Martha Meier M.Q.
DERECHO DE GUERRA
Sábado 11 de julio del 2015
Lo mejor que le pudo pasar a Susana Villarán fue que un joven como Augusto Rey Hernández de Agüero se acercara a ella y sea hoy regidor de su “partido” (si acaso existe). La tragedia de la derecha y el centro criollos es no contar con cuadros tan carismáticos, idealistas, articulados y leales como él. El jueves por la noche el Concejo Metropolitano de Lima aprobó denunciarlo ante el Ministerio Público por los presuntos delitos contra la fe pública y falsedad genérica. Una comisión investigadora concluyó que “habría” presentado un documento falso para ingresar a trabajar en la Municipalidad de Lima durante la gestión Villarán (2011). El asunto parece más un enredo documentario y de términos que un premeditado acto doloso. Rey, sin duda, saldrá fortalecido del impasse. Es un hecho que no quiere al alcalde Castañeda ni confía en él; probablemente sigue preguntándose por qué Villarán no fue reelecta. Su bonhomía no le permite notar cómo la cúpula villaranista solivianta su apasionamiento y energía para que lance denuncias imprudentes. Hace algunos días resbaló al referirse al supuesto abandono en el que se encuentra el Parque de las Leyendas-Felipe Benavides Barreda. ¿Lo hizo con malicia? No lo creo, parece más bien confiar en que la “cúpula villaranista” es ajena a la intriga. Susana Villarán no tiene una trayectoria política prístina, su juego es el del político tradicional que Rey quiere desterrar. Como candidata a la presidencia en 2006, sostuvo que Ollanta Humala era el macabro Capitán Carlos, y luego respaldó al supuesto violador de derechos humanos en las electorales del 2011. Tuve la suerte de conocer a Rey cuando era un chibolo en el colegio los Reyes Rojos, compañero de clase de hijas e hijos de algunas amistades. Lo vi convertirse en un joven seguro y desagradado por la hipocresía y la frivolidad limeñas. La noche del jueves escuché a ese “Augustito” defenderse como un hombre correcto contra una denuncia algo jalada de los pelos. Vi al líder carismático en el que se ha convertido, al joven político ecuánime, sagaz y de verbo intenso al que le espera un lugar importante en la vida nacional. No coincido con sus ideas, pero rescato su calidad humana y honestidad. Muchos esperamos su cruce a la orilla del centro o de la derecha. Descolgado de la “chalina verde” y con el rojo diluido, sería un potente candidato para el bicentenario. P.S. Integro el directorio del Parque de las Leyendas, y si alguna situación irregular existiese, sería la primera en denunciarlo.
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