Centenares de indígenas amazónicos son parte de la dinámica limeña.
Dejan atrás sus comunidades, sus sabores y territorios ancestrales en busca de
oportunidades que les son negadas desde la propia Lima, centro medular de la
ceguera política que nos mal gobierna a todos.
Nuestra urbe, con sus alucinaciones de cosmopolita, es residencia de una
buena cantidad de indígenas, algunos organizados en asociaciones estudiantiles
amazónicas y comunidades indígenas urbanas. Un ejemplo de esto último son los
shipibos de Cantagallo, en el Rímac, a poca distancia de Palacio de Gobierno.
Hay nativos amazónicos asentados también en Ventanilla y Santa Eulalia. Triste
debe ser mirar los cerros pelados y el cielo sin nubes, recordando el sonido de
la lluvia sobre el suelo de hojas.
Ahora bien, seamos sinceros: la vida aquí es insufrible, fea y dura. Lo
es inclusive para una buena parte de nosotros los nativos de esta desordenada,
contaminada y gris selva de concreto. Si un limeño se siente agredido por la
violencia, los ruidos, la suciedad y la contaminación de su propia ciudad,
¿cómo padecerá quien nació bajo una cúpula verde, oyendo el canto de las aves y
el rumor del río traído por el viento?
La migración de indígenas amazónicos hacia Lima y su residencia en ella
ha sido escasamente estudiada. En octubre del año pasado se presentó el libro
"Diagnóstico situacional de pueblos indígenas amazónicos en Lima
Metropolitana", un importante estudio financiado por la Unión Europea.
¿Por qué dejar atrás a sus familias, su cálido clima y sus territorios? El
estudio detectó razones principales: la búsqueda de oportunidades y el acceso a
niveles de educación inexistentes en sus comunidades.
Hace prácticamente 15 años, 14 familias del grupo étnico shipibo-konibo
(distribuido a lo largo del Ucayali, en la selva norte) se establecieron en
Lima con la ilusión de prosperar en la ya mencionada zona de Cantagallo, en el
Rímac.
Con el correr del tiempo el lugar se convirtió en el punto de llegada
para otros shipibos, se formó la Asociación de Viviendas Shipibos en Lima
(Avshil). La zona se divide en tres niveles: cerca de 80 familias ocupan el
segundo y más de 200 socios se asientan en el tercero. Su principal actividad
es la artesanía y la pintura de diseños kené (originalmente realizada por
mujeres, declarada Patrimonio Cultural Inmaterial del Perú por la Unesco en el
2008). Pero las cosas no son fáciles para ellos ni el resto de indígenas
amazónicos urbanos.
Una de las principales barreras que enfrentan es la del lenguaje. Si
bien muchos terminaron la secundaria completa en sus comunidades, debemos tomar
en cuenta que si en la capital la calidad educativa es paupérrima, lo es más en
medio de la selva. Y no solo eso, acceder a los servicios del Estado pasa por
entender unas palabras y un "idioma burocrático" bastante complejo
para cualquiera.
Los indígenas amazónicos están desprotegidos, menos reconocidos y
huérfanos de territorio propio, en Lima, que en sus olvidadas comunidades.
Esta ciudad es esencialmente discriminadora, así los vecinos consideran
"diferentes" a los amazónicos y los miran hacia abajo, como si no
todos fuésemos hijos de esta misma patria ingrata.
Shipibo-Konibo
Mundos y cosmovisión
- Según el libro "El ojo verde. Cosmovisiones amazónicas", los
cuatro mundos shipibo-konibo son: el de las aguas o jenenete; nuestro mundo o
non netees, habitado por hombres, animales y plantas; el amarillo o
panshinnete, de los pecados y espíritus malos; y el mundo del padre sol o jakon
nete.
Asociación de artesanos
Asentados en Lima
- A principios del siglo XXI llegaron a Lima familias de shipibos para
una feria en Las Malvinas de Cantagallo y crearon la Asociación de Artesanos
Shipibos Residentes en Lima (Ashirel). Kené es un diseño que plasma -en
diversos soportes- la cosmovisión del
El congresista otrora oficialista Jorge Rimarachín lanzó una frase para
tentar al diablo: "Ollanta no tiene 'runtus' para cerrar el
Congreso". Esa es palabra quechua para lo que ponen las gallinas, demás
aves y también el ornitorrinco: es decir huevos. Esto mientras se debatía, por
segunda vez, el voto de confianza al Gabinete encabezado por la abogada Ana
Jara.
Fue una inaceptable falta de respeto a la figura del presidente y una
bromita peligrosa. ¿Rimarachín quiere otro "disolver"? El
representante de Cajamarca no es consciente de que hoy, como ayer, la clausura
del Congreso sería vitoreada. El Legislativo -con sus 'come-oros', 'robacables'
y 'mamarrachines' (o sea él) y varios otros prescindibles representantes- tiene
una aprobación de apenas 13%.
Las calidades humanas, éticas y profesionales de la doctora Jara no
lograron convencer a la oposición y el debate se aplazó para la próxima semana.
Hasta ahora ha imperado el diálogo de sordos, la obstinación de una
descompuesta mayoría por imponerse y la negativa del partido de gobierno de
escuchar a quienes representan a quienes votaron por otros. Ha sido un disparo
a los pies de la gobernabilidad en un escenario de frenazo económico (apenas
0,3% de crecimiento en junio).
La oposición, sin duda, aprovecha para pasarle la factura al Gobierno
por un "paquetazo reactivador" enviado al Congreso para aprobación
cuando el Legislativo estaba en receso (el pase lo dio la Comisión Permanente
del Congreso, sin mediar debate).
De hecho la oposición tiene exigencias: la salida del ministro de
Energía y Minas, Eleodoro Mayorga; la modificación de la norma que obliga a los
trabajadores independientes a aportar a las AFP y la solución a la huelga
médica que ya lleva más de 100 días (o lo que es lo mismo, que la ministra De
Habich se vaya a su casa).
Fuerza Popular, el partido de Keiko Fujimori, ha sido enfático al pedir
que se revierta la postulación de Diego García Sayán a la Secretaría General de
la OEA. Ayer Juan José Díaz Dios (FP) volvió a pedirlo. Recordemos que García
Sayán como ministro de Justicia, 2001, favoreció a más de 60 terroristas;
flexibilizó la legislación antiterrorista y llevó a que el país indemnizara a
miembros de Sendero Luminoso y el MRTA.
Además de los 'runtus' de Rimarachín, sobraron las frases huecas e
inoportunas. Cecilia Tait dijo que el Gabinete es impuesto por "la
Confiep, de los empresarios, de las personas prestigiosas". Mientras la ex
funcionaria aprista Rosa Mavila se despachó un saludo por los cincuenta años
del Instituto de Estudios Peruanos (IEP).
Quien se coronó fue la presidente del Congreso, Ana María Solórzano: en
medio del conteo de votos para el aplazamiento, saludó a uno de sus colegas que
estaba de cumpleaños.
Entonces recordamos al periodista y poeta vanguardista argentino
Oliverio Girondo (1891-1967) y sus versos: "/.../La baba
hedionda,/cáustica;/la negra baba/rancia/que babea [...]por sus jorobas llenas
de intereses compuestos,/de cciones usurarias;/.../La baba tartamuda,/.../que
pervierte el aire,/...de idiotez,/de ceguera,/de mezquindad,/.../".
¡Grande es la poesía!
Martha Meier M.Q.
Editora Central
El Comercio, 27 de agosto de 2014