El dirigente Edwin Chota fue brutalmente asesinado. Fue un luchador
infatigable por los derechos de los asháninkas y ferviente defensor de nuestra
Amazonía. Denunciar la destrucción ocasionada por los madereros ilegales y
narcotraficantes le costó la vida.
Edwin Chota (53), un grande del Perú, ha sido asesinado y descuartizado
bajo la verde bóveda de la selva olvidada que tanto defendió. Como todos los
grandes de esta patria ingrata que son hijos del bosque, era un total
desconocido fuera de los círculos conservacionistas. En ellos, más bien, era
querido y admirado por su valentía para defender su territorio comunal y
enfrentar a las grandes mafias de madereros ilegales, al narcotráfico, y
denunciar la inacción (¿contubernio?) del gobierno ante ellas.
El nombre de Edwin Chota, un reconocido líder asháninka, ha dado la
vuelta al mundo y su lucha frontal y solitaria ha sido destacada en la prensa
internacional. Ya desde el 2003 los medios extranjeros prestaron atención a
este líder y su batalla.
NOS VAN A MATAR
Lo ocurrido se veía venir, el propio Edwin lo predijo en abril del año
pasado: "Es un riesgo de vida para nosotros mismos", manifestó en un
video difundido por You Tube. Edwin Chota es uno de los cuatro asháninkas
asesinados el pasado 1 de setiembre por madereros ilegales. Su cuerpo y los de
sus compañeros Leoncio Quincima, Francisco Pinedo y Jorge Ríos fueron
descuartizados. Algunos creen que para esconder el crimen, otros para dar un
potente mensaje: "No se metan con nosotros". Y es que esas mafias
están acostumbradas a hacer de las suyas ante gobiernos que les son cada vez
más dóciles y un Estado ausente; tan ausente que nuestro país se enteró de la
masacre por la Fundación Nacional del Indio de Brasil (Funai). Los crímenes se
confirmaron recién una semana más tarde por la viceministra de
Interculturalidad Patricia Balbuena.
PARÁLISIS ESTATAL
La barbarie ocurrió cerca de la frontera con Brasil, en la comunidad
nativa del Alto Tamaya-Saweto, cabecera del río Tamaya, distrito de Masisea,
región Ucayali.
Era cuestión de tiempo para que esto ocurriera. ¿Por qué no se hizo nada
para impedirlo? En primer lugar porque las mafias de la
"narco-madera" tienen -como la minería ilegal- tentáculos que llegan
a los más altos estamentos del poder, público y privado. Y en segundo lugar
porque el viceministerio de interculturalidad está, aún, bajo la cartera de
Cultura, a cargo de la ministra Diana Álvarez Calderón -ficha del garante Mario
Vargas Llosa-, cuya limeñísima mirada le impide ver el bosque.
En abril del año pasado Chota invocó al gobierno a brindar protección a
su zona en la que "no hay una política de frontera. No hay presupuesto
para la Policía, la Marina, el Ejército", y donde la destrucción del
bosque avanza por las mafias. Y en una entrevista a un diario norteamericano
sacó a la luz las amenazas que recibía contra su vida, y cómo debía buscar
refugio por días en las comunidades asháninkas al otro lado de la frontera, en
Brasil.
Indignación
La Asociación Interétnica de Desarrollo de la Selva Peruana (Aidesep) ha
publicado un comunicado en el que rechaza y exige al Estado Peruano y al Poder
Judicial, "hallar a los responsables y sancionarlos con todo el peso de la
ley".
Aidesep recuerda las "constantes amenazas a la integridad física y
vida de nuestros hermanos indígenas, quienes lamentablemente pasan a formar
parte de la larga lista mártires caídos en defensa de sus territorios
ancestrales; verdaderos guardianes de la Amazonía".
El presidente Ollanta Humala ha dicho que estos crímenes no quedarán
impunes, pero mientras no enfrente y desarticule a las mafias narco-madereras,
los crímenes contra los defensores de la selva y de los derechos indígenas
continuarán.
Narco-madera
El gobierno no puede seguir con su política de mirar hacia otro lado en
el caso de la tala ilegal y el contrabando de nuestras maderas amazónicas: 80% de
las exportaciones son ilegales y generan pérdidas de más de 250 millones de
dólares anuales en impuestos a las ganancias, tasas no pagadas y degradación
ambiental, como lo señala un informe de la Agencia Estadounidense de
Investigación Ambiental (EIA), especializada en delitos ambientales. El asunto,
además, está íntimamente vinculado con el narcotráfico. Billy Hammer, extitular
de la Asociación de Leñadores del Amazonas Central, indica que "usan la
madera para traficar cocaína, lavan dinero a través de la industria
maderera".
A esa gran mafia se enfrentó con valentía Edwin Chota. Él ha muerto,
pero ha nacido una leyenda.
Martha Meier MQ.
Editora Central
El Dominical, 14 de setiembre de 2014
No hay comentarios.:
Publicar un comentario