sábado, septiembre 18, 2010

Después de Lourdes, ¿quién será la próxima víctima?


La sabiduría popular enseña que “en boca cerrada no entran moscas”, y un antiguo proverbio árabe reza: “Si lo que vas a decir no es más hermoso que el silencio, calla”. A Lourdes Flores Nano le vendría bien recordar estos dichos, más aun cuando se ofusca. Y de paso a usted, a su familia y amigos, cualquiera puede ser la próxima víctima. Está claro que las mafias del ‘chuponeo’ siguen vivitas y coleando como una venenosa cobra.
Lamentablemente cada palabra que soltamos toma vida propia. No faltan quienes interpretan a su aire –por mala fe o jalando agua para su molino– lo dicho o escrito por otros, no para entender sino todo lo contrario, para crear dudas y echar sombras. Es cierto que la doctora Flores –ilegalmente intervenida telefónicamente– tuvo frases desafortunadas sobre su candidatura. Si queremos entender qué pasó, hay que poner todo en contexto. Lo primero es que la candidata estaba descargando su frustración en privado con un amigo –pésima junta, por cierto–, quien le comentó que su principal contrincante había crecido rápidamente en las últimas encuestas de Ipsos Apoyo. Vale recordar aquí que Flores ya tenía cierta desconfianza con esta encuestadora. En la segunda vuelta de las presidenciales del 2006 le ocurrió algo similar: se estancó, empezó a bajar y Alan García a subir (de allí eso de “ya está escrita esta historia”). El apretadísimo final la llevó a conjeturar que le hicieron la camita para robarle el triunfo en mesa. Y esa idea, sin duda, la ayudó a pasar mejor el amargo trago de la derrota. Ocurrió que ni bien llegado a Palacio, el doctor García Pérez nombró como embajador en Estados Unidos al brillante economista Felipe Ortiz de Zevallos, FOZ, ni más ni menos que presidente del grupo al que pertenece la encuestadora de las pesadillas de Flores. Ese nombramiento debe haber tenido una lectura muy distinta para ella que para el resto de ciudadanos. En ese contexto de desconfianza (de allí el “no me la vuelven a hacer”) se da ahora, por esas cosas de la vida, un vertiginoso crecimiento de Susana Villarán, tras la reciente incorporación a su equipo del arquitecto Augusto Ortiz de Zevallos, (vinculado con Apoyo). Cabe mencionar que en una entrevista a Federico de Cárdenas el arquitecto comentó: “Creo que los alcaldes son casi irrelevantes”.
Es obvio, sin embargo, que el arquitecto Ortiz de Zevallos sí cree en la relevancia de los alcaldes, si no no acompañaría en su aventura electoral a Villarán. De la misma manera, es un hecho que la doctora Flores aspira a ser alcaldesa, por más que en su indignación haya dicho en privado unas frases que ya pasaron a ser parte del folclor urbano (si don Ricardo Palma estuviera entre nosotros, tendríamos una jocosa tradición). Es de locos pensar que quien no aspira a gobernar Lima soporte estoicamente la campaña de trituración que se ha emprendido contra ella. Ha sido lamentable que se saquen de contexto los pasajes de su conversación. Eso es manipulación pura y dura, es tratar de que diga lo que otro está queriendo que haya dicho. ¿Esto es dable en una democracia? Más bien es una desgracia.
mmeier@comercio.com.pe


El Comercio, 18 de setiembre de 2010

Por una Lima de cuento


A comerse las uñas. La suerte está echada. El domingo 3 de octubre, por primera vez en la historia del Perú, una mujer será ungida por el voto popular para gobernar Lima, esta capital atiborrada, contaminada, caótica, violenta y polvorienta. La muy carismática Susana Villarán de la Puente le pisa los talones a la preparadísima Lourdes Flores Nano. Lo demás es silencio. Los caballeros de la contienda quedaron bastante rezagados. El par de chicas ha decidido dos cosas: debatir el próximo 19 de setiembre, y muy sonrientes dejarse llamar Caperucita Roja, la una –por el apoyo invalorable que le brinda el Partido Comunista Patria Roja, se entiende–, y Blanca Nieves, la otra –suponemos que por sus vínculos como abogada con Cataño, un investigado por narcotráfico. En fin. Así las cosas Caperucita Roja o Blanca Nieves será la próxima alcaldesa de esta tres veces coronada villa que alguna vez fue dominio del cacique Taulichusco, un valle verde y fragante vivificado por las aguas frescas y cristalinas del río Rímac. De esta horrífica ciudad escribió: “Largo sería hacer la enumeración de todos los vegetales que se producen dentro de las murallas de Lima. La ferocidad de las tierras huertas y jardines las hace aparentes para el cultivo de todas las plantas… En clase de flores exquisitas, los jardines de Lima ofrecen variedad de camelias, magnolias, marimoñas… hermosos y fragantes claveles, rosas de toda clase y color… En clase de principales legumbres… coles, lechugas, zanahorias, alcachofas… En clase de frutas se producen todas las de las zonas tórrida y templada, siendo las principales, la famosa chirimoya, el plátano… granadilla… la exquisita naranja dulce, el higo, la piña, el melocotón…”.
¡Cómo has cambiado pelona!, diría el recordado Nicomedes Santa Cruz. El crecimiento desordenado de nuestra capital ha dado profana sepultura a las tierras agrícolas y sitios arqueológicos. Esta pérdida de zonas verdes ha impactado negativamente sobre el microclima urbano, la calidad de aire que respiramos y nuestra necesidad de reposar la mirada sobre algo que no sean edificios cada vez más altos o cerros de basura.
La expansión caótica y sin planificación ha llevado a sobrevivir en el hacinamiento a gran parte de la población urbano-marginal, que en pleno siglo XXI –y en medio de un vertiginoso crecimiento económico– habita en condiciones infrahumanas, sin acceso a los servicios básicos que aseguren una existencia digna y saludable. “Toda la costa es de una aridez lastimosa… el agua potable es asunto de lujo”, escribió el belga Jean Baptiste Joseph Louis Popelaire, barón de Terloo, a mediados del siglo XIX. Tres siglos más tarde para muchos el agua potable sigue siendo un asunto de lujo.
Ninguna de las dos potenciales alcaldesas tiene una varita mágica para cambiar las cosas de la noche a la mañana. Ojalá la elegida sepa dar los pasos necesarios para hacer de la capital un lugar amable, seguro, con espacios para el intercambio vecinal, y siente las bases para un real progreso. Una ciudad de cuento. Recuperar Lima, buscarla bajo sus propios escombros y su cielo plomo y envenenado, para recrearla y hacerla renacer es tarea impostergable.
Lima agoniza por descuido, por egoísmo, por olvido y dependerá de una mujer cambiar el curso de esta historia.


El Comercio, 11 de setiembre de 2010