SÁBADO 05 de marzo DEL 2016
“Mire, yo he estado siempre contra las dictaduras”, dijo Mario Vargas Llosa en entrevista difundida por América TV, el mismo canal que en 1990 fue rentado por un grupo de empresariod para apoyar su fracasada candidatura.
“Jamás he sido entusiasta de ninguna dictadura. Siempre he sido adversario resuelto, clarísimo de todas las dictaduras…”, insistió con cinismo. El escribidor ha borrado de su memoria su apego a la revolución cubana; su apoyo al asesino en serie Fidel Castro, mientras se abría camino fusilando inocentes.
La cercanía vargasllosiana con la dictadura fidelista duró más de dos décadas, hasta entrados los años 70. En sus memorias cuenta que veía a Castro como un romántico guerrillero. En 1971, César Hildebrandt entrevistó a Vargas Llosa, a raíz del apresamiento del poeta Heberto Padilla. En esa entrevista, publicada en Caretas deja clara su cercanía con Castro y el gran combo rojo.
Más de una década después de que los barbudos se apropiaran de los destinos de Cuba y lanzaran a sus opositores a las mazmorras -cuando no al paredón-, Vargas Llosa dijo: “…siempre he admirado en la Revolución Cubana: [por] haber mostrado que la justicia social era posible sin despreciar la dignidad de los individuos, sin dictadura policial o estética” (en ese tiempo, el escribidor era ensalzado, premiado y editado por el régimen castrista).
Le dijo, también, a Hildebrandt que “Cuba y el propio Fidel han sabido rectificar los errores cometidos, que son inevitables en toda revolución”. Sí “errores” llamaba a los asesinatos de inocentes cubanos y afirmaba que la Revolución Cubana era atacada “desde una perspectiva imperialista y reaccionaria”, [que había logrado] “realizaciones formidables para el pueblo de Cuba […] llevadas a cabo en condiciones verdaderamente heroicas, que he podido verificar personalmente en repetidos viajes a la isla […] sólo el socialismo puede asentar las bases de una verdadera justicia social, dar a expresiones como “libertad de opinión”, “libertad de creación”, su verdadero sentido”. Y sigue, “…con todos sus errores, la Revolución Cubana es, hoy mismo, una sociedad más justa que cualquier otra sociedad latinoamericana y defenderla contra sus enemigos es para mí un deber más apremiante que honroso”.
Con tamaño bagaje antidemocrático, tuvo el cuajo de decir en las ondas de América TV que la elección de Keiko Fujimori sería la continuación de la peor, cruel y más sangrienta dictadura de la historia peruana. Vargas Llosa cree que la mentira de su ficción crea la verdad. ¡Bah!