SÁBADO 04 de junio DEL 2016
El periodismo de investigación está perdiendo el norte. Antes solían contrastarse las fuentes documentales rigurosamente, se buscaban testigos cuyo dicho podía corroborarse con hechos y se buscaban documentos o informantes que revelaran nuevas y certeras ‘pistas’.
Hoy simplemente se lanza como verdad la palabra de cualquier ilustre desconocido, sin contar con pruebas documentales ni contrastar su dicho con otras fuentes. Se recurre al chisme, a la compra de material incierto y al intercambio de información con firmas privadas de espionaje.
En 2012 Wikileaks puso en la mira a una de estas: Stratfor, una empresa privada de inteligencia y espionaje, que opera desde 1996, con base en Texas. Julian Assange divulgó millones de correos de Stratfor, más de 18 mil de ellos referidos al Perú, a la pareja presidencial Humala y al supuesto interés de grupos rusos en hacerse de Pluspetrol y Hunt Oil Perú (vale recordar los estrechos vínculos del candidato Kuczynski con el señor Hunt).
Un informe de María Elena Castillo Hijar y Miguel Hidalgo Bustamante, publicado por La República, sacó a luz que Stratfor monitoreaba al Perú. ¿Quién los contrató y por qué?
En febrero de 2012, Assange se reunió con periodistas de diversos medios en Londres para denunciar el oscuro modo de operar de Stratfor. Sostuvo que esa firma sobornaba y blanqueaba dinero para obtener la información requerida por sus clientes (entre los que se cuentan empresas y gobiernos). La BBC calificó a Stratfor como una “CIA en las sombras”. Y Richard Weitz, director de análisis político-militar del reputado Instituto Hudson, sostiene que Stratfor es “una empresa privada” y que por ello “no tienen que justificar de dónde viene el dinero ni quién los comisiona ni para qué”.
Quizá el periodista colombiano Gerardo Reyes, de Univisión, podría dar más luces sobre esta firma. Reyes puso en pantalla al “piloto” Jesús Vásquez que “dijo que había un audio en el que Joaquín Ramírez le dijo que Keiko…”. Con ese solo dicho se intentó involucrar a la candidata de Fuerza Popular (K) con el narcotráfico, algo que la DEA desmintió prontamente. Prontamente, también, Clara E. Ospina, colega y compatriota de Reyes, lanzó la misma especie en América Televisión, sin presentar el hasta hoy inexistente audio. El entuerto le sirvió a Kuczynski para endilgarle a Keiko eso del “narco-estado”.
Reyes, con su Pulitzer colectivo y todo, ha sabido intercambiar información con Reva Bhalla, de Stratfor, como lo muestra uno de los correos filtrados por Wikileaks en 2012. ¿Alguien contrató a Stratfor para esta campaña?