SÁBADO 19 de marzo DEL 2016
El psicoanalista Jorge “Coqui” Bruce está obsesionado con la señora Keiko Fujimori, lideresa de Fuerza Popular (K) y la analiza a distancia –y bastante prejuiciosamente- sin que ella se lo haya solicitado. A quien debería darle consultas gratuitas es a su buen amigo, el expresidente Alejandro Toledo. El señor de Cabana hace apenas unos días dijo ante cámaras “con esto voy a matar a la ‘China’, carajo”. Y lo hizo con una comba en la mano.
Con la ligereza que lo caracteriza trató de minimizar la tremenda violencia salida de su boca, diciendo que era broma. Pregunto no más ¿qué hubiese pasado si la de la comba hubiese sido la candidata Fujimori y Toledo, el potencial asesinado?
Dudo que el expresidente Toledo sea un asesino, es más, estoy convencida que ni siquiera ha medido el daño que se ha autoinfligido al lanzar esa tremenda barbaridad. Violencia pura y dura contra una mujer.
El expresidente va último en las encuestas (si acaso confiamos en ellas), y ha sido superado hasta por el reo cajamarquino Gregorio “Goyo” Santos, líder antiminero y proagrícola, elegido dos veces como presidente regional (gobernador). No es raro que el último de la fila esté picón con quien va puntera en las encuestas, pero “con esto mato a la ‘China’, carajo”, es demasiado.
En un artículo publicado en la página de la Nueva Escuela de Psicoanálisis/NEL-Bogotá, Marian Brando sostiene que existe una “satisfacción primaria que surge de dañar a otro” y que “el anhelo de matar es una de las apetencias más intensas y antiguas del ser humano, por lo que amar al prójimo no es tarea fácil”. Dicho esto, parece claro que para el señor Toledo, como a tantos otros peruanos, se le hace bastante difícil amar al prójimo.
En esta campaña Toledo nos ha mostrado cuán débil e inseguro es: ha aparecido pasado de tragos en mítines, llamó a RPP en tal borrachera que no podía vocalizar, dijo que se iba a la India a “recibir el premio Nobel”, y sonseras por el estilo.
En esta contienda electoral Toledo nos ha recordado la farra, la irresponsabilidad y la frivolidad que caracterizó a su gobierno. En un clima electoral violento como el actual, los líderes no pueden atizar la fogata.
La rojería, sin embargo, no ha dicho esta boca es mía ni el psicoanalista Bruce ha explicado el trasfondo de esa frase peligrosa.
No tiente al diablo, señor Toledo.