lunes, diciembre 15, 2008

De espaldas al mar y a la vida

ECOSISTEMAS MARINOS Y ACTIVIDAD ECONÓMICA
en nuestro país se establezca un sistema integrado de reservas y parques marítimos. Es tarea urgente proteger la diversidad de los ecosistemas presentes en nuestro litoral y sublitoral, así como la biodiversidad de especies que dependen de ellos.
Se trata de ecosistemas que albergan riquísimas comunidades de algas, peces, moluscos, entre otros, de gran importancia social, económica, alimenticia, industrial y medicinal. Gracias a ellas subsisten especies tan variadas como aves guaneras y mamíferos marinos, como lobos de mar, delfines, nutrias, ballenas y otras especies representativas de la asombrosa variedad de la fauna oceánica.
Proteger nuestro mar de Grau no es solo salvaguardar la pesca artesanal y el modo de vida de miles de familias costeras. Es garantizar también la sostenibilidad de la pesca industrial y con ello responsabilizarse por la seguridad alimentaria de millones de peruanas y peruanos. Es también conservar atractivas especies para el desarrollo de emprendimientos turísticos, didácticos y científicos que permitirían elevar los ingresos de las zonas costeras más deprimidas y la calidad de vida de sus habitantes.
En días recientes hemos sido testigos de la terrible depredación del recurso alga en distintos puntos del litoral sur, sin que las autoridades tomen cartas en el asunto ni se pronuncien sobre el negativo impacto ecológico, a corto y mediano plazo, que causa esta rapiña.
En las últimas décadas, los investigadores se han pronunciado hasta el cansancio sobre la tarea pendiente de proteger diversos puntos de nuestra costa. Especialistas locales, como la destacada bióloga Patricia Majluf, ya deben estar afónicos de tanto alzar la voz en defensa de estos espacios. Mientras tanto, nuestras autoridades siguen haciendo lo suyo; es decir, nada, absolutamente nada por desarrollar una política de conservación ambiental. Y para que nadie desmienta esta afirmación, allí están la degradación ecológica, la desaparición de especies, la pérdida y quema de bosques, la contaminación de suelos, mares y ríos, los humos y relaves mineros, la explotación irracional y salvaje de nuestros recursos naturales, como el más triste certificado de orfandad del Perú en estrategias de prevención, recuperación y conservación del patrimonio ambiental. Más que padres de la patria en temas ecológicos tenemos padrastros irresponsables.
Kristina Gjerde, experta de la Unión Internacional de Conservación de la Naturaleza (UICN) sostiene que requerimos "comprender nuestra dependencia de los océanos, entendidos como los pulmones del planeta y una de las mayores fuentes de alimentos".
Ejemplos exitosos de parques y reservas marinas sobran alrededor del planeta. Allí está, por ejemplo, en todo su azul esplendor, el parque marino de la Gran Barrera de Coral en Australia o ese paraíso de disfrute, educación ambiental y preservación del único arrecife coralino de Costa Rica: el caribeño Parque Nacional de Cahuita. Áreas protegidas que han resultado de una planificación técnica y altamente profesionalizada, con participación de expertos y de la comunidad.
Mientras que el Gobierno de Vietnam está invirtiendo cerca de 400 millones de dólares en ampliar la protección de sus zonas y parques marítimos, aquí exterminamos algas y las especies marinas que dependen de las primeras para desovar, desarrollarse y proliferar. Degradamos ecosistemas vitales. Le damos la espalda al mar y con ello a la vida misma. ¿Hasta cuándo?
El Comercio, 13/12/2008