van a incluir a esta chola?”, muchos sonrieron. Esa es, sin embargo, la pregunta que tienen que responder a la población de a pie quienes aspiran a la presidencia. ¿Cómo van a lograr que cada hombre, mujer y niño de nuestro país ejerza plenamente sus derechos? Especialmente ese del que poco se habla: el de crear, crear cultura, crear arte, crear ideas y crear prosperidad y riqueza para los suyos, y bienestar para todos.


El Comercio, 19 de marzo de 2011

sábado, marzo 26, 2011

De la editora


El martes 8 de marzo fue el primer centenario del Día Internacional de la Mujer, fecha asumida hace buen tiempo por la ONU para resaltar la problemática que, en pleno siglo XXI, afecta a las mujeres y a las niñas, el sector más vulnerable a la explotación, al maltrato y al abuso, dentro de sus propias familias. En un reciente discurso, el Secretario General Ban Ki-moon explicó que viene impulsando la campaña “Únete para poner fin a la violencia contra las mujeres”, que junto con la Red de Hombres Líderes intenta erradicar “la impunidad y cambiar las ideas”. Tales ideas incluyen un mayor acceso de las mujeres al poder. Y es que menos del 10% de los países tienen como cabeza de gobierno a alguien de sexo femenino. Los Principios para el Empoderamiento de la Mujer, aceptados por más de 130 grandes empresas, intentan corregir este desequilibrio también en el ámbito privado. Después de todo, hablamos de la mitad de la población del planeta.


El Dominical, 13 de marzo de 2011

La reconstrucción del espíritu


“A veces creo que nada tiene sentido. En un planeta minúsculo, que corre hacia la nada desde hace millones de años, nacemos en medio de dolores, crecemos, luchamos, nos enfermamos, sufrimos, hacemos sufrir, gritamos, morimos, mueren, y otros están naciendo para volver a empezar la comedia inútil. ¿Sería eso, verdaderamente? ¿Toda nuestra vida sería una serie de gritos anónimos en un desierto de astros indiferentes?”, escribió el notable escritor argentino Ernesto Sábato.
Estas frases cobran especial relevancia ante la tragedia que asola Japón tras haber sufrido uno de los terremotos más devastadores de la historia.
El gran terremoto nipón –como el de Pisco, Haití, Chile o el que en cualquier momento podría azotar Lima u otro rincón del Perú– es un campanazo que ha despertado las fibras profundas y mejores de lo que somos.
La tragedia ha demostrado la inmensa capacidad que tenemos para compadecernos por el otro, la empatía entre nuestra especie y cómo frente a la adversidad a nadie se le ocurre buscar diferencias sino más bien coincidencias. Es en estos momentos cuando no se entienden las guerras, los abusos al más débil, el atropello a los derechos ciudadanos.
Todo indica que somos bastante más buenos de lo que estamos dispuestos a aceptar o a creer.
“En la bondad –escribe Sábato– se encierran todos los géneros de sabiduría”. Así que si nos la pegamos de sabios, sabias o sabiondos empecemos por revalorar la bondad por la simple razón de que esa –digan lo que digan– es nuestra verdadera esencia. Somos insignificantes ante los designios de la naturaleza, esclavos de ellos, pero justamente es la comprensión de nuestra pequeñez lo que nos debe llevar a ser mejores y a entender cuán unidos estamos como habitantes de este pequeño planeta azul que gira en el cosmos, apenas como un grano de arena.
Ayer mismo nuestro día fue totalmente trastocado por algo ocurrido a miles de kilómetros de distancia: el espantoso sismo japonés desencadenó un tsunami que puso en alerta a toda la costa del Pacífico, incluida la nuestra.
Vías cercanas a las playas fueron cerradas y, por prevención, fueron evacuadas miles de personas de norte a sur y el sol brillaba sobre las playas desiertas.
Si alguien no entendía eso de la “aldea global”, pues aquí está un buen ejemplo: pendientes estuvimos y estamos de lo que podría pasar en nuestro país y pendientes, también, de cómo empezarán los japoneses a tratar de levantarse de los escombros tras un terremoto cuya potencia –a decir de los expertos– ha sido equivalente a la de diez mil bombas atómicas.
Y “lo admirable –como escribió Sábato alguna vez– es que el hombre siga luchando y creando belleza en medio de un mundo bárbaro y hostil”.
Un planeta hostil que cada tanto nos sacude para despertarnos de la modorra, para que se nos caiga como caspa la soberbia y nos preocupemos más bien por vivir y convivir, en vez de acumular, de mostrar, de exhibir. Pero, como bien dice el escritor argentino, “la vanidad es tan fantástica, que hasta nos induce a preocuparnos de lo que pensarán de nosotros una vez muertos y enterrados”.
Si alguna lección nos deja la tragedia de Japón, es una de modestia y humildad frente a la naturaleza, esa naturaleza que de diversas maneras nos da el mensaje de que somos poco menos que nada. Creerse algo más es simple ego.


El Comercio, 12 de marzo de 2011

De la editora


Sobre el cine se ha teorizado y teorizará hasta el cansancio. ¿Qué es? ¿Cuál es su génesis, la secuencia, el encuadre, el fotograma, el aluro de plata que reacciona químicamente a la luz? El espectador común es ajeno a toda esta humareda de ideas en las cabezas de los investigadores y críticos del séptimo arte. Va al cine para tener una experiencia, para que otra realidad lo toque, para vivir un tiempo distinto al cotidiano en el que se puede saltar tres siglos en un segundo y llegar a otros mundos, ser parte de una mentira que creemos e insistimos en creer. La primera y única regla del cine es, a fin de cuentas, convertir a un grupo de espectadores en un cuerpo único y despertar en ellos lo que el director se propuso: risas, miedo, ternura. ¿Qué hace buena o mala una película? Nada y todo. Estamos frente a lo que el gran Armando Robles Godoy llamaba “el lenguaje misterioso”, y su mayor misterio es por qué logra seguir maravillándonos.


El dominical, 06 de marzo de 2011

Educar para el progreso


Finlandia es un país nórdico cuatro veces más chiquito que el Perú, más o menos de la extensión de nuestro amazónico departamento de Loreto. País de clima inclemente, con inviernos de más de 40 grados bajo cero, con escasez de tierras agrícolas y básicamente con la madera como el mayor recurso natural. Hasta entrado el siglo XX era un país pobre, una economía emergente que en pocas décadas ingresó al Primer Mundo. Como dicen, “sí se puede”, y la educación (sin olvidar la buena alimentación) ha sido primordial para el gran salto.
Hoy Finlandia es una economía sólida, una nación altamente industrializada y tecnificada, líder en manejo forestal, conservación ambiental, investigación científico-tecnológica, transparencia gubernamental y empresarial y especialmente admirada por su sistema educativo. Estamos hablando de un país donde 3 de cada 4 niños de 15 años afirman leer, a diario, por el simple placer de hacerlo, así que algo muy bueno deben estar haciendo esos maestros, esas familias y esas autoridades. Niños y niñas que disfrutan la lectura porque comprenden lo que leen, a diferencia de nuestro país donde 3 de cada 4 niños no entienden lo que leen, lo que convierte ese acto en una gran frustración. El Gobierno Finlandés promueve y cultiva el amor por la palabra escrita. Apenas nace un finlandesito, sus papás reciben como regalo del Gobierno un kit que incluye un libro con imágenes. Aquí el dicho bien podría ser: “Todo niño llega con un libro bajo el brazo”.
El modelo educativo finlandés es admirado e investigado. Para el ministro de Comercio Exterior y Desarrollo de Finlandia, Paavo Väyrynen –quien fue ministro de Educación en la década de los setenta–, la semilla del éxito está en la igualdad, la inclusión y el fácil acceso a los servicios educativos. Para este líder del Partido de Centro, uno de los tres más importantes de su país, esto se inspira en la ideología centrista nórdica de la descentralización, de atención al sector rural, gratuidad de la enseñanza, alimentación adecuada en el colegio y transporte, si se vive a más de 5 kilómetros de la escuela (por acá nuestros pequeños, especialmente en la zona andina, deben caminar horas para llegar a sus aulas). La proliferación de infraestructura escolar permite que las poblaciones más alejadas accedan a la educación, gracias a la lógica centrista de “lo pequeño es hermoso”. Así se erigen colegios aun en zonas de escasa población escolar. ¿El resultado? 71% de los pequeños ingresará a la universidad y se convertirá en un adulto. A decir de los investigadores, la piedra angular del modelo son los profesores y profesoras, cuya formación técnica garantiza los buenos resultados. Quien dicta clases debe contar con título universitario y para enseñar en primaria hay que estudiar 6 años de carrera universitaria. En esa tierra de clima nórdico y, según cuentan, país de Papá Noel, los profesores están considerados entre los profesionales más importantes.
Los chicos y chicas de Finlandia han demostrado ser bastante brillantes y, desde hace buen tiempo, sobresalen en las pruebas internacionales de ciencias, matemáticas y lectura (tales como el PISA, en el que nuestro país sigue apareciendo en los últimos lugares). Hasta una potencia como Estados Unidos trata de desentrañar el secreto. El Departamento de Educación del país de Obama ha encontrado, por ejemplo, que los niños empiezan el colegio a los 7 años y tienen un trato muy horizontal con sus maestros, de igual a igual y sin nada de niñerías: una relación de pares en la que los pequeños saben perfectamente cuáles son sus responsabilidades. Pocas tareas, menos exámenes, nada de uniformes, nadie que amarre los zapatos ni les ayude a subir el cierre de las chaquetas o haga recordar que deben recoger su almuerzo en la cafetería. Ningún trato especial para los más inteligentes, trato igualitario en el que los más avanzados colaboran para que el resto de la clase no quede rezagada. Esto ya parece de otro planeta.
Como todos los adolescentes, estos también andan con los pelos parados y teñidos de cualquier color, pasan horas en la web, son muy irónicos y oyen música que reventaría los tímpanos a cualquiera, sin embargo, su rendimiento es superior. Son muchachos que se convertirán en profesionales y trabajadores considerados entre los más confiables, eficientes y productivos del mundo. “No tenemos grandes riquezas, como el petróleo, así que el conocimiento es lo único que tenemos para salir adelante”, nos dice el ministro Paavo Väyrynen.
El Comercio, 05 de marzo de 2011

De la editora



Había una vez un niño que quería pintar. Su papá pensaba que eso de andar entre pinceles y óleos era cosa de bohemios y borrachos, probablemente sin saber que en Lima todo lo es. Así, decidió que el talento del hijo se volcara en un oficio más serio y lo guió hacia la fotografía. El joven quedó fascinado. Descubrió que con una cámara podía también crear, decir, expresar, denunciar, volcar su sensibilidad y perennizar los instantes. Y ese niño que quería pintar se convirtió en el mejor reportero gráfico que tuvo el Perú en el siglo XX. Carlos ‘Chino’ Domínguez ha dejado en herencia un millón de negativos que narran la historia peruana del último medio siglo, pero fundamentalmente ha demostrado –lo que nadie puede– que el fotoperiodismo también es arte, un arte que aún busca su espacio y críticos capaces de comprender la estética que plantean estas imágenes que dicen, que asombran y, las más de las veces, estremecen.


El dominical, 27 de febrero de 2011

Los árboles de Félix


Félix Finkbeiner es un mozalbete alemán de 13 años. El pasado 2 de febrero, en la novena sesión plenaria de alto nivel de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) que declaró el 2011 Año Internacional de los Bosques, se despachó un discurso que arrancó lágrimas, risas y aplausos. Muy suelto de huesos dijo a los y las representantes de los diversos países del planeta: “No hablen, empiecen a sembrar”.
Esa es su visión, esa es su campaña, que los “grandes” dejen de hablar tanto sobre los problemas de la deforestación, el cambio climático y las áreas boscosas y, más bien, se remanguen y pongan las manos en la tierra. Así de simple, y no le falta razón.
El chiquillo ya había tenido una muy comentada intervención en la cita de Cancún sobre cambio climático, en diciembre del año pasado, realizada tras el sonado fracaso de la anterior reunión de Copenhague. “Los niños nos sentimos realmente estafados. Se hizo tanto para llegar a Copenhague y al final ¿qué se logró?”, dijo ante un auditorio de autoridades y expertos boquiabiertos.
Félix Finkbeiner tenía solo 9 años cuando conoció la historia de Wangari Maathai, una doctora en biología nacida en Kenia y perteneciente al pueblo Kikuyu. Maathai fundó en 1977 el movimiento Cinturón Verde para recuperar las tierras erosionadas mediante la siembra de árboles. Movilizó masivamente a las mujeres africanas, y a lo largo y ancho de su continente empezó a reverdecer el paisaje. Más de treinta millones de árboles se plantaron. En el 2004 Maathai recibió el Nobel de la Paz por su trabajo a favor del desarrollo sostenible, la democracia y la paz.
Hace cuatro años el chiquillo alemán fue profundamente inspirado por la figura de esta notable mujer del África y le vino la idea de sembrar un millón de árboles en su tierra natal y en los países que se pudiera. Entusiasmado y muy seguro, presentó su proyecto en el colegio. Sus compañeros, maestros y los padres de familia escucharon atentamente y desencadenó una epidemia de optimismo pocas veces vista. Ese fue el punto de partida. Para cuando el niño cumplió 12 años, es decir tres años más tarde, Alemania tenía un millón de árboles más gracias a Félix y a quienes compartieron su sueño. Se convirtió en un personaje mediático y a la fecha su organización Siembra por el Planeta viene trabajando en setenta países con el motivador lema “No hablen, empiecen a sembrar”.
Este loco bajito, este hombrecito que no conoce imposibles, ha recordado que los niños y adolescentes representan la mayoría de la población mundial, y viene convocando a los gobiernos de la Tierra y sus habitantes a sembrar… ¡un trillón de árboles en los próximos diez años! “Esto es –según Félix– solo 150 árboles por persona”. El asunto se ve simple, desde sus zapatos.
En su discurso ante la ONU agradeció “la oportunidad de hablar”, resaltó el año internacional de los bosques, “porque para nosotros los niños, los bosques no solo son donde habitan millones de personas, sino que son nuestro futuro”. El alemancito se refirió a la miseria que mata de hambre a treinta mil niños y niñas cada día, en un mundo increíblemente rico. Su meta es que “la pobreza sea una cuestión de museos. Es tiempo de trabajar juntos y combinar nuestras fuerzas. Viejos y jóvenes, ricos y pobres”. Su lógica es la siguiente: “Un mosquito no puede hacer nada contra un rinoceronte, pero miles de mosquitos pueden hacer que el rinoceronte cambie de rumbo”.
Así que… queridísimos padrastros de la patria y candidatos, escuchen a Félix: “No hablen, empiecen a sembrar”.
Estamos hasta la coronilla y más arriba con su campaña de insultos, de intrigas, sarcasmos, mechones de pelo, bailecitos y demás vergüenzas ajenas. Así que mucho se agradecería unos cuantos arbolitos. Y tú, Félix…¡ven! Los “grandes” necesitamos aprender de ustedes los niños, que por tamaño están más cerca de la tierra y la cabeza más lejos de las nubes.


El Comercio, 26 de febrero de 2011

De la editora


En todo hay una excepción. Ernesto Sábato, por ejemplo, no califica para el dicho “quien mucho abarca, poco aprieta”. Porque vaya que este argentino universal ha abarcado bastante y destacado en todo lo que se propuso, y en lo que no. Físico y matemático, dejó las ciencias para abrazar la literatura creando una compleja obra, de profunda preocupación por el hombre y su tiempo. Ensayista, articulista, poeta pensador, investigador del tango, pintor, lúcido político que abandonó la izquierda y apostó por la libertad, defensor de los derechos humanos. Tranquilo en el ámbito familiar y personal, desligado de escándalos y excesos. Un hombre bueno y decente. Esquivo, detrás de sus proverbiales anteojos de lunas negras, con fama de cascarrabias y corrosivo sentido del humor. Este admirable creador y pensador latinoamericano cumple 100 años, el 24 de junio.
Aquí nuestro homenaje a quien nos enseñó que solo “hay una manera de contribuir a la protección de la humanidad, y es no resignarse”.


El dominical, 20 de febrero de 2011

¿Y si nos copiamos de Finlandia?


A fines del siglo XIX el Senado de Finlandia contrató los servicios de un experto en temas forestales para enfrentar la creciente pérdida de sus áreas boscosas. Era un hecho: se estaban quedando sin árboles. Arribó entonces a ese país el renombrado barón Edmund von Berg (1800-1874) para aplicar sus conocimientos. Miró, investigó y con brutal sinceridad alemana concluyó: “Los finlandeses han adquirido una gran habilidad en el arte de destruir los bosques […] viven en el bosque y de los bosques, pero por avaricia y estupidez –como la anciana del cuento de hadas– matan la gallina de los huevos de oro”. Lejos de sentirse maltratadas u ofendidas, las autoridades pusieron manos a la obra y para 1886 promulgaron su primera ley forestal bajo el espíritu que aún se conserva de que “el bosque no deberá destruirse, ni deberá utilizarse de tal modo que se imposibilite su regeneración y renovación”. Hoy, 125 años después, Finlandia es ejemplo mundial de manejo sostenible de sus bosques: no hay árbol talado que no sea reemplazado, se dejan en pie los más antiguos para que en sus vigorosas ramas aniden las especies de aves propias del lugar, otros se dejan pudrir sobre el suelo para enriquecerlo y brindar hábitat a los insectos, musgos y hongos que enriquecen la tierra y sirven de alimento a la fauna de cada zona.
Este 2011, declarado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) Año Internacional de los Bosques, vale la pena recordar la figura de Van Berg: el primer estudioso en señalar los beneficios de los bosques, más allá de la pura producción maderera, y la visión de los finlandeses al aceptar e implementar sus recomendaciones, hasta convertirlos en una de las mayores fuentes de riqueza en un país casi cuatro veces más chico que el Perú. Finlandia colabora grandemente con nuestro país y otros de la región para que logremos replicar los altos niveles de excelencia, eficiencia y rentabilidad en el manejo de este recurso diverso y abundante por estos lares. Nos queda, sin embargo, un enorme trecho que recorrer.
El Perú es en esencia un país forestal. El proverbial mendigo no estaba sentado –como se nos quiere hacer creer– sobre un “banco de oro”, sino sobre un tronco de madera no trabajado. Prácticamente el 70% de nuestro territorio es Amazonía, bosques que albergan una asombrosa variedad de fuentes de finas y cotizadas maderas. Somos el país con el segundo bosque más grande de Sudamérica. ¿Qué somos como industria forestal? Menos que nada. Campean la informalidad, la corrupción, las técnicas obsoletas de manejo, el desorden territorial, las explotaciones mineras y petroleras en zonas donde el aprovechamiento óptimo del recurso madera sería más razonable y rentable, los cocaleros ilegales deforestan miles de hectáreas para sembrar sus arbustos y construir sus contaminantes pozas de maceración, se sustituye la valiosa flora nativa por monocultivo de especies foráneas para la producción de aceites y proyectos de biocombustible, en fin, un zafarrancho.
Aquí un par de perlas. Un paseo por Iquitos nos permite apreciar el desprecio por los árboles: un terreno baldío debe ser deforestado, si tiene cobertura paga multa. En esa misma ciudad, puerta de entrada a bosques con intensa actividad extractiva, no se encontrará un gremio de buenos carpinteros capaz de añadirle valor al árbol caído. Y lo mismo ocurre en otras zonas de nuestra Amazonía. El árbol por poco y es exportado con pajaritos, mariposas y todo. ¿Un ejemplo de Finlandia? La mayoría de troncos se convertirán en cotizados muebles. Los bosques han permitido que ese país desarrolle un diseño de avanzada. Y nosotros por acá con la tara del buen José Carlos Mariátegui “ni calco ni copia”. ¿Qué tal si empezamos a copiar lo bueno?


El Comercio, 19 de febrero de 2011

De la editora




En la primera epístola a los corintios, San Pablo glorifica al amor como la mayor de las virtudes del ser humano. San Pablo describe de modo poético y hermoso qué es la “pequeña cosa loca que llamamos amor”, como cantara allá por los años noventa Freddy Mercury y el grupo Queen. Nos dice el Santo: “El amor es paciente, es servicial; el amor no es envidioso, no hace alarde, no se envanece, no actúa con bajeza, no busca su propio interés, no se irrita, no tiene en cuenta el mal recibido, no se alegra con la injusticia sino que se regocija con la verdad. El amor todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta”. En estos tiempos de afectos pasajeros, de “choque y fuga”, de un camino que se bifurca porque se persiguen intereses materiales o satisfacer repentinos deseos, en una época cuando las parejas, las familias y las amistades se quiebran con más facilidad que una copa de cristal y el sacrificio no se comprende como implícito a cualquier compromiso, el mejor regalo que podemos entregar mañana 14 de febrero, Día del Amor y la Amistad, a este egoísta siglo XXI es asumir como propias las palabras de San Pablo y convertirlas en forma de vida. Otro mundo podremos así construir.



El Dominical, 13 de febrero de 2011

De la editora


Julio Verne (1828-1905), en su novela “París en el siglo XX”, escribió sobre un siglo que apenas atisbó. Dijo: “aunque todo el mundo sabía leer, ya nadie leía”, y “en esa época de negocios el consumo de papel aumentase en proporciones inesperadas […] los bosques ya no servían para calefacción, sino para la impresión”. ¿Vio acaso el futuro? Sus seguidores aseguran que sí, pues anticipó el viaje a la Luna, los rascacielos, el submarino, Internet, los motores de combustión, el fax, la iluminación eléctrica, entre otros inventos y sucesos que se dieron después de su muerte. Para los investigadores, la curiosidad, la creatividad y el estudio de las teorías científicas de su época le permitieron vislumbrar lo que vendría. A Verne hay que leerlo y releerlo, pero su principal enseñanza es que la imaginación, los sueños y la fantasía son la génesis de los grandes cambios.
El Dominical, 06 de febrero de 2011

Mentes sanas para un mañana mejor

“El mayor recurso de un país es el cerebro de sus habitantes, capaz de transformar en riqueza aquello que la naturaleza nos brinda y dar los saltos científicos y tecnológicos que llevan al progreso de la humanidad”. La frase es del amauta Javier Pulgar Vidal (1911-2003) y el lúcido pensador, abogado y geógrafo la repetía incansablemente tratando de llamar la atención sobre la necesidad de cuidar tan valioso e importante recurso natural. Un tesoro de 100 mil millones de neuronas. Su conservación y salud, la nutrición adecuada para su óptima formación durante los fundamentales primeros años –incluso mientras se gesta en el vientre materno– y la estimulación temprana para desarrollar al máximo su potencial, debiera ser el eje del discurso de los y las candidatas presidenciales.
Un país sano, optimista, creativo, emprendedor y capaz de convertirse en parte del Primer Mundo depende de brazos trabajadores y de mentes creadoras y lúcidas de la gente de a pie y de sus autoridades. Si nos preocupa la contaminación de un río, más debieran angustiarnos los estragos causados por las sustancias tóxicas en el cerebro de un niño, una niña o un adolescente (ya sean procedentes de la contaminación ambiental y más de las drogas). Con una generación disminuida por el vicio, debilitada por la dependencia, sin más preocupación que conseguir la próxima dosis, cualquier nación va directo al fracaso.
Cuando el bosque desaparezca y el agua escasee aun más, cuando la economía colapse (una y otra vez por los ciclos del mercado) y las fuentes de energía se agoten, será el cerebro humano el que encontrará las soluciones; así como nos llevó a conquistar el espacio, a transformar el hidrógeno en combustible, a encontrar la cura y las vacunas para erradicar enfermedades que antaño diezmaban poblaciones enteras, y así como conectó el planeta a través de Internet.
Diversas encuestas nacionales muestran que alrededor del 90% de la población rechaza la legalización de las drogas. Seamos sinceros, ¿quién no ha vivido de cerca el drama de un hijo, primo, sobrino o amigo, enfermo de adicción? ¿Quién no ha sufrido por la degradación moral, física e intelectual de un ser querido a consecuencia del vicio? Madres que descuidan y maltratan a sus hijos; empresarios que quiebran por tomar decisiones fuera de sus cabales; adolescentes –hombres y mujeres– capaces de prostituirse por una línea de cocaína; enfermedades mentales latentes gatilladas; talentosos artistas cuya producción decae por la falta de disciplina, de horarios, de orden.
Las drogas ‘recreacionales’, en todas sus variantes (suaves y duras): marihuana, cocaína, pasta, éxtasis, opio, entre otras, son una amenaza para la salud cerebral. Frente a esto surge la pregunta: ¿Cómo asegurar un futuro mejor para el Perú, si las autoridades responsables de tomar las decisiones pueden estar bajo el influjo de sustancias que embotan la razón y distorsionan la percepción?
El ser humano dejó la húmeda oscuridad de la caverna y construyó ciudades. Desarrolló el lenguaje para entenderse con sus semejantes, arte para volcar su mundo interior y observó el entorno hasta comprender que no tenía que pasar la vida errando tras las huellas de los animales salvajes ni recolectando frutos para su subsistencia. Aprendió a cultivar la tierra, domesticó animales, se asentó en un lugar y empezó a construir la civilización. Mientras los monos siguieron en su hábitat, nuestra especie construyó hogares, familias y normas para mejorar la convivencia o al menos tratar de hacerlo. Dejó de lado la superstición y empezó a descifrar el mundo con los ojos de la ciencia. Y todo esto gracias a un cerebro que es único y nos permite reflexionar, hablar y soñar. ¿Qué sería del Perú sin una juventud capaz de soñar con un mañana mejor y tener el vigor y las ganas para conquistar ese sueño? Soñar y no alucinar bajo el influjo de algún estupefaciente, se entiende.
El Comercio, 05 de febrero de 2011

jueves, marzo 03, 2011

El Dominical - Esta semana

Luis Jaime Cisneros (1921-2011) ha dejado un gran vacío en un país que, como el Perú de hoy, carece de intelectuales libres de intereses subalternos y está perdiendo a sus mentes más lúcidas y a sus hombres y mujeres ejemplares. Como bien escribió Aldo Mariátegui, en su columna de “Correo”, estas personalidades no tienen reemplazo. Maestro de maestros, Cisneros ha dejado una viva huella en las más diversas generaciones de sus discípulos; una monumental obra intelectual y una gran labor a favor de la cultura, la promoción de la lectura, el perfeccionamiento del sistema educativo y la forja de una mentalidad crítica y libre, plasmada en su larga trayectoria periodística en diversos medios de comunicación –incluido El Comercio–, y en cuanta tribuna le fuera disponible. El Dominical rinde homenaje con esta edición especial al profesor universitario, lingüista, periodista, investigador y profundo pensador. Hay aquí artículos de su propia pluma y de la de aquellos que estuvieron cerca a él, en diversas etapas de su larga y fructífera vida. “Al maestro, al buen maestro, los alumnos le reconocen autoridad para aconsejar, guiar, encarar y ayudar a resolver situaciones nuevas o molestas”, escribió Luis Jaime. Estas páginas lo reconocen como uno de los mayores maestros del siglo XX, con notable influencia en la primera década del siglo XXI. MMMQ
El Dominical, 30 de enero de 2011

El Dominical - Esta semana

Adiós al maestro. Al cierre de esta edición –jueves 20 de enero– nos llega la triste noticia de la muerte del notable intelectual Luis Jaime Cisneros Vizquerra, maestro de varias generaciones, investigador acucioso y una de las mentes más preclaras de su generación. Desde su muy leída columna “Aula precaria”, en el diario “La República”, batalló hasta sus últimos días por impulsar la lectura en nuestro país y elevar la calidad educativa. “Promover la lectura –escribió hace poco– es hoy una responsabilidad de toda institución, esté o no entregada a la pedagogía. Al Perú no solo le es necesario que no haya analfabetos sino que haya ciudadanos cultos, que hayan hecho de la lectura, en la escuela y fuera de ella, arma de combate contra la negligencia y la ignorancia”. Sobre el rol de las políticas educativas escribió en una de sus últimas columnas: “Si buscamos un país mejor, debemos esperar que la escuela secundaria nos haya despertado conocimientos que constituyan la raíz de una auténtica preocupación peruana. No esperamos que la secundaria nos proporcione soluciones técnicas al respecto. Nos gustaría haber recibido nuestro inmejorable amor, nuestro entusiasmo vital. Nadie debe terminar su secundaria sin haber estado seguro de su vocación de entrega. La escuela debe salvarse de la soledad y romper su incomunicación”. El Perú está de duelo, se ha despedido de un brillante intelectual. Este adiós debe servir para vigorizar sus propuestas, hoy más vigentes que nunca de cara a las próximas elecciones presidenciales. Un país mejor, más desarrollado y solidario pasa por las mejoras educativas y la promoción cultural por las que batalló Cisneros. MMMQ
El Dominical, 23 de enero de 2011

Y los libros nos harán libres…LUIS JAIME CISNEROS (1921-2011)


Leer nos cambia y eso explicaba siempre el doctor Luis Jaime Cisneros (1921-2011), maestro de maestros, de quien hoy se despide el Perú. Lo dijo desde cuanta tribuna tuvo a disposición. “Sociedad que no lee es una masa inerte de huesos a la intemperie. La lectura nos permite robustecer la fe en el hombre”, escribió en su columna semanal Aula Precaria del diario “La República”, donde empezó a colaborar a fines de los años 90. Desde su juventud, y durante largas décadas, este intelectual lúcido, honesto y entrañable fue también asiduo colaborador de El Comercio. Y ya desde la década de los sesenta era evidente su sana obsesión de inocularle a nuestro país una buena y necesaria dosis de “vitamina L” (de lectura). Y es que leer enseña, forma una conciencia crítica, hace pensar, soñar e imaginar y aceptar que existen puntos de vista distintos a los propios y con ello cohesiona y construye: “Si no sabemos nada sobre el lenguaje, no sabremos nada sobre los otros. Y si no sé nada sobre los otros, sabré muy poco de nosotros mismos, que somos el prójimo de todos ellos”, escribió.
Un libro es el pasaporte a una vida mejor, creativa e ilustrada, por eso el maestro Cisneros dedicó sus esfuerzos a promover la lectura, especialmente entre la niñez y juventud: “El libro debe estimular en el niño la capacidad para el asombro, para la sonrisa, para la conmoción interior […] Libros que sirvan para ir creando la certeza de que se es persona”. Y es que un libro puede transformar a un niño o a una niña de modo hermoso e insospechado, al punto de convertirlos –cuando adultos– en protagonistas del cambio de rumbo de la historia, de hazañas del espíritu y de las ciencias.
En 1841 llegó al Perú el joven naturalista e investigador belga, Jean Baptiste Joseph Louis Popelaire, barón de Terloo (1810). Tras una serie de peligrosas peripecias –incluido el naufragio de la nave en que viajaba– cumplió el sueño de recorrer el Perú “país que desde mi niñez deseaba conocer, por los relatos fabulosos de Beauchamps sobre las aventuras de Pizarro y sus compañeros en el vasto imperio de los incas”, escribió en su diario.
Antes ya el barón Alexander von Humboldt (1769-1859) dijo: “En la impaciencia que yo tenía de contemplar el Océano Pacífico desde lo alto de la cadena de los Andes, entraba por algo el interés con que de niño había escuchado el relato de la expedición audaz llevada a cabo por Vasco Núñez de Balboa”. Trataba así el sabio alemán de explicar la infatigable vocación por investigar y viajar que lo llevaron a recorrer medio mundo para, entre otras cosas, estudiar este gran mar sobre el cual hablaban los libros de su infancia. ¿Se hubiera convertido en “el descubridor científico de América” –como lo llamó Simón Bolívar– sin aquellos relatos? Probablemente no. Como quizá la humanidad nunca hubiese pensado en dejar su huella sobre la Luna sin un imaginativo Julio Verne. La ficción inspira y es motor de cambio, de progreso y avance científico.
Estas situaciones ilustran lo que explicaba el maestro Cisneros, siempre preocupado por la calidad educativa y por que los años juveniles no fueran sinónimo de pérdida de rumbo: “Un arma importante que, en manos de los jóvenes, ayuda a ir templando el espíritu es ciertamente la lectura”, escribió. Si algún homenaje queremos rendirle al doctor Cisneros, es empuñar un libro y pasar esa arma de libertad, de mano en mano.


El Comercio, 22 de enero de 2011

El dominical - Esta semana

Pensándolo bien, Lima nunca se fue. Aquí la tenemos y es recién a estas alturas del siglo XXI que se empieza a comprender que simplemente es otra, más diversa, mestiza, emprendedora, cosmopolita, caótica, virreinal, complicada, andina, amazónica. La Lima mazamorrera está aquí, y también la del cuy chactado, la de la cecina con tacacho, la de los pagos a la Pachamama y la danza de tijeras en el Apu San Cristóbal, la de los artesanos selváticos que elaboran collares con escamas de paiche y huayruros, no cerca del río ni embelesados con el exuberante verdor, sino en medio del arenal de la periferia más pobre. Y cómo no la Lima precolombina, la de las huacas y oráculos, la española, virreinal y europea con sus familias italianas, alemanas, suizas, francesas que –pese al paso de las décadas y hasta siglos– mantienen una que otra costumbre de sus ancestros. La Lima de los japoneses, convertidos en destacados empresarios y extraordinarios representantes de la poesía, la intelectualidad y las artes contemporáneas nacionales, basta recordar dos nombres: Watanabe y Tilsa. La urbe china, cuyo linaje ha creado emporios comerciales y abarca distintas áreas del conocimiento y la creación. Unos de aquí otros de allá, todos en un mismo espacio geográfico aportando a la vida nacional. Ciudad de todas las sangres y de todas las lenguas. Nuestra capital es un Perú en chiquito, un pequeño planeta que ha crecido desordenada y caóticamente, en gran parte por la falta de diálogo entre las diferentes cosmovisiones, tradiciones y costumbres que la pueblan pared o estera de por medio. Una urbe que ha empezado a integrarse y a seguir el natural proceso de mestizaje de sus vecinos y vecinas. Lima está aquí y en este 476 aniversario de fundación hispana, una mujer por primera vez en la historia fue elegida para guiarla por los próximos tres años. MMMQ
El Dominical, 16 de enero de 2011

El Dominical - Esta semana

¿Quien puede hablar de Arguedas mejor que él mismo? En este número de El Dominical, reeditamos algunos de los lúcidos artículos que publicó durante los varios años en que colaboró con nuestro suplemento. Una selección de la vigencia del pensamiento arguediano. El 18 de enero –día de Lima– se celebra el centenario de José María Arguedas (1911-2011), antropólogo, musicólogo, pensador y escritor. Pocos han comprendido el Perú mejor que él o vislumbrado con tal certeza lo que le deparaba el futuro a este país de “Todas las Sangres”, que recorren también hoy más que ayer la palpitante Lima del siglo XXI. Este hombre, sensible, brillante y creador fue en cierto modo un profeta pues a mediados del siglo pasado vislumbró claramente lo que hoy vivimos. A medio camino entre el castellano y el quechua, entre sus Andes andahuaylinos natales y la siempre creciente Lima, tuvo la capacidad de verbalizar –en su obra literaria– el sentir y la voz del indígena y del campesino andino, lo mágico de sus costumbres y tradiciones, su sabiduría ancestral y particular cosmovisión. Y lo hizo con amor, pasión, frustración, dolor y con una dulzura que pocos logran convertir en palabra. José María se suicidó en 1969, pero nunca morirá.MMMQ
El Dominical, 09 de enero de 2011

EL Dominical - Esta semana

La obra de J.R.R. Tolkien despierta pasiones profundas –como la de pocos autores–, entre sus detractores y sus millones de seguidores. Alrededor del planeta existen cientos de instituciones dedicadas a investigar y difundir los escritos de este inglés, de origen sudafricano. La fascinación por el creador de mundos fantásticos, de idiomas de duendes y personajes heroicos que combaten el mal, creció tras el estreno de la trilogía fílmica “El señor de los anillos”, hasta convertirlo en un fenómeno de masas. Justamente una de esas películas ostenta el récord de premios de la Academia de Hollywood, de la última década. La cosmovisión tolkieniana es universal y humanizadora, está impregnada de los valores del catolicismo, religión que profesó con devoción y convicción. Su mensaje es atemporal, pues responde a lo que toda persona sueña con ser y alcanzar: la amistad, la templanza del carácter, la valentía, la búsqueda de la aventura, el atreverse a luchar por sus ideales y encontrar su propósito en la vida. Tolkien fue, definitivamente, un crítico del aburguesamiento que corroe el alma, que lleva a la ambición material y convierte al ser humano en una sombra que pasa por la vida tratando de no incomodar y menos incomodarse, en un incapaz moral para revertir el estado errado de las cosas y trabajar por el bien común. MMMQ
EL Dominical, 02 de enero de 2011

Aurelio o la magia de las palabras

“¿Estará reservado a nuestra época –y como un premio no a la conquista militar sino a la ciencia– hallar un tesoro aun más valioso?”, se pregunta Aurelio admirando en el norte la Huaca del Sol. En la Amazonía las orquídeas le “parecen una procesión de mariposas con las alas abiertas. Cada orquídea perdura como para justificar el bello nombre que le dieron los incas: ‘huiña huayna’; es decir siempre joven”, escribe. En los Andes admira el saber ancestral de los campesinos: “Nadie conoce como ellos las grandes voces de la lluvia y el viento, la estrechez de cañadas la fuerza del río y del torrente, el peñol hosco y el collado tranquilo, la esperanza constante y propicia de la tierra, la luz fecunda, jubilosa del sol”.
Aurelio Miró Quesada Sosa (1909-1998) puede ser resumido en una frase: Pasión por el Perú. El recordado codirector de nuestro Diario fue historiador, maestro de varias generaciones, lúcido intelectual, riguroso investigador, sensible poeta y periodista. “La hoja de un periódico –repetía– no está hecha solamente con papel y con tinta. Está hecha, debe estarlo, con alma”. Con alma creó también cada uno de los muchos ensayos y libros que componen su monumental legado.
No podemos iniciar la segunda década del siglo XXI sin mencionar lo que –a entender y sentir de esta columnista– es su obra cumbre: “Costa, Sierra y Montaña” (1938), recientemente reeditada por El Comercio. Leerla es viajar de la mano de un hombre cultísimo. La pluma de Miró Quesada Sosa hechiza, nos remonta hasta los más alejados parajes, invade nuestros sentidos con aromas, la tibieza del sol, los cambiantes colores del paisaje, el misticismo de una tradicional sesión de ayahuasca o el sonido del mar. En Huanchaco escribe: “Los caballitos van cortando el agua. Avanzan con sus líneas de esquife en un impulso fácil y un ritmo de gracia y belleza. De lo lejos vienen olas fuertes, que se rompen y hacen que el agua salte y luzca con el golpe del sol. Bajo la advocación de Xiiang, el sol muchic, rindo así un homenaje a estas razas de bronce, que aún sienten en su sangre las voces eternas del Pacífico”.
De Ica dice: “Bajo el viento fresco de la hora, empiezo a recorrer los caminos. Me complace vagar así, en la tarde, cuando el fuego del sol ya se ha hecho débil y empieza a batirnos una brisa, en que creemos reconocer el dulce aroma de las uvas maduras y los mangos. A derecha e izquierda, se va sucediendo la línea sinuosa de las dunas. Es el elemento más característico del paisaje de Ica. Aquí las dunas son la vida. Sobre el manto de arena resaltan las palmas datileras. Por todas partes, manchas de huarangos, ese árbol tan representativo”.
Sus palabras nos llevan a la selva donde “la naturaleza crea y devora al mismo tiempo. Los árboles luchan unos contra otros. Para cada animal hay uno contrario que lo hiere. Así la selva crea pero también destruye; daña, pero al mismo tiempo repara y robustece. Y junto a las hierbas que envenenan o las plantas que irritan, el instinto del hombre y la experiencia han hallado el bálsamo de copaiba tan preciado, el fino aceite de Andirova, del que ya se decía hace tres siglos que no tiene precio para curar heridas”.
¿Qué mejor lectura para empezar la segunda década del siglo XXI?
El Comercio, 01 de enero de 2011

Susana en la ciudad

Colorín colorado este cuento no ha acabado, dijimos en esta misma columna durante la campaña municipal refiriéndonos a la electa alcaldesa de Lima, Susana Villarán de la Puente, lideresa de Fuerza Social, FS. Hoy vislumbramos un final sin “y… fueron felices y comieron perdices”. En esta historia por poco y el lobo se come a la Caperucita, y ni crean que no seguirá tratando de hacerlo. Un lobo encarnado en esa retahíla de muertos vivientes de la izquierda cavernaria que convocó por exceso de confianza. Como era de preverse, los tales le dieron la espalda y ahora “fiscalizarán la gestión” de quien los llevó a convertirse en regidores, algo que jamás hubieran logrado por sus propios méritos (que por cierto nadie conoce).
Pese a todo, Susana Villarán ha demostrado que su compromiso con Lima está por encima de todo: “Tenemos por principio cumplir lo que hemos prometido: fidelidad al programa y garantizar la gobernabilidad porque es nuestra primera necesidad”, aseguró en entrevista concedida a El Comercio. Y es de creerle, pero la doña no la tendrá fácil: asumirá un cargo que su antecesor –el hoy candidato presidencial Luis Castañeda Lossio– dejó con más de 80% de aprobación (ella cuenta con poco más de 30%) e ingresa debilitada frente a la opinión pública por los dimes y diretes de sus otrora aliados. A esos habría que decirles que aquí estamos los vecinos y las vecinas de Lima –inclusive quienes no votamos por ella– para respaldar también su gestión y ahuyentar a esos lobos que ya empezaron a aullar sin siquiera haberse sentado como regidores.
El final de la primera década del siglo XXI está a la vuelta de la esquina y un signo de los nuevos tiempos ha sido, sin duda, la elección por voto popular de una mujer como alcaldesa de esta tres veces coronada y caótica villa. Hay que reconocer que Susana Villarán es la simpatía hecha persona, el carisma andante, una sonrisa con pies, lo cual contribuyó a que triunfara frente a Lourdes Flores Nano, una política fogueada y de impecable trayectoria. Votos más votos menos, lo cierto es que Lima terminó confiando en ellas más que en los “ellos” candidatos. Punto, sanseacabó, retuérzanse los machistas. Y si de ideologías se trata, las elecciones distritales demostraron la vocación centrista y de centroderecha de esta ciudad mazamorrera: el Partido Popular Cristiano, PPC (la derecha tradicional), se la llevó facilito en una buena cantidad de distritos y cuenta con 13 regidores electos para la alcaldía metropolitana. Villarán ha dicho: “El apretón de manos con Lourdes Flores significó que ambas queremos lo mejor para la ciudad. Ya la campaña quedó atrás y lo que importa es la gobernabilidad”. Bien por ambas, una extraordinaria nuestra de convivencia democrática, y suerte para quienes habitamos en esta metrópoli inmensa y complicada que tuvo dos alcaldes hasta 1839. Recordemos –como escribió nuestro director Francisco Miró Quesada Rada– que Lima “fue una diarquía [dos en el gobierno], una organización idéntica a la ateniense que contaba con dos arcontes y a la romana, con dos cónsules […] Nicolás de Ribera ‘El Viejo’, designado alcalde de Lima por Francisco Pizarro, compartió sus funciones con Juan Tello”.
De alguna manera estas dos mujeres, sin querer queriendo, terminarán gobernando juntas la ciudad. La una por elección, la otra vía los regidores de su partido comprometidos a contribuir con “la de la chalina verde”, para resolver asuntos medulares: inseguridad, caos del transporte, contaminación, mala zonificación, desorden territorial, vulnerabilidad de áreas arqueológicas y otras zonas monumentales y ecológicas, amén de lo que afecta directamente a millares de familias limeñas: insalubridad, desnutrición, carencia de agua y desagüe, entre otros. No nos queda más que desearle lo mejor a la alcaldesa electa y reconocer la estatura moral de Lourdes Flores al dejar de lado las discrepancias ideológicas y concentrarse en las coincidencias para sacar adelante la capital del Perú. Diríase que este entendimiento es un bonito regalo de Papá Noel, así que…¡Feliz Navidad!
El Comercio, 25 de diciembre de 2010