martes, diciembre 08, 2009

El Perú en los tiempos de Copenhague

Tiene propuestas claras y ejemplos de éxito económico conservando el bosque

COPENHAGUE. Ayer, bajo las sombras del “climagate”, arrancó la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP-15), en la que el Perú tiene mucho que aportar como uno de los países de mayor diversidad biológica y climática de la Tierra. Alberga entre el 82% y 84% de toda la riqueza biológica mundial y 28 de los 32 climas existentes. Nuestro país es uno de los menores emisores de gases de efecto invernadero (GEI), señalados como responsables del calentamiento global (apenas 0,4% de las emisiones anuales de GEI), pero justamente su diversidad ecológica lo convierte en uno de los países más vulnerables a este fenómeno.
En Lima, el ministro del Ambiente, Antonio Brack, pareció bastante convencido de comprometerse a reducir la tala ilegal a cero. ¿Peca de optimismo? No. Brack tiene razones para afirmar que esto puede lograrse y generar beneficios económicos. Desarrollo sostenible puro y duro, en bien del país y de sus futuras generaciones.
Como lo informó el biólogo José Álvarez Alonso (en la última edición del suplemento El Dominical), recientemente fue reconocida el Área de Conservación Regional Comunal (ACRC) Tamshiyacu-Tahuayo.
Primero lo hizo el Gobierno Regional de Loreto y luego el Consejo de Ministros. La experiencia “ha erradicado la tala ilegal y ha recuperado la fauna silvestre” y “en el XIII Congreso Forestal Mundial (Argentina), los logros del Tahuayo se presentaron como uno de los cuatro modelos exitosos de manejo forestal comunitario del planeta”, explicó Álvarez Alonso. Atrás va quedando la dicotomía entre promoción de la inversión y protección de la biodiversidad, entre generación de riqueza y conservación.
EL DATO
Parte de la propuesta
Crear un impuesto de US$ 0,05 por la venta de cada barril de petróleo o gas y con esos fondos financiar proyectos de reforestación y conservación de bosques.
El Comercio, 08 de diciembre de 2009