lunes, diciembre 21, 2009

Dama de la selva

“La vida en sí es el más maravilloso cuento de hadas”, dijo alguna vez Hans Christian Andersen, uno de los más famosos escritores del reino de Dinamarca. Y un cuento de hadas ha sido para muchos —incluida quien escribe estas líneas— estar en Copenhague mientras que por las mismas calles andaban algunos de los seres humanos más notables de nuestro tiempo. Personajes como el arzobispo anglicano Desmond Tutu, pacifista antiapartheid, Nobel de la Paz 1984, o la bióloga, veterinaria, política y ecologista keniana, Dra. Wangari Mathaai, Nobel de la Paz 2004, que ha contribuido como pocas al desarrollo sostenible. Y otros muchos dedicados a construir un mundo mejor. No podía faltar la doctora Jane Goodall., quien desde los años sesenta del siglo pasado vive en las junglas de Tanzania, tratando de salvar de la extinción a los chimpancés y al bosque tropical. “Mi vida es una historia hermosa, feliz y llena de incidentes”, escribió también Andersen. Y un feliz incidente fue escuchar en vivo a esta gran dama de los chimpancés.

Aprender a compartir
“Los bosques brindan a los seres humanos importantes servicios ambientales —dijo con voz pausada en una importante reunión con lo más notable del empresariado y de la política verde— pero no son solo nuestros. Debemos aprender a compartirlos con la diversidad de especies que dependen de ellos para sobrevivir. No podemos seguir tomando decisiones egoístas que afectarán negativamente a las generaciones futuras”. Goodall llegó en los años 60 a Gombe invitada por el científico Louis Leakey, su mentor, para estudiar a los chimpancés, hoy es la máxima autoridad en estos primates. Por entonces la selva se extendía hasta donde alcanzaba la mirada y más allá. “En los ochenta —comenta— empezó un proceso de deforestación que amenazó la supervivencia de la especie”.

Actuar para salvar
La deforestación avanzaba a ritmo acelerado avasallando el hábitat de los chimpancés. “Empecé a trabajar con la comunidad, con las mujeres, consiguiendo microcréditos, desarrollando las competencias y capacidades de las personas para que fueran aliadas de la conservación y recuperación del bosque. Hoy extensas zonas han sido reforestadas y sirven como amortiguamiento de la reserva. La comunidad trabaja por el bosque para tener una buena calidad de vida, agua y alimentos”, y cuenta tamaña hazaña como quien comenta que puso a hervir agua para el té. Es la humildad que da la grandeza. “Pero nada ganamos si no educamos a las nuevas generaciones para relacionarse armoniosamente con la naturaleza”, afirma.
Ejemplar
En la reunión sobre la Reducción de Emisiones por Deforestación y Degradación (REDD), mencionó los avances que permiten las nuevas tecnologías. Ella ya usa las aplicaciones de Google Maps y Google Mobile para armar una base de datos e involucrar a las comunidades en el monitoreo. No es mujer de estadísticas ni de frías cifras. “Hay que alcanzar los corazones. Más vale un millón de corazones que un millón de dólares” ha dicho y explica los efectos del cambio climático con lo que ha visto: “en Panamá los indígenas Kuna Yala han vivido por centurias en una pequeña isla. Ahora están planeando evacuarla, algunos ya se marcharon porque el mar la está cubriendo”.
Pero no solo habla de problemas. A la revista “Newsweek” le dijo “Las cosas pueden funcionar. Hace mucho en Costa Rica, el gobierno empezó a pagar a los agricultores para que no cortaran los árboles. En las ciudades las personas estuvieron de acuerdo con un impuesto para garantizar el agua y aire limpios. Hay muchas formas de lograrlo”. Una de las formas —dice— es modificar nuestra dieta y apoyar la agricultura orgánica. La gran revolución del siglo XXI. “¿Saben que la ganadería genera más gases de efecto invernadero que todos los automóviles del planeta?”, dice. Y salimos convencidas, como escribió H.C. Andersen, de que “Solamente vivir no es suficiente. Uno debe tener sol, libertad y una pequeña flor”.
El dominical, 20 de diciembre de 2009

Nada parecido a lo esperado

Quizá fue el frío. Mientras los máximos líderes discutían —efectivamente discutían, no dialogaban— sobre las medidas para contrarrestar el calentamiento global, en la capital del reino de Dinamarca nevaba y la temperatura era de 4 grados bajo cero.
Quizá la XV Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Clima, COP-15, hubiera tenido otros resultados de haber sido su escenario Maldivas, país en el Océano Índico compuesto por un millar de islas que está siendo devorado por el mar. O en las inundadas costas de Bangladesh donde miles de personas han sido desplazadas por los ciclones. De repente en el Perú, nomás, a los pies del Pastoruri, allí donde antes podía esquiarse en una nieve que se derritió para no volver.
En Copenhague ha quedado demostrado cuán lejos están los líderes políticos de los pueblos a los que representan.
La gente de a pie, llegada de diversas partes del mundo, invocaba en las calles para que se llegase a un acuerdo justo, coherente y vinculante. Eso no se logró y podríamos decir que ni siquiera se intentó (salvo los países europeos).
Las posiciones de Estados Unidos, China y la India estaban cerradas y eran antagónicas. Pero algo se notó aquí, en el mundo la fuerza de las voces está empezando a cambiar.
Países a los que antes no se les prestaba atención cuentan hoy con un creciente liderazgo. Tal es el caso de la coalición africana, por citar un ejemplo. Un grupo de países emergentes, subdesarrollados y pobres, pero con un mensaje claro y conciso sobre la cuestión ambiental que, a partir de hoy, cuenta con el respaldo de millones de personas justamente de los países industrializados que, sin duda, le pasarán la factura a sus políticos por no volver a casa con el tan esperado tratado bajo el brazo.
El divorcio entre el discurso y la acción ha quedado también evidenciado, especialmente en el caso del presidente Barack Obama. Como evidenciada la sincera vocación y compromiso de la Unión Europea y de Gran Bretaña para lograr avances significativos. Hasta el último momento los europeos batallaron por un acuerdo vinculante y obligatorio. Y culminada la cumbre, pasada la una de la mañana, sus voceros dieron cara a la prensa y dejaron en claro que sus compromisos son vinculantes para todos los estados miembros y que en ellos no hay retrocesos.
Esta vez no se ha logrado lo esperado, pero esto no es el fin del mundo. Un mal acuerdo es mejor que ninguno, aunque Anne Jellema, de la ONG Actionaid, está convencida de que “ningún acuerdo hubiese sido mejor que el mal acuerdo adoptado aquí”.
Como fuere, el proceso sigue, los compromisos del Protocolo de Kioto están vigentes hasta el 2012 y sus mecanismos estructurales y de financiamiento no tienen fecha de caducidad.
México será sede de la próxima conferencia a mediados del 2010 y allí se espera que se ponga sobre la mesa una oferta más seria.
De esa oferta depende demostrarle a los “antisistema” que sí se puede, que el capitalismo está en capacidad de ofrecer las soluciones que plantea el cambio climático. Los únicos contentos con todo esto son justamente los “antisistema”.
Evo Morales, presidente de Bolivia, dijo sonriente: “El problema del clima se terminará cuando se acabe el capitalismo”. Y Hugo Chávez, mirando a los líderes del mundo libre, espetó: “Esto huele a azufre”. ¿Sería su propio perfume?

El Comercio, 19 de diciembre de 2009

Sin compromiso con el planeta

Hay voluntad para detener aumento de temperatura y crear fondo de ayuda. Sin embargo, no hubo acuerdo en limitar las emisiones por país

COPENHAGUE. La XV Conferencia de las Naciones Unidas sobre Clima, COP-15, terminó en un acuerdo de mínimos después de 12 días de beligerancia más que de negociación entre las partes. Estados Unidos mantuvo su postura cerrada igual que China. Al cierre de esta edición se ha llegado a acuerdos consensuados por Estados Unidos, China, India, Sudáfrica y la UE como la voluntad de mantener el alza de temperatura en 2 °C y crear un fondo de 100 mil millones de dólares en el largo plazo para ayudar a financiar la lucha contra el cambio climático en los países en desarrollo.
El resto de países votará sobre el texto en la plenaria de cierre que se desarrollará en las próximas horas.
En la reunión quedaron pendientes, hasta febrero del 2010, las metas de recortes de emisiones por cada país.
Las negociaciones de Copenhague se proponían lograr un nuevo acuerdo de reducción de emisiones de CO2, por encima de los compromisos del Protocolo de Kioto, en el que no están incluidos ni EE.UU. ni China, los dos más grandes emisores de gases de efecto invernadero. El presidente Barack Obama llegó para coincidir con la propuesta de su negociador Todd Stern, ya ratificada por su secretaria de Estado, Hillary Clinton, es decir, ninguna reducción de emisiones más allá del 4%, en el 2020 respecto a 1990.
Apenas transcurrida la mañana de ayer, sobre el mediodía, empezó a quedar claro que Copenhague desembocaría en un magro resultado. A esa hora Luiz Inácio Lula da Silva, frente al plenario, utilizó la palabra “frustración” para referirse al proceso y deseó “un milagro” para que en la tarde se resolvieran los entrampamientos de las negociaciones. El presidente de Brasil reiteró los compromisos de su país (casi 40% menos emisiones en el 2020 respecto a la tendencia actual) y fue más lejos: “Si es necesario haremos más sacrificios. Brasil está dispuesto a transferir dinero a otros países que lo necesiten”, ofreció intentando dar la pauta a otros países emergentes reacios a colaborar con un fondo internacional para el cambio climático. “Lo que no aceptaremos —añadió— es firmar un documento que no valga la pena”.
Enseguida le tocó el turno al más esperado de los 120 jefes de Estado que llegaron a Copenhague: el presidente de EE.UU. Barack Obama, como estaba previsto, no anunció recortes de emisiones más ambiciosos, pero tampoco llenó el vacío dejado la víspera por Hilary Clinton en cuanto a financiación para el cambio climático: “Nos comprometeremos en el esfuerzo mundial para movilizar 100 mil millones de dólares a partir del 2020 si y solo si este esfuerzo forma parte de un acuerdo más amplio”, subrayó Obama sin especificar qué proporción de ese dinero aportaría EE.UU.
El acuerdo más amplio que pretende Washington debería incluir acciones de mitigación de emisiones de parte de los países emergentes, así como la posibilidad de supervisarlas: “Debemos tener un mecanismo que nos permita comprobar que se está cumpliendo con los compromisos y debemos intercambiar esta información de manera transparente”, reiteró Obama, quien antes de su intervención había sostenido ya un encuentro bilateral infructuoso sobre el tema con el primer ministro Wen Jiabao. China, amparándose en el texto de la Convención de la ONU para el Clima y la Hoja de Ruta de Bali, se mantuvo opuesta a aceptar la auditoría internacional de sus políticas verdes.
Hugo Chávez, pasadas las 2 de la tarde, le puso una nota extra de suspenso a la parte visible de la jornada: advirtió que ni Venezuela ni los demás países del ALBA firmarían un acuerdo elaborado entre una “élite de países” a espaldas de “los pueblos democráticos del mundo”. El presidente de Venezuela se refería al texto que la presidencia danesa y unos 25 jefes de Estado representativos de los países y bloques claves en las negociaciones (EE.UU., UE, China, África, Estados Insulares, Brasil, México) trataban de concertar desde la noche del jueves para que Copenhague por lo menos arrojase un acuerdo político mínimo.
“El peor acuerdo”Ese fue el calificativo que le dio al acuerdo de ayer el delegado de Sudán, Lumumba di Aping, cuyo país preside el grupo G77, que reúne a 130 países en vías de desarrollo.
El Comercio, 19 de diciembre de 2009

Qué se acordó y qué falta definir tras Copenhague

1 Se acordó una visión a largo plazo sobre el aumento de la temperaturaLas partes acordaron desplegar esfuerzos para detener el alza de temperatura en + 2 °C en las próximas décadas. Este es el umbral establecido por el grueso de la comunidad científica para evitar los impactos más catastróficos del cambio climático. En la práctica, con las metas de recortes de emisiones que los países desarrollados pusieron sobre la mesa, el planeta se encamina a un alza de temperatura de 3 °C. No se fijó el año en que las emisiones de CO2 deberían alcanzar un pico para luego descender.
2 No se pusieron límites a emisiones de los países ricosEl acuerdo no contiene los compromisos de recortes de emisiones de gases de efecto invernadero de los países industrializados. Estas naciones obtuvieron un plazo suplementario, hasta el 1 de febrero del 2010, para fijarlos y evadieron comprometerse a una reducción conjunta de entre 25% y 40% hasta el 2020 respecto de 1990. Los países que ratificaron el Protocolo de Kioto acordaron inscribir sus metas en una segunda fase. Esta decisión es una de las pocas victorias de los países en desarrollo que se opusieron a la desaparición del Protocolo de Kioto.
3 Se controlarán las acciones de mitigaciónTodas las naciones, salvo los países menos desarrollados, emprenderán acciones para mitigar sus emisiones de CO2. Estos esfuerzos deberán ser comunicados a la Organización de las Naciones Unidas cada dos años. No ha quedado establecido de qué manera se llevará a cabo la auditoría internacional de estos planes nacionales. Como quedó el texto, por ahora solo las acciones de mitigación desplegadas con apoyo financiero de la comunidad internacional serán sometidas a controles estrictos por un organismo de la ONU.
4 Crearán un fondo para financiar las necesidades de adaptaciónLos países ricos han acordado en Copenhague crear un fondo dotado de US$30 mil millones para atender desde el próximo año y hasta el 2012 inclusive las necesidades más urgentes de adaptación al cambio climático y acciones de mitigación de emisiones. No se tratará de fondos reorientados sino de dinero fresco. Los recursos se destinarán con urgencia a los países menos desarrollados de África y a los estados insulares que son víctimas del aumento del nivel de los océanos.
5 Darán US$100 mil millones al año desde el 2020 Los países industrializados se comprometieron a movilizar anualmente US$100 mil millones a partir del 2020 para financiar en el largo plazo la adaptación y mitigación en los países en desarrollo. Estos fondos serán una combinación de dineros privados y públicos. El monto no responde a las expectativas de los países pobres. De acuerdo a cálculos del Banco Mundial, las necesidades financieras para enfrentar el calentamiento global en el sur por lo menos duplican el monto acordado en Copenhague.
6 Se reducirán las emisiones causadas por la deforestaciónSe creará un mecanismo para reducir las emisiones provenientes de la deforestación, una buena noticia para el Perú por contar con un vasto territorio amazónico. En un primer período (2010-2015) el dinero para ayudar a los países en desarrollo a mantener los bosques tropicales en pie provendrá del fondo de urgencia arriba mencionado. En el acuerdo no se incluyen detalles sobre los derechos de los indígenas que habitan las selvas ni sobre medidas destinadas a salvaguardar los bosques naturales frente a los bosques plantados.
El Comercio, 19 de diciembre de 2009

Gases del efecto invernadero

Son aquellos gases que tienen por denominador común la propiedad de absorber el calor (radiación infrarroja térmica) que emite la Tierra.
Estos son el vapor de agua, el dióxido de carbono (CO2), el metano, el óxido de nitrógeno, el ozono y los clorofluorocarbonos, presentes en refrigerantes y aerosoles.

El Comercio, 19 de diciembre de 2009

Las cifras

6.800 millones de toneladas de emisiones produce China cada año, lo que significa 5,5 toneladas per cápita.
6.400 millones de toneladas de emisiones produce Estados Unidos; es el segundo país más contaminante del mundo.
100 mil millones de dólares es el monto ofrecido por Estados Unidos para responder a la crisis ambiental.
5.030 millones de toneladas de gases genera la industria de los países de la Unión Europea.
89% del PBI mundial representan los países que participan en la cumbre de Copenhague.
230 jóvenes fueron detenidos durante las protestas en los exteriores del centro de convenciones donde se realiza la reunión de presidentes de los países inscritos.

El Comercio, 19 de diciembre de 2009

Hubo violentas protestas y unos 200 detenidos en Copenhague

COPENHAGUE. Hoy la Cumbre de las Naciones Unidas sobre Clima (COP-15) entra en una fase decisiva de negociaciones. Antes de finalizar la semana, se espera la presencia de 118 jefes de Estado para cerrar un acuerdo. Mientras los presidentes de la mayoría de los países de la COP-15 empiezan a arribar a Copenhague, 516 organizaciones de 67 países realizan el Klimaforum 2009, “la cumbre de la gente”.
Fue inaugurada por la periodista y autora canadiense Naomi Klein, conocida líder antiglobalización, quien afirmó: “El Bella Center (donde se desarrolla la cita oficial) es el caso más grande de desastre del capitalismo. El trato que se necesita ni siquiera está sobre la mesa”.
El sábado, decenas de miles de ciudadanos se congregaron frente a la sede del Parlamento danés y marcharon a lo largo de seis kilómetros hacia el Bella Center. En la concentración se escucharon las voces de la modelo y fotógrafa danesa, de sangre peruana, Helena Christensen, quien narró: “Los campesinos de los Andes peruanos me contaron los problemas que padecen porque el clima ha cambiado mucho. No saben la razón de ese cambio generado por otros países”. Presente en la jornada estuvo también la Dra. Vandana Shiva, científica de la India y principal vocera del movimiento ambientalista de su país. El Klimaforum continuará hasta el cierre de la COP-15 con actividades para “despertar a los gobiernos dormidos”, según expresan.
Se calcula que 100.000 se unieron a la movilización del sábado que contó con la participación de personalidades de la talla del sacerdote y pacifista sudafricano Desmond Tutu, Nobel de la Paz 1984. Los manifestantes exigieron un acuerdo vinculante y obligatorio de recorte de emisiones de gases de efecto invernadero. La marcha terminó con cerca de mil detenidos ya liberados, de los cuales solo tres han sido puestos a disposición judicial por haber agredido a los policías.
El domingo se registraron más de 200 detenciones, pues un grupo pretendió bloquear el puerto. Hace un mes el Parlamento danés aprobó un paquete especial de leyes ante las probables protestas durante la reunión de las Naciones Unidas que busca un pacto internacional contra el cambio climático.
El domingo, el Klimaforum 2009 tuvo como conferencista a la keniata Wangari Maathai, Nobel de la Paz en 2004, una de las voces más influyentes del ambientalismo mundial y líder de la coalición africana. Mohamed Nasheed, presidente de Maldivas, un país compuesto por islas en el océano Índico con 80% de su territorio a menos de un metro de altura sobre el nivel del mar, informó que primero asistirá a esta reunión paralela y luego a la COP-15. Maldivas está desapareciendo por el incremento en el nivel de los océanos derivado del calentamiento global.

PRECISIONES
COP-15 es la décima quinta Conferencia de las Partes (sus siglas en inglés).
Es la más alta instancia de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático, uno de los documentos emanados de la recordada Cumbre de la Tierra o Eco-92 (Río de Janeiro, 1992) que entró en vigor el 21 de marzo de 1994, en 192 países, y que reconoce que el clima es un recurso compartido.
Las partes se reúnen anualmente y este año coincide con la quinta reunión de las partes del Protocolo de Kioto (vigente en 189 países), cuyo primer período de compromisos culmina el 2012.
En Copenhague se busca que los compromisos de Kioto sigan siendo vinculantes y obligatorios, después de ese año.

ENFOQUE
Macondo a la danesa
Mariposas amarillas en Copenhague y estaríamos en una dimensión real maravillosa. Los negociadores parecen enemigos y no socios climáticos. Todd Stern, negociador de Obama, dijo: “No veo por qué ni un dólar de los contribuyentes norteamericanos deba ayudar a China”. China, que invierte billones en el mundo, es cabeza del G-77, el grupo de países subdesarrollados.
Mientras tanto, las prostitutas de Copenhague (trabajadoras sexuales en idioma políticamente correcto) protestan por la campaña Sé Sostenible No Compres Sexo, de la alcaldesa Ritt Bjerregaard, ofreciendo sexo gratis a los delegados.
Y por CNN se vio al presidente Obama recibiendo el Nobel de la Paz, en Oslo, y dando un discurso pro guerra. Fidel Castro resucitó para gritarle “hipócrita” y desapareció caribeñamente. Desde 60 países llegaron activistas para el Klimaforum 2009 y dicen que la cumbre oficial “no vale”.
¿Y la COP-15? Solo pueden tener cuatro finales. Ningún acuerdo; un acuerdo político no vinculante ni obligatorio; el esperado Protocolo de Copenhague que sustituya al de Kioto con puntos nuevos; o finalmente dos protocolos, un Kioto enmendado y un acuerdo vinculante y obligatorio de recorte de emisiones.
El Comercio, 14 de diciembre de 2009

viernes, diciembre 18, 2009

El danés que salvará al mundo

ENTREVISTA. BJØRN LOMBORG

Es una de las principales figuras en la discusión ambientalista y se encuentra en Copenhague, donde sostiene que no se puede insistir en algo que ya fracasó

COPENHAGUE. Bjørn Lomborg nació en 1965. Es un científico político, profesor y autor, es una importante figura en la discusión ambientalista. La revista “Time” lo catalogó como una de las 100 personas más influyentes del mundo, y “Esquire”, uno de los 75 intelectuales más influyentes del siglo 21. En la capital danesa El Comercio conversó en exclusiva con él, quien compartió su manera de afrontar el grave problema climático.
El diario británico “The Guardian” dice que usted es “una de las 50 personas que puede salvar el planeta”. ¿Cuál es la receta?
Simple, utilizar el dinero eficientemente desde un enfoque económico. Hoy reintentan enfrentar el calentamiento global con un plan que ya falló. Y es que es muy caro migrar hacia otras fuentes energéticas y recortar las emisiones de CO2. Con muy buena voluntad se subsidia la ineficiencia. Es fundamental también priorizar nuestros problemas.

Usted es autor de “El ambien-talista escéptico” y “Enfríalo”, ¿acepta que el calentamiento global ha sido generado por la actividad humana?
Sí, claro. La ciencia lo demuestra, y también lo que observamos. Yo cuestiono cómo se aborda el tema. Tomemos, por ejemplo, la malaria

Cuya expansión se vincula al cambio climático…
Sí, pero se crea una distorsión. Cuando se habla de combatir el calentamiento global se proyectan 20, 50 hasta a 100 años. El dinero a futuro reducirá la malaria apenas 3% para el 2100. Un dólar servirá para ayudar a una persona, pero si ese dólar lo usáramos ahora, se ayudaría a muchos. Un dólar invertido hoy es 78 veces más eficiente. Las poblaciones más vulnerables deben ser apoyadas ahora, no mañana.

Allí aparece lo de priorizar los problemas…
El principal problema que enfrentamos actualmente es la malnutrición por falta de micronutrientes, como el hierro, el zinc, la vitamina A, entre otros. Esta carencia también afecta a los más pobres del Perú. Sucede que esto podría erradicarse del mundo con apenas 300 millones de dólares anuales, una cifra mínima comparada con los miles de millones que se requieren para mitigación y adaptación al cambio climático. ¿Qué logramos? Seres humanos más fuertes y una elevación del cociente intelectual por lo menos en medio punto. Personas más sanas e inteligentes para lidiar con lo que pueda venir. Pero no, nada de eso se hace, y al menos 3 mil millones de seres humanos están en esa situación. Con un plan así podríamos salvar la vida de millones de seres cada año que fallecen por la incapacidad de que los recursos sean adecuadamente enfocados.

¿Cómo fue su proceso intelectual para llegar a esto?
Fue pura casualidad. Estudié Ciencias Políticas en la Universidad de Aarhus, y soy profesor adjunto en la Escuela de Negocios de Copenhague, donde enseño Estadística. Siempre he sido cercano al ecologismo. Un día leí un libro del economista estadounidense Julian L. Simon. Decía que el ambiente estaba mejorando, que había más alimento disponible, que las personas vivían más, había menos mortalidad infantil y que las naciones industrializadas limpiaban su contaminación. Pensé que sería entretenido refutar estos planteamientos con mis alumnos. Pero en nuestro intento solo encontrábamos más datos que reforzaban su teoría. Fue entonces que empecé a ver las cosas desde otros ángulos, desde todos sus ángulos.

¿Trabaja con un grupo?
Sí, con economistas extraordinarios, un “think tank”, reflexionamos, investigamos y detectamos qué funciona mejor para cada caso. Las soluciones de todos los problemas —incluido el calentamiento global— pueden cuantificarse y encontrar cómo financiarlas. La supuesta solución contenida en el tratado climático —como la última alternativa— no ha funcionado a lo largo de 18 años. ¿Por qué funcionaría ahora?

¿Qué piensa de una reunión como la COP-15?
Es importante que los problemas globales se traten así. El error es insistir en lo que ya fracasó. Todo el dinero del que se habla no evitará que la temperatura siga subiendo. La lucha contra el calentamiento —según hemos calculado— requiere la inversión del 0,2 del PBI mundial para investigar y desarrollar ecotecnología y ponerla al alcance de la gente.

¿Cree que se logrará un acuerdo?
Me parece que saldrán con una serie de pequeños acuerdos políticos de una y otra cosa. Donde sí ha habido interesantes avances es en el tema de los bosques. Estas negociaciones seguirán.
¿Entrampadas por su propio desfase?Así es; ese no es el camino por eso les es tan difícil adoptar acuerdos. Si uno fuera con una propuesta tan simple como la que te he mencionado, otra sería la historia.
¿Por qué los políticos no toman propuestas como la suya?
El político vive de la promesa, no de la solución. Prioriza lo que tiene mejores relaciones públicas y las imágenes más estremecedoras. Quien grita y asusta más logra que se fijen en él. Si Al Gore hubiese hecho un documental sobre la desnutrición, seguramente tendríamos una cita tan grande como esta. Si no aceptamos que los problemas tienen más de una forma de erradicarlos, seremos la generación que perdió.

LA FICHA
Nombre: Bjørn Lomborg.Profesión: Científico político, profesor y escritor.Edad: 44 años.Cargo: Profesor de la Escuela de Negocios de Copenhague.Publicaciones: “El ambientalista escéptico”, “Enfríalo”.Reconocimientos: Elegido por la revista “Time” como una de las 100 personas más influyentes del mundo. La revista “Esquire” lo incluyó en la lista de los 75 intelectuales más influyentes del siglo XXI.
El Comercio, 18 de diciembre de 2009

miércoles, diciembre 16, 2009

Un 'Terminator' en la COP-15

COPENHAGUE. El gobernador de California, Arnold Schwarzenegger, es una de las celebridades llegadas a la capital danesa para participar en la COP-15.
El ex “Terminator” instó a los líderes de los países a trabajar de cerca con sus estados, gobiernos locales y universidades, y afirmó que conservación y progreso no son opuestos. Hace tres años se comprometió a reducir las emisiones californianas en 30% para el 2020.
Por su parte, Al Gore está pesimista por los escasos avances y planteó una cumbre climática para el 2010. Para Ban Ki-moon, secretario general de la ONU, no hay tiempo para culparse los unos a los otros —en alusión al entrampamiento de China con EE.UU.— y que más bien es tiempo de “mirarse en el espejo”. Mientras tanto, Obama, Sarkozy, Angela Merkel y Gordon Brown mantuvieron ayer una videoconferencia de 50 minutos de coordinación sobre puntos en negociación para su encuentro en esta ciudad.
El asunto está complicado y las próximas 48 horas serán cruciales para saber si algo bueno saldrá de la COP-15 o si fue tiempo perdido.
El Comercio, 16 de diciembre de 2009

Cuando la verdad quema

Un documental cambió para siempre la historia, despertó de su letargo a la gente lanzándola sin piedad a los brazos del drama del calentamiento global. Hasta entonces “eso” era apenas un tema más de múltiples reuniones políticas y diplomáticas.
Por su gran culpa
Que 192 países se reúnan en Copenhague para negociar un nuevo tratado climático, que sea parte de la conversación de los ciudadanos de a pie y noticia comentada en todos los medios, es culpa, grandísima culpa, de un solo hombre. ¿Su nombre? Albert Gore Jr. (1948), a la sazón periodista especializado en temas ambientales, político, ex vicepresidente de la administración Clinton, casi presidente de Estados Unidos —si no hubiese sido víctima de las elecciones reconocidamente más controvertidas del siglo XX, en ese país—, ganador de un Óscar y Premio Nobel de la Paz. Gore apareció en el 2006 con “Una verdad incómoda” y de la noche a la mañana el tema del cambio climático pasó a formar parte de nuestras vidas. Con ese documental logró que los ciudadanos tomaran conciencia sobre un tema que venía discutiéndose desde 1992, en foros y reuniones a los que nadie prestaba atención.

Mr. Ozono
George W. Bush, el presidente petrolero que no podía ver televisión y comer galletas al mismo tiempo porque se atoraba, se burlaba de Al Gore —su contrincante en las únicas elecciones norteamericanas definidas por la Corte Suprema— llamándolo “Míster Ozono”, por su preocupación ambiental. Pero Gore no es un advenedizo en el tema ni un oportunista. Su preocupación por la cuestión “verde” es de larga data. Primero como periodista de investigación en un diario de Tennessee y luego como joven representante demócrata (1977-1985) que alcanzaría un asiento en el Senado (1985-1993). Gore inició su carrera política a los 28 años de edad preocupado ya por estos asuntos. Poco se dice, por ejemplo, que en 1981 ya se había preocupado de organizar una audiencia sobre el cambio climático en el Capitolio. Un cuarto de siglo después “Una verdad incómoda” caló en la conciencia pública de una manera en que quizá jamás habría conseguido como político.

Clima de terror
El documental, visto en salas de cine y circuitos alternativos a lo largo y ancho del planeta, fue aplaudido por la prensa especializada en el Festival de Cannes. Y es que de alguna manera es una pieza maestra por su sencillez y su capacidad de estremecer a los espectadores. Para muchos el documental es una película de terror con Gore dictando una conferencia y revelando datos sobre el incremento de la temperatura global, sus efectos y la preocupante concentración de dióxido de carbono (CO2), uno de los gases de efecto invernadero (GEI), en la atmósfera. Explica cómo retroceden los glaciares, se eleva el nivel de los mares y empiezan a proliferar las enfermedades tropicales y cómo todo esto está afectando a los más pobres de las naciones más pobres. Ninguna novedad que no hubiese sido tratada antes en los medios.

Un solo camino
Y llegó él, con su claridad y su convicción para que con una sola película generara un movimiento planetario contra el cambio climático. Y el tema no estuvo más en la sombra y por estos días tiene contra la espada y la pared a los líderes que negocian un nuevo tratado climático en Copenhague. “La juventud ya no confía en sus políticos y autoridades —dijo una de las representantes de la Unión Europea en la COP-15—, salir sin las bases para un buen acuerdo es algo que no podemos permitirnos, el costo político sería muy alto”. Otra sería la historia si Gore no nos hubiera contado “Una verdad incómoda”, la más incómoda que tienen que soportar los representantes de los países industrializados, sus corporaciones y lobbistas.
Difícil lidiar con una población consciente. Y todo gracias a “Míster Ozono”, quien ya está diciendo lo suyo en torno a la reunión que termina el 18 de diciembre. La verdad, para algunos, es una incómoda piedra en el zapato.
El Dominical, 13 de diciembre de 2009

De ECO 92 a la COP - 15

La Cumbre de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP-15), que empezó el lunes 6 en Copenhague, Dinamarca, es considerada una de las reuniones internacionales más importantes desde la Segunda Guerra Mundial. Aquí se tratará de sentar las bases para un tratado climático que suceda al Protocolo de Kioto, que culmina en el 2012. El ex vicepresidente de Estados Unidos Al Gore dijo estar seguro de que las 192 naciones llegarán a un acuerdo político que permitirá contar con un tratado a mediados del próximo año. Pero la semilla de la COP-15 se remonta a 1992, cuando en Río de Janeiro los líderes planetarios suscribieron la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC).
1995: La ONU lidera negociaciones para un tratado climático vinculante.
1997: 11 de diciembre. Se acepta el Protocolo de Kioto.
1998: 11 de noviembre. Bill Clinton firma simbólicamente el protocolo pese a que el Congreso estadounidense lo había rechazado por 95 votos contra 0.
2001: En marzo, George W. Bush retira a Estados Unidos del protocolo.
2005: 16 de febrero. El Protocolo de Kioto entra en vigor para 130 países, gracias al empuje de la Unión Europea.
2006: En enero, en Sundance, Al Gore presenta “Una verdad incómoda”, su mensaje da la vuelta al mundo.
2007: IPCC lanza su cuarto reporte concluyendo la vinculación humana con el calentamiento global.
2008: Se advierte que una concentración mayor a 350 ppm (partes por millón) de CO2 en la atmósfera alterará drásticamente la vida sobre la Tierra.
2009: Concentraciones atmosféricas globales alcanzan las 387 ppm.
2009: 6 al 18 de diciembre. 192 países se reúnen en Copenhague para negociar un tratado que suceda al Protocolo de Kioto. Buscan evitar que la temperatura se siga elevando por las emisiones de CO2 procedentes de la quema de combustibles fósiles. También brindar cooperación técnica para que las naciones en desarrollo se adapten a los efectos del cambio climático.
El Dominical, 13 de diciembre de 2009

domingo, diciembre 13, 2009

El clima que nubla nuestros ojos

El calentamiento global es un grave problema ambiental que puede llevar al colapso a ecosistemas enteros, a una masiva desaparición de especies y obligar a millones de seres humanos a abandonar sus pueblos inhabitables, convirtiéndolos en refugiados climáticos.
Pero todo eso puede ocurrir aunque solucionemos el problema climático mientras que nuestra relación con la naturaleza no cambie y no comprendamos —o nos resistamos a hacerlo— que la degradación del planeta no puede continuar.
Con la atención centrada en la Convención de las Naciones Unidas sobre el Clima (COP 15), corremos el riesgo de no mirar los otros retos.
El amplio e intrincado abanico de problemas nacionales no se solucionará aunque en Copenhague ocurra un milagro guadalupano y se cierre el tratado que extienda los compromisos del Protocolo de Kioto.
Veamos. Sabemos que más del 70% del oxígeno del aire que respiramos resulta de la fotosíntesis de las algas y del fitoplancton de los mares. ¿Qué hacemos? Además de sobreexplotar el recurso alga, nuestro mar de Grau ha sido severamente contaminado con todo tipo de residuos: desagües domésticos, industriales, agrícolas, toneladas de desechos sólidos vertidos.
El Ferrol, en Chimbote, Áncash, es hoy básicamente una bahía muerta, asfixiada por los desechos del boom harinero de pescado.
A paso de procesión le sigue la hermosa Paracas, una de las zonas de afloramiento de plancton más importantes del planeta, convertida en parque industrial y petroquímico. Ningún tratado climático corregirá la distorsionada visión que tienen nuestras autoridades sobre el progreso ni la avidez de algunos por ganancias al más corto plazo.
No erradicarán los relaves mineros ni la contaminación de nuestras fuentes de agua dulce (ríos y lagos) con metales pesados de la actividad minera.
¿Qué tratado modificará la mentalidad rapaz con la que —literalmente— se “explotan” nuestros recursos naturales?
Pase lo que pase, La Oroya seguirá luciendo su triste corona de ser uno de los diez puntos más contaminados del planeta; las poblaciones indígenas tendrán que alzar la voz para que se les reconozcan derechos sobre sus territorios milenarios. ¿Y cuál es el tratado que frenará a los transgénicos que se nos quiere imponer a la fuerza?
Las gigantescas corporaciones no cesarán en su intento de introducir sus semillas genéticamente modificadas y patentadas. Transgénicos que —como menciona Michael Pollan en su “Botánica del deseo”— están protegidos incluso como pesticidas, porque producen sus propios venenos contra las plagas.
No olvidemos, además, la basura formando montañas y rodeando infancias, ni a las personas que viven en condiciones inhumanas sin acceso a los servicios básicos. Inequidad, desigualdad. Ciudades mal planificadas que no permiten el sano intercambio vecinal. Corrupción en todos los ámbitos que debilita las instituciones democráticas y les resta credibilidad, que hunde en el pesimismo a los ciudadanos y lleva del “sí se puede”, al “ya qué importa”.
Lo que salga de Copenhague no es la solución, es apenas un paso en el camino por hacer de nuestro mundo un lugar mejor y más sano para todos y todas.
El Comercio, 12 de diciembre de 2009

viernes, diciembre 11, 2009

Una sombra de corrupción se cierne sobre Copenhague

La policía denunció fraude de más de US$7 mil millones en mercado de bonos de carbono

COPENHAGUE. Como un baldazo de agua fría cayó la denuncia de la Policía Europea (Europol) sobre el fraude en el mercado de carbono, un mecanismo económico derivado del Protocolo de Kioto con el que la gran mayoría de países está de acuerdo.
La Europol denunció un fraude de unos 5 mil millones de euros (más de US$7.300 millones) en el mercado del carbono (Régimen de Comercio de Derechos de Emisión). Las empresas que requieren aumentar o mantener sus emisiones por encima de los límites establecidos pueden comprar bonos (créditos) de carbono a quienes emitan menos de la cuota asignada.
La legislación tributaria de la Comunidad Europea exime del pago del Impuesto a las Ventas a las transacciones intracomunitarias, pero si hay una reventa se aplica el impuesto correspondiente. Así, una compañía intermediaria puede quedarse con el monto del impuesto cobrado a sus clientes al revenderles el producto. En algunos países el 90% de las operaciones eran fraudulentas. El mercado de carbono de la UE es de unos 90.000 millones de euros anuales.
EE.UU. VERSUS CHINA
De otro lado, Todd Stern, representante del presidente de EE.UU., Barack Obama, recalentó los ya caldeados ánimos de la cumbre al asegurar que su país no firmará ningún acuerdo de reducción de emisiones que no incluya un compromiso vinculante de China.
Indicó que China era un gran emisor, muy por encima de EE.UU. Adelantó que Obama no llevará ningún compromiso mayor al ya anunciado recorte de 4% de las emisiones en el 2020 respecto a los niveles de 1990.
EL OPTIMISMO DE GORE
Al Gore, ex vicepresidente de EE.UU. y el hombre que más ha hecho por elevar la conciencia mundial sobre el cambio climático, se reunió el lunes en consulta con el presidente Obama.
A través de CNN, Gore dijo sentirse optimista y estar seguro de que los líderes mundiales llegarán a un acuerdo político que permita contar con un tratado post-Kioto el próximo año. Consideró que no había que distraerse con el “Climagate”, pues bastaba mirar alrededor para ver la devastación causada por el clima. No dio mayor importancia a la filtración a la prensa del supuesto borrador de acuerdo final y refirió que cosas como esas ocurrirían a lo largo de la cumbre.
EL DATO
Bono de carbonoEs un mecanismo de incentivos económicos para que las empresas privadas contribuyan a la reducción de emisiones contaminantes al medio ambiente.
El Comercio, 11 de diciembre de 2009

miércoles, diciembre 09, 2009

Los países en vías de desarrollo calientan el discurso en Copenhague

El escándalo de los e-mails robados aún ronda pasillos de la cumbre. África exige un total compromiso de los países industrializados

COPENHAGUE. Tras el “climagate” —el robo de correos electrónicos a científicos británicos que supuestamente exageraban los efectos del cambio climático—, la Cumbre de las Naciones Unidas sobre el Clima (COP-15) culminó su segundo día de negociaciones en la capital danesa.
La cita ya calienta con los países en vías de desarrollo exigiendo a las naciones desarrolladas más compromiso en sus recortes de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y un reconocimiento de su responsabilidad moral y económica en el cambio climático.
Los 130 países más pobres del planeta (G77) están dispuestos a patear el tablero si las naciones industrializadas no ponen sobre la mesa una cifra razonable para mitigar los impactos del calentamiento global. Pero no hay una única voz. La coalición africana, por ejemplo, exige 150 mil millones de euros anuales para mitigación, en un escenario donde se habla de llegar a los 100 mil millones de euros, progresivamente recién en el 2020.
Y un nuevo nubarrón enturbia la cita: la filtración de un borrador de documento final que daría demasiado poder a las naciones industrializadas en la toma de decisiones y manejo del dinero.
EL “AFFAIRE” DE LOS E-MAILS
En torno al “climagate” —y sin responsables detectados—, diversos expertos y personalidades, incluido el presidente del Panel Intergubernamental de Cambio Climático de la ONU (IPCC), Rajendra Pachauri, defienden enfáticamente la solidez de los datos científicos que confirman el calentamiento global.
Ya en la inauguración de la cumbre, Pachauri manifestó que miles de estudios científicos sustentan el cambio climático y criticó duramente a quienes “recurren a acciones ilegales” (como la interceptación y robo de correos electrónicos) para descontextualizarlos y desacreditar las investigaciones.
Los “negacionistas” (o escépticos) y lobbistas están aprovechando el “climagate” para echar sombras a la reunión, pero recibieron un fuerte golpe. La Organización Meteorológica Mundial (OMM) reveló nuevas cifras sobre la temperatura mundial: el 2009 será el quinto año más cálido desde que comenzaron las mediciones, en 1850.
El avance del informe presentado en la COP-15 revela que la década 2000-2009 es la más cálida jamás registrada y se estima que vivimos el período más caliente de los últimos 2.000 años. Esta data preliminar resulta de la información recogida en los 189 países que integran la OMM, analizados por tres institutos de EE.UU. (entre los que figura la NASA) y dos británicos (uno de ellos con sede en la Universidad de East Anglia, la que sufrió el ataque de los piratas cibernéticos que desató el “climagate”).
Para los representantes de los países que ya sufren estragos: inundaciones, tifones, retroceso de glaciares, aumento del nivel del mar, expansión de los desiertos, no hay quien contradiga que el cambio climático es un hecho que afecta sus vidas.
El Comercio, 09 de diciembre de 2009

martes, diciembre 08, 2009

El Perú en los tiempos de Copenhague

Tiene propuestas claras y ejemplos de éxito económico conservando el bosque

COPENHAGUE. Ayer, bajo las sombras del “climagate”, arrancó la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP-15), en la que el Perú tiene mucho que aportar como uno de los países de mayor diversidad biológica y climática de la Tierra. Alberga entre el 82% y 84% de toda la riqueza biológica mundial y 28 de los 32 climas existentes. Nuestro país es uno de los menores emisores de gases de efecto invernadero (GEI), señalados como responsables del calentamiento global (apenas 0,4% de las emisiones anuales de GEI), pero justamente su diversidad ecológica lo convierte en uno de los países más vulnerables a este fenómeno.
En Lima, el ministro del Ambiente, Antonio Brack, pareció bastante convencido de comprometerse a reducir la tala ilegal a cero. ¿Peca de optimismo? No. Brack tiene razones para afirmar que esto puede lograrse y generar beneficios económicos. Desarrollo sostenible puro y duro, en bien del país y de sus futuras generaciones.
Como lo informó el biólogo José Álvarez Alonso (en la última edición del suplemento El Dominical), recientemente fue reconocida el Área de Conservación Regional Comunal (ACRC) Tamshiyacu-Tahuayo.
Primero lo hizo el Gobierno Regional de Loreto y luego el Consejo de Ministros. La experiencia “ha erradicado la tala ilegal y ha recuperado la fauna silvestre” y “en el XIII Congreso Forestal Mundial (Argentina), los logros del Tahuayo se presentaron como uno de los cuatro modelos exitosos de manejo forestal comunitario del planeta”, explicó Álvarez Alonso. Atrás va quedando la dicotomía entre promoción de la inversión y protección de la biodiversidad, entre generación de riqueza y conservación.
EL DATO
Parte de la propuesta
Crear un impuesto de US$ 0,05 por la venta de cada barril de petróleo o gas y con esos fondos financiar proyectos de reforestación y conservación de bosques.
El Comercio, 08 de diciembre de 2009

lunes, diciembre 07, 2009

Copenhague: los conspiradores y los e-mails robados

COPENHAGUE. Como anillo al dedo les ha caído a los “negacionistas” (o escépticos), el robo de una serie de investigaciones y correos electrónicos de uno de los centros más confiables y reputados de estudios climáticos.
Copiosa e importante información fue usurpada de los archivos electrónicos de la inglesa Universidad de East Anglia. La seguridad de los servidores fue violada por piratas cibernéticos. Pero allí no quedó la cosa. Tal material informativo y de intercambio de opiniones entre expertos fue alterado y sus frases sacadas de contexto.
Los científicos afirman que es un claro intento de disturbar las cruciales negociaciones que empiezan mañana [hoy lunes].
El material ha sido difundido vía blogs que capitalizan el asunto para afirmar que es un fraude esto de que el calentamiento global esté vinculado con la quema de combustible fósil —petróleo carbón— y otros gases de efecto invernadero (GEI), emitidos por ciertas actividades humanas. Tan simple como eso.
Y todo esto, nada más y nada menos, en el pórtico de la Cumbre de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP 15).
La edición dominical del diario “The Independent” —que ha dedicado su portada y un reportaje especial al cambio climático— habla ya de las “conspiraciones de Copenhague” y el término de “climagate” circula para referirse al suceso.
Todas las sospechas recaen en piratas cibernéticos rusos, pues se ha logrado detectar el uso de una computadora de ese país para tal sustracción.
“Esto no ha sido un trabajo de novatos”, dijo el profesor Jean-Pascal van Ypersele, vicedirector del Panel Intergubenamental de Cambio Climático (IPCC) de Naciones Unidas.
GORDON BROWN SE PONE FUERTE
La edición de fin de semana del diario británico “The Guardian”, ha dedicado su portada y varias páginas interiores a informar sobre la posición de los “negacionistas”, tomando como línea de partida las fulminantes declaraciones del primer ministro británico Gordon Brown contra los escépticos del cambio climático.
En sus palabras, estos “pretenden descarrilar la Cumbre de Copenhague sembrando dudas sobre la evidencia del cambio climático”.
Tanto Arabia Saudí como representantes republicanos del Congreso norteamericano han aprovechado los correos electrónicos para afirmar que se está exagerando la urgencia de recortar las emisiones de dióxido de carbono (CO2), uno de los principales gases invernadero.
Mohammad al Sabban, negociador de Arabia Saudí, sostuvo que lo destapado tendrá un “gran impacto” en las negociaciones.
El primer ministro Brown declaró a “The Guardian”: “A poco de Copenhague no debemos distraernos con los escépticos climáticos, unos atrasados en el tiempo, anticientíficos, seguros de que la Tierra es plana. Conocemos la ciencia. Sabemos qué debemos hacer. Ahora debemos actuar para sellar el tratado”.
Ed Miliband, su secretario de ambiente, sostuvo: “Los saboteadores quieren dar mal uso a la data científica y confundir a la población.
Los escépticos están jugando a la política con la ciencia de una manera peligrosa. La evidencia es clara y corto el tiempo para actuar”. Miliband ha calificado de saboteadores a dos políticos conservadores (Tory), Lord Lawson y David Davis.
Y SIGUEN LOS PIRATAS
Las computadoras del profesor Andrew Weaver, respetable investigador canadiense del calentamiento global de la Universidad de Victoria, han sido también atacadas.
Desde hace largos meses Weaver es blanco de sistemáticos ataques cibernéticos en el intento de robar sus investigaciones, y hasta en dos oportunidades su oficina ha sido asaltada. Constantemente es insultado por correos y llamadas telefónicas clandestinas.
“Han estado tratando de encontrar algo sucio y al no lograrlo lo crean, como ha sucedido con los correos electrónicos ingleses, descontextualizándolos y alterando las estadísticas”. Así las cosas muchos temen que las negociaciones se desvíen.
El “climagate” se pone interesante y está claro que los opositores a un acuerdo climático están dispuestos a todo, aunque con eso se afecte al planeta.
Tony Blair y el príncipe Andrés: mal jugado
Mientras todo esto sucede, no ha caído nada bien el patrocinio pre-Copenhague dado por el ex ministro Tony Blair a la planta energética AzMeCo, basada en combustibles fósiles y propiedad de Nizami Piriyev, uno de los nuevos multimillonarios de Azerbaiyán, uno de los otrora estados soviéticos.
El asunto echa sombras sobre las intrincadas relaciones privadas de Blair y su rol post representante de los ingleses.
“The Independent” ha recordado cómo estrechó lazos con Azerbaiyán mientras fue primer ministro. El mismo diario ha sacado a la luz que se le ha pagado miles de libras esterlinas por una charla el martes último en ese país, pero su oficina rehusó informar de dónde procedían tales fondos.
Se supo que se dedicó a alabar la planta energética, a su propietario y al presidente de Azerbaiyán, el mismo que ha vetado a la televisión inglesa BBC en ese país.
De la información se desprende que Blair se ha transformado, en un solo mes, de fallido candidato presidencial de la Unión Europea a facilitador para inversionistas en el área de los combustibles fósiles.
Para echar más leña al fuego, el príncipe Andrés (duque de York y ex de Sarah Ferguson) es un visitante regular de ese país y muy amigo de su presidente, Ilham Aliyev. Nada elegante para el hermano de un reconocido conocido ambientalista y vocero contra el cambio climático como es el príncipe de Gales, Carlos, heredero del trono inglés.
EN PUNTOS
Ocho de los diez años más calientes jamás registrados han ocurrido en el siglo XXI.
Las actividades humanas emiten 130 veces más CO2, que los volcanes del planeta.
Las algas verdes de océanos generan entre el 70% y 80% del oxígeno que respiramos.
Los bosques son importantes sumideros de carbono. Los árboles en pie empiezan a apreciarse como un buena herramienta para combatir el cambio climático.
El Comercio, 07 diciembre de 2009

¿Lobby, estás?

A DOS DÍAS DE COPENHAGUE
El reino de Dinamarca será invadido el lunes por las delegaciones de 192 países, 98 líderes mundiales ya confirmaron su participación en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP-15). Un ejército de lobbistas profesionales prepara también maletas. Y es que esto de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) a fin de cuentas es encoger el mercado de los combustibles fósiles, principalmente del petróleo. No hay que ser vidente para saber quiénes requieren trabajo tras bambalinas. El lobbismo climático, contratado por las grandes corporaciones, creció 400% en Estados Unidos desde el 2003. Hoy 2.810 personas trabajan para que en Copenhague pase poco y también en el Congreso estadounidense. Hay cinco lobbistas climáticos por cada legislador estadounidense. En la otra orilla están los lobbistas “verdes” (voceros de empresas de energías alternativas). Un puñado de apenas 138 profesionales que sumados a los 176 ambientales y de salud son un humilde pelotón con clara desventaja en esta batalla por la vida.
En el 2005 se destapó que Exxon Mobil había gastado más de US$8 millones financiando a los “negacionistas” del calentamiento global. Y hace pocos días, más de mil correos electrónicos y decenas de informes científicos de la Universidad de East Anglia, Reino Unido, fueron “hackeados”, alterados y publicados en blogs intentando desacreditar a su Departamento de Investigación Climática, el más influyente del planeta. A estos extremos se llega cuando solo preocupan las ganancias a corto plazo. Pero hay algo interesante: la línea entre los chiquitos y los grandes, entre las corporaciones y las empresas alternativas ha desaparecido.
Los gigantes económicos están enfrentados y por primera vez en la historia tienen intereses distintos, filosofías opuestas. Imperios tecnológicos como Google, Sun Microsystems y la potente Coalición de Negocios para una Política Innovadora del Clima y la Energía (compuesta por Nike, Starbucks, eBay, Symantec y otras multimillonarias firmas), abogan por reducciones significativas de emisiones. En contraste con lo que quieren empresas como Duke Energy, General Motors, Dow Chemical, y otras petrodependientes. En medio está la industria financiera, bancos, aseguradoras, fondos, esperando jugar rudo y darle una buena mordida a los… ¡dos trillones de dólares! que se espera genere el mercado del carbono. Cerca de 200 lobbistas climático-financieros han entrado a tallar buscando que las regulaciones se relajen y haya espacio para la especulación.
Los bonos de carbono son uno de los tres mecanismos económicos del Protocolo de Kioto —herramienta que se retoma en Copenhague—, consideran el derecho a emitir dióxido de carbono, CO2, como un bien canjeable y con precio establecido de mercado. Un bono da derecho a emitir una tonelada de CO2 por encima de lo permitido y al mismo tiempo “comprar” la cuota de emisión a empresas limpias (o países como el Perú que emiten apenas 0,4% de GEI global). Los bonos castigan a los contaminadores, pero también dotan de dinero fresco a los negocios limpios. El esquema es fuertemente apoyado por el presidente Obama. A dos días de la reunión de Copenhague parece poco probable que se alcance un acuerdo definitivo. Recordemos que las negociaciones de Kioto arrancaron en 1997 y solo en el 2005 el protocolo entró en vigor. Pero esta vez el tiempo corre en contra. El clima está alterado, ya no cabe duda, pese a lo que digan los lobbistas con olor a petróleo.
El Comercio, 05 de diciembre de 2009

Nuestra salud y el clima

A 8 DÍAS DE COPENHAGUE
Nuestra salud se ve afectada por el clima. Mucho calor, deshidratación. Frío, resfrío. Pero el cambio climático afecta de otras maneras. Margaret Chan, directora general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), sostiene que tendrá “devastadores efectos en la salud infantil”. Se incrementará la malnutrición y se alterará la distribución geográfica de los vectores transmisores de enfermedades infecciosas, incluyendo los insectos que diseminan la malaria o el dengue.
Pero hay buenas noticias. Las medidas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), como usar menos el auto y andar más a pie o en bicicleta, aumentan la capacidad respiratoria, adelgazan y ponen a tono el corazón. Pero sobre el cambio climático hay controversias. Algunos científicos afirman que la data no es concluyente para culpar a los GEI emitidos por el estilo de vida humana como los responsables de la debacle.
Desde la orilla “verde” es fácil contradecirlos pues significa que esa data tampoco es concluyente para negar la responsabilidad directa del hombre en este zafarrancho. Para la gran mayoría de investigadores, la mano irresponsable del “mono calato” —o sea yo, usted y todos los demás— es culpable del cambio climático. Otros no están muy seguros. Hasta allí la cosa es un respetable debate científico. Pero en el medio están los “negacionistas” (el típico personaje “díganme de qué se trata para oponerme”) que han encontrado una manera de ascender, de la noche a la mañana, a la altura de un ex vicepresidente de Estados Unidos y premio Nobel de la Paz como Al Gore, principal vocero del calentamiento global.
Allí aparece el profesor español de ciencias Alfonso Tarnacón Lafita, autor del libro “Una mentira cómoda”. Sin más argumentos que su opinión, alusiones a unos pocos informes y una buena dosis de cinismo sostiene: “Esto del cambio climático… es mentira. Han conseguido amargarnos la vida: al ducharme, cada gota parece que viene directamente del hielo antártico. Siento que estoy cometiendo un crimen desangrando los casquetes polares. Cada gota caliente que toca mi espalda parece que la caldeo a base de quemar un árbol del Amazonas… Emito mucho CO2, muchísimo metano, y creo que hasta algo de azufre, pues tengo un genio del demonio”. Mientras este chapetón ridiculiza lo que ya es padecimiento en muchos puntos del planeta, “The Lancet”, la revista médica más importante del planeta difunde una serie de estudios sobre los impactos del cambio climático en la salud: de no tomarse prontas acciones, la desnutrición crecerá de manera alarmante, así como las muertes y accidentes por condiciones extremas de clima. El Consejo Internacional de Clima y Salud, movimiento global médico de desafío al cambio climático, de reciente fundación y anunciado por la “British Medical Journal”, indica “las sociedades con bajas emisiones de gases invernadero serán el próximo gran avance en el campo de la salud” y alertan: “el retraso en reducir las emisiones puede ser fatal”. Y fatal será si la Cumbre de Copenhague no emana un acuerdo. China y Estados Unidos —dos países claves en el proceso— parecen haber entrado ya en línea. Podemos decir que se ya se ve una lucecita al final del túnel.
El Comercio, 28 de noviembre de 2009