Martha Meier M.Q.
DERECHO DE GUERRA
Sábado 01 de agosto del 2015
Las palomas vacían sus intestinos sobre las estatuas y dejan el producto de su digestión resbalando por la cara del representado. Su paralelo político es la cuadrilla de ministros que se tomaron “selfies” mientras el Presidente de la República daba un discurso en las escaleras de palacio, el 28 de julio. Cuales palomas se la hicieron en la cabeza de Humala, ante millones de peruanos.
Han circulado fotografías –captadas desde diferentes ángulos- del irritante momento en que algunos inefables posan para sí mismos, como si estuvieran en el último día de colegio. Las críticas no se hicieron esperar y el desubicado Manuel Pulgar Vidal ensayó una justificación y de paso criticó a los medios por publicar la noticia. Según él, los “selfies” se tomaron en “un momento de alegría, en un acto no formal, al Presidente todos lo respetamos, la foto refleja a un gabinete unido, no es nada más que eso”. Sí, sí, cómo no Pulgarcito, con esa lógica si mañana hace calor pueden desvestirse con “alegría” y el “absoluto respeto que todo el gabinete le tiene al Presidente”. ¡Por favor!
Un ministro de Estado debe comportarse como tal y los “alegres” deben aprender del premier Pedro Cateriano, quien aparece en las fotos del jolgorio, atento a las palabras del mandatario. Su actitud refleja verdadero respeto, buena educación y compromiso con el fortalecimiento de la figura del Presidente, hoy “cositeado” por sus ministros “selfies”.
La percepción del Presidente se forma, también, por el comportamiento de su entorno. La opinión que tenemos del buen juicio de un gobernante se sostiene en quiénes lo rodean. Ya lo escribió Maquiavelo en “El Príncipe”: “si son capaces y fieles podrá reputárselo por sabio, pues supo hallarlos capaces y mantenerlos fieles; pero cuando no lo son, no podrá considerarse prudente a un príncipe [para el caso Humala] que el primer error que comete lo comete en esta elección… el príncipe debe ingeniarse por parecer grande e ilustre en cada uno de sus actos”.
Lamentablemente el Presidente gracias a sus ministros “selfie” ha quedado como una de esas estatuas escogidas por las palomas de bacinica. Relevar a los ministros “selfies” daría aire al gabinete y por fin se liberaría de personajes como Pulgar y Alvarez Calderón cuyos aportes han sido ínfimos. Algunos chaucitos caerían bien. Digo, no más.
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