“Mejor hubiera sido quedarse en la residencia y morir con gloria a estar perseguido, humillado, vapuleado” dijo hace unos años el capitán EP (r) Álex Segura, quien participó en la Operación Chavín de Huántar. No le faltaban razones para su desazón.
Internacionalmente Chavín de Huantar, es reconocida como una acción militar impecable y ejemplar; rescató a 72 rehenes de la residencia del Embajador de Japón, tomada por terroristas del Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA); además se considera que ese 22 de abril de 1997 se puso fin a la era oscura del terrorismo. Lamentablemente comenzó el calvario para quienes lo derrotaron.
Los comandos fueron investigados y enjuiciados una y otra vez; se les humilló, se les encarceló, y los opinólogos rojos pretendieron deshonrarlos. El “caso” fue llevado a instancias supranacionales por las oenegés izquierdistas y la politiquería de los comunistas criollos, ayudados por una argolla de periodistas especializados en ensombrecer cualquier éxito del gobierno de Alberto Fujimori (varios de ellos cercanos a Mario Vargas Llosa, ¡oh sorpresa!).
El jueves, por fin, el Congreso declaró a los valientes comandos "Héroes de la Democracia", reivindicándolos; hizo lo propio el presidente Pedro Pablo Kuczynski en un discurso que ya tardaba. La propuesta de la congresista aprista Luciana León contó con el apoyo de 91 parlamentarios, entre fujimoristas, pepekausas, acuñistas, apristas y acciopopulistas. Apenas 7 de los 19 congresistas del rojo Frente Amplio votó a favor de los comandos, entre ellos Marisa Glave e Indira Huilca, en gesto que debe reconocerse más allá de las discrepancias ideológicas.
Muy distinta fue la actitud del resto de "rogelios". Justiniano Apaza, hijo de Puno y ex sindicalista de camioneros y microbuseros, nos recordó la entraña de la vieja izquierda filo-terrorista que tanto dañó a nuestro país en los 80 y principios de los 90, con su silencio frente la violencia del terrorismo (y ahora pretenden aleccionar sobre democracia).
Apaza y los suyos repulsan la defensa del Estado de Derecho cumplida por las Fuerzas Armadas, y evidentemente admiran a quienes empuñaron el fusil contra el Estado, ese mismo Estado del que ahora cobran, comen y progresan, gracias a un sueldo que sale de los contribuyentes, es decir de nosotros estúpidos burgueses, porque estúpidos somos si seguimos sosteniendo a esa laya, en nombre de la “democracia”.
A esos deberían pagarles sus camaradas castro-chavistas porque son sus agentes, o quizá Nicolás Maduro, el colombo-venezolano devenido en tirano a quien le rinden pleitesía y cuyo gobierno no consideran dictadura.
Señores de SUNAT hagan las reformas necesarias #NoQuieroMantenerRojos.
Martha Meier M.Q.
Expreso, 22 de abril de 2017
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