Amazonia. Planeta verde donde se dibujan infinitas serpientes líquidas. Universo de bosques y aguas. Ríos y cochas bajo las que se hallan sumergidas, hasta donde se sabe, dos mil especies de peces de vital importancia no sólo para la alimentación de millones de seres humanos, sino para la propia regeneración de los bosques. Esta cifra hace que la cuenca amazónica (en su totalidad) sea considerada una de las zonas de mayor riqueza pesquera del planeta, superando enormemente la potencialidad de océanos enteros como el Atlántico, por ejemplo.
Todos y todas sabemos que dos tercios de nuestro territorio (es decir 747,288 kilómetros) son bosques amazónicos.
La ictiofauna albergada en nuestra selva es impresionante. De las dos mil especies regionales, por ejemplo, hasta ¡seiscientas! viven en las aguas de esos ríos peruanos. Para darnos cuenta de lo que esto significa, vale la pena recordar que en nuestro mar (considerado uno de los más favorecidos de la tierra existen), habitan apenas l35 más, es decir 735 especies de peces.
El potencial pesquero de nuestros ríos y cochas selváticas es inmenso, sin embargo poco es fuerzo se realiza para el manejo racional del recurso y lo que es peor, la deforestación, la contaminación de los cursos de agua con desagües, residuos de las actividades petroleras y los deshechos de la producción de pasta básica de cocaína, han puesto en peligro esta diversidad y con ello la fuente de alimento del que dependen tantos seres humanos.
RIQUEZA SUMERGIDA
Piensan los especialistas, que hace millones de años (durante el pleistoceno) los cambios en el curso y nivel de las aguas y el aislamiento de las cuencas propiciaron la impresionante diversidad de peces que hoy existen en la zona.
El recorrido sinuoso e irregular de los ríos, así como la tranquilidad de las cochas (o lagos) y riachuelos, además de la gran extensión de la región, permiten la existencia de de una asombrosa variedad de hábitats con capacidad de soportar extensas poblaciones de peces.
Contribuyen al mantenimiento y proliferación de estas especies, la variedad de recursos disponibles para la alimentación de nuestros "sumergidos personajes" (desde micro-organismos, pasando por insectos y frutos y animales en descomposición). El efectivo mecanismo de reciclaje de los nutrientes (en la selva nada se pierde) favorece también que medre la vida bajo las aguas.
CLARAS, BLANCAS Y NEGRAS
En la amazonía las aguas se distinguen por tres colores. Hay ríos claros, blancos y negros.
Los ríos claros son característicos de las zonas altas de la selva, son aguas transparentes y torrenciales. La transparencia del líquido es indicador de la ausencia de materia orgánica en suspensión, razón por la cual poseen escasa fauna.
Son en los ríos de la selva baja (blancos y negros) donde se observa la mayor variedad de peces así como los de mayores dimensiones.
Se considera "ríos blancos" a aquellos de curso rápido, que debido a su contenido de materia orgánica toman una coloración marrón lechosa (el Amazonas es un ejemplo).
Los "ríos negros" son, sin lugar a dudas, los más hermosos. Se trata de aguas de flujo tan lento que parecen detenidos. En la oscuridad de sus aguas (donde la materia orgánica y los nutrientes están en suspensión) la selva se repite como en un espejo. Son ejemplo de ríos negros, entre otros, el Pacaya y el Samiria.
En los ríos blancos y negros, los abundantes peces se alimentan principalmente de los recursos terrestres (como hojas y frutos que caen a las aguas) y de la vegetación flotante.
Durante los tiempos de crecida ocurren deslizamientos de las riberas (especialmente en el caso de los ríos blancos), la tierra arrastra consigo insectos y microorganismos que aportan proteínas a la dieta de los peces.
EL “SUBE Y BAJA”
En la Amazonia el nivel de las aguas no es estable: sube y baja de acuerdo al régimen de lluvias a lo largo de cada año. Durante la época de crecida" las áreas bajas cercanas al río se inundan.
Aparecen entonces pequeños canales que son una suerte de puente que, une masas de agua que durante el resto del año permanecen aisladas. Esta característica es un arma de doble filo, ya que, si bien es cierto, favorece para que los peces se movilicen por todo el territorio en busca de alimentos, permite también que la contaminación de un sector alcance hasta el último rinconcito del bosque. Esta peculiaridad es la que hace tan peligrosa y dañina ciertas actividades dentro de la selva.
Las áreas inundadas son una suerte de "maternidad". Allí las "mamás" van a desovar y las familias permanecen juntas durante algún tiempo protegiendo a los "bebitos" de los “peces malos” que nadan en aguas más profundas.
LOS “MIJANOS”
Tras un determinado tiempo, las diversas especies de peces inician recorridos, alcanzando distantes puntos de la región. La densidad de peces en la selva baja es tal que, cuando ocurren estas migraciones se forman inmensos cardúmenes que son fácilmente observables. Los pobladores de nuestra selva llaman a estos desplazamientos "mijanos".
En opinión de los expertos, estos "viajes" tienen como principal objetivo proveer de una mejor dieta a los "jóvenes" del grupo.
Sin embargo se sabe que estos viajes ayudan también para que ciertas especies de peces cumplan una labor que, bien podría ser catalogada como jardinería.
¿PECES JARDINEROS?
Así es. Muchas especies cumplen la función de…¡jardineros!
Hay ciertos peces que se alimentan exclusivamente de frutos y semillas, dependiendo para su subsistencia de los árboles que crecen junto a los ríos de las zonas inundables.
Gracias a sus fuertes dientes, logran abrir las frutas y romper la cápsula de las semillas y pepas, las cuales luego desechan. Sin quererlo las dispersan ayudando a la regeneración del bosque. Son pues, como buenos jardineros que se preocupan de ayudar a que las semillas cumplan su misión de vida. Esto se conoce en el mundo científico como "ichtyochory" y permite mantener y enriquecer la diversidad genética de los árboles.
Por increíble que parezca, los peces de la amazonía como el resto de especies del bosque ayudan a "reforestar".
LOS BUENOS Y LOS MALOS
Para los pobladores de la selva los ríos no sólo son un importantísimo medio de comunicación, sino una gran despensa que alberga infinidad de peces de gran valor nutritivo. De su proliferación y manejo racional, depende en gran medida el futuro de los niños y niñas de la región.
Casi la totalidad de especies de peces amazónicos son de valor alimenticio o económico, y son la fuente principal de proteínas que complementan la dieta de los habitantes de esa zona, basada mayormente en yuca, plátanos y uno que otro fruto.
Una de las especies más cotizadas (de las seiscientas que existen en nuestra selva) es el paiche (Arapaima gigas). Inmenso pez de carne suave y blanca que llega a pesar más de doscientos. Especies muy nutritivas son también el "boquichico" (Prochilodus nigrincans), "gamitana" (Colassoma bidens), "carachama" (Pterygoplichtys.sp), "palometa" (Mylossoma sp), "corvina" (Plagioscion aquamosissmus), entre muchas otras.
Los peces amazónicos tienen además gran valor económico. Varias especies han permitido la formación de florecientes actividades (gastronómicas, peces ornamentales, artesanías, etc..) que debidamente promovidas, supervisadas y orientadas podrían ayudar a elevar el nivel de vida de muchas comunidades de la selva olvidada.
Se calcula que existen al menos doscientas especies con características ornamentales con gran potencial para la exportación (en la actualidad se vienen exportando básicamente sesenta especies pertenecientes principalmente a las familias Cichlidae, Cailichthydae y Loricaridae).
Como en todo, siempre hay un lado oscuro. Entre las especies acuáticas amazónicas también podemos encontrar "chicos malos", tal es el caso del canero (vandellia y vinaphilus) que según explican los lugareños "gustan de meterse por los orificios del cuerpo", se sabe que prefieren hacerlo por la uretra y que pueden llegar a causar lesiones peligrosas, hemorragias y hasta la muerte.
Están también, la Electrophorus electricus, una anguila cuya descarga puede atontarnos tanto como para perder el conocimiento y la Potamotrygon hystrix, una especie de raya amazónica dotada de dolorosas espinas en su cola.
Entre las "rarezas" podemos citar a un pez que puede vivir durante mucho tiempo enterrado en el fango cuando bajan las aguas. Se trata del Lepidosiren paradoxa, que ha desarrollado órganos que le permiten captar oxígeno directamente del aire.
Buenos o malos, chiquitos, feos, decorativos o inmensos, los peces amazónicos son de vital importancia para el futuro de esa región.
Tesoro sumergido en peligro por el descuido con que se ha decidido tratar a los ríos selváticos y por el cambio climático generado por mano humana, que está llevando a que húmedos rincones se conviertan en áridos...
"Amazonas/capital de las sílabas del agua,/ padre patriarca, eres/ la eternidad secreta/ de las fecundaciones/ te caen ríos como aves, te cubren/ los pistilos color de incendio/ los grandes troncos muertos te pueblan de perfume,/la luna no te puede vigilar ni medirte". Pablo Neruda