Usar el libertarismo en defensa de la “libertad de expresión” lleva a defender lo indefendible. Tan peligrosa confusión ideológica ha quedado clara con las declaraciones del heredero de “Caretas”, Marco Zileri, al diario “La República”; al afirmar que las columnas de La China Tudela (Rafo León) “son, son, son insultantes…sí la China Tudela es racista”. Lamentamos una aceptación de esa calibre del director de cualquier publicación al confirmarse que se brinda plataforma para promover el racismo y su defensa.
En 1976, el libertario estadounidense Walter Block publicó el libro “Defendiendo lo indefendible, en el que cierra filas a favor de conductas y oficios indeseables, calificando de “héroes económicos” a: explotadores de mujeres, chantajistas, traficantes de drogas, usureros y policías corruptos, invocando el “principio de no agresión del libertarismo”. Parecido es defender a quien promueve el racismo, misoginia y clasismo en nombre de la “libertad de expresión”. El periodismo tóxico, irresponsable e insultante es suicida y lleva a la pérdida de credibilidad y respeto a los medios y a la profesión.
La semana pasada, en Bogotá se reunió el Tercer Congreso de Editores de Medios Europa y América Latina Caribe (Celac-UE); participaron más de 50 editores para debatir sobre los problemas actuales del periodismo y la sociedad.
Un intento bonita manera de zafar de las propias culpas por las que el periodismo agoniza, como si los medios tradicionales no se hubiesen alejados de la verdad, del debate alturado y de contribuir al progreso de la sociedad.
Pocas instituciones generan más desconfianza que la gran prensa consorciada, y no, no es culpa del presidente estadounidense Donald Trump como quisieron auto-convencerse en Bogotá, es más, la victoria de Trump supuso la derrota de esa prensa mendaz.
“Es una auténtica tragedia que las mentiras pasen y sean movilizadas y las personas terminen asumiendo como verdad algo que no lo es”, dijo el periodista polaco Maciej Stasinski, de la Gazeta Wyborcza, como si las mentiras no fueran impulsadas por los mismos medios vía noticias sesgadas y “opiniones” de gestores de intereses y representantes de o engés con agendas alejadas de las urgencias de cada país.
El señor Zileri cree que las críticas contra las “opiniones” racistas de La China Tudela (Rafo Léon) amenazan la libertad de expresión”, y no veneno para la sociedad. Cuando el libertarismo se confunde con la libertad pasan también cosas peores: Block, por ejemplo, defiende los “contratos (voluntarios) de esclavitud”.