"La desinformación es un arma con la que juegan los políticos", afirmó el notable pensador y politólogo florentino Giovanni Sartori (1924-1917), algo que en la práctica solo es posible con el favor de las grandes corporaciones mediáticas, asociadas en gremios impulsores de la globalización a imagen y semejanza de sus intereses.
En días recientes una base aérea Siria fue bombardeada por Estados Unidos, hoy al mando del presidente republicano Donald Trump. La decisión se dio tras el ataque químico a la población civil siria,por sus propias autoridades. “Hacia la Tercera Guerra Mundial” fue la consigna de los medios contrarios a Trump, “olvidando” que Siria fue el séptimo bombardeado por el demócrata Barack Obama, Premio Nobel de la Paz y antecesor de Trump.
En enero ùltimo, Medea Benjamin, co-fundadora del grupo pacifista CodePink, informó que solo en 2016 Washington, con Obama a la cabeza, lanzó 26.171, es decir: 3 bombas por hora, durante las 24 horas del día, durante 12 meses. El artículo de Benjamin fue publicado en el diario británico The Guardian, sin mayor repercusión. Ver: (https://www.theguardian.com/commentisfree/2017/jan/09/america-dropped-26171-bombs-2016-obama-legacy)
A los pocos días de que Trump juramentase como el presidente No.45 de los Estados Unidos, la Sociedad Interamericana de Prensa, SIP, (exclusivo clan de propietarios de medios) lo “encaró” vía comunicado. La SIP rechazó "las acusaciones en espiral ascendente del gobierno de Donald Trump contra los medios de comunicación", porque puedan terminar “en acciones restrictivas concretas" contra de la libertad de prensa. No hay indicios de que eso suceda, pero no toleran a un presidente que no les teme y desmiente sus noticias falsas (fake news).
Para las corporaciones mediáticas “libertad de prensa” es mentir a sabiendas, censurar y coordinar campañas de difamación, insulto y demolición contra quienes se niegan a seguir sus agendas políticas o van contra sus intereses cada vez más desalineados de los de la población. Desacreditar a las autoridades que sentencian en su contra les permite impunidad; deslegitimar a quien ha sido elegido por voto popular es la receta para perpetuar su supra poder, opaco, mendaz y protector de la corrupción de cuello blanco.
Claudio Paolillo, ex presidente de la Comisión de Libertad de Prensa, de la SIP, defiende el derecho de los “corruptos” a dirigir medios. Lo dijo al oponerse a un proyecto, que siguiendo la ley del sistema financiero, proponía que los condenados por corrupción contra el Estado no ocuparan cargos directivos en medios. En declaraciones sobre el tema, Paolillo reprueba que el Perú pueda convertirse en una ‘excepción’ global al impedir que los condenados delitos de corrupción contra el Estado no pudieran ocupar altos cargos en los medios.
Dicho esto, definitivamente la muerte de Giovanni Sartori no podía tener más espacio ni análisis en la gran prensa autoproclamada guardiana del sistema democrático, porque si bien Sartori fue el mayor teórico de la democracia fue, también, duro critico de la manipulación mediática, como Trump, salvando las distancias intelectuales claro.
Martha Meier M.Q.
Expreso, 15 de abril de 2017