Durante la campaña electoral el hoy presidente Pedro Pablo Kuczynski, PPK, prometió que su gobierno sería de tolerancia cero con la corrupción. Lo que no queda muy claro es a la corrupción de quiénes se refería.
Si PPK tuviese una verdadera inclinación por limpiar al Perú de la deshonestidad, podría invalidar los contratos con las empresas brasileñas y sus socios locales, que sobrevaluaron obras, sobornaron a altos representantes del Estado y hasta lavaron activos. Recordemos que el periodista Gustavo Gorriti denunció que, en 2007, el Consorxio IIRSA Norte trianguló cerca de once millones de dólares, desviándolos a cuentas en Barbados.
Mencionar claúsulas especiales y eventuales penalidades contra nuestro país como excusa para que la corruptela brasileña no pierda millones mal habidos demuestra vocación “cero” para adecentar al Perú, y en cierto modo una poco saludable complicidad con toda esa podredumbre.
No le falta razón al congresista Manuel Dammert del Frente Amplio-FA, cuando escribe: “Odebrecht anuncia que venderá su parte accionaria (en el Gasoducto Sur Peruano). La empresa que va a comprarla dice que aceptará la cláusula anticorrupción. Pero no es suficiente, porque el tema fundamental es que el contrato ya partía de la corrupción: el contrato ya estaba recortado”. Así las cosas, PPK bien podría ir encendiendo su trituradora de documentos, para destruir ese y otros contratos.
El daño moral causado al país por una costra empresarial extranjera -en alianza con malos hijos del Perú- no debe esconderse bajo la alfombra; tampoco callar los nombres de periodistas, líderes de opinión y hasta accionistas y directivos de medios que han sido salpicados pore se barro y bailaron al ritmo de samba.
Es vergonzoso que el Ministerio Público haya suscrito un acuerdo “preliminar” con Odebrecht mediante el cual esa compañía desembolsará unos nueve millones de dólares como compensación por sus ilícitos; y que encima se aplauda que la constructora se haya “comprometido” a entregar toda la documentación sobre su entramado mafioso. ¿Dónde estamos? ¿Por qué un trato tan especial al maleante de cuello y corbata? ¿Qué mensaje se le está dando a la población?
Como presidente el señor Kuczynski demuestra que sigue siendo un extraordinario lobista, pero incapaz de calcular las externalidades derivadas de no arrancar de raíz lo podrido. PPK no puede ni debe defender los contratos que como bien dice el congresista Dammert, nacen de la corrupción, y el Ministerio Público debe tener el coraje de caerle con todo a las mafias de toda calaña.
Martha Meier M.Q.
Expreso, 07 de enero de 2017
Si PPK tuviese una verdadera inclinación por limpiar al Perú de la deshonestidad, podría invalidar los contratos con las empresas brasileñas y sus socios locales, que sobrevaluaron obras, sobornaron a altos representantes del Estado y hasta lavaron activos. Recordemos que el periodista Gustavo Gorriti denunció que, en 2007, el Consorxio IIRSA Norte trianguló cerca de once millones de dólares, desviándolos a cuentas en Barbados.
Mencionar claúsulas especiales y eventuales penalidades contra nuestro país como excusa para que la corruptela brasileña no pierda millones mal habidos demuestra vocación “cero” para adecentar al Perú, y en cierto modo una poco saludable complicidad con toda esa podredumbre.
No le falta razón al congresista Manuel Dammert del Frente Amplio-FA, cuando escribe: “Odebrecht anuncia que venderá su parte accionaria (en el Gasoducto Sur Peruano). La empresa que va a comprarla dice que aceptará la cláusula anticorrupción. Pero no es suficiente, porque el tema fundamental es que el contrato ya partía de la corrupción: el contrato ya estaba recortado”. Así las cosas, PPK bien podría ir encendiendo su trituradora de documentos, para destruir ese y otros contratos.
El daño moral causado al país por una costra empresarial extranjera -en alianza con malos hijos del Perú- no debe esconderse bajo la alfombra; tampoco callar los nombres de periodistas, líderes de opinión y hasta accionistas y directivos de medios que han sido salpicados pore se barro y bailaron al ritmo de samba.
Es vergonzoso que el Ministerio Público haya suscrito un acuerdo “preliminar” con Odebrecht mediante el cual esa compañía desembolsará unos nueve millones de dólares como compensación por sus ilícitos; y que encima se aplauda que la constructora se haya “comprometido” a entregar toda la documentación sobre su entramado mafioso. ¿Dónde estamos? ¿Por qué un trato tan especial al maleante de cuello y corbata? ¿Qué mensaje se le está dando a la población?
Como presidente el señor Kuczynski demuestra que sigue siendo un extraordinario lobista, pero incapaz de calcular las externalidades derivadas de no arrancar de raíz lo podrido. PPK no puede ni debe defender los contratos que como bien dice el congresista Dammert, nacen de la corrupción, y el Ministerio Público debe tener el coraje de caerle con todo a las mafias de toda calaña.
Martha Meier M.Q.
Expreso, 07 de enero de 2017