sábado, enero 28, 2017

El gran papelón

Los medios cercanos al (des)gobierno de Pedro Pablo Kuczynski siguen tratando de confundir a la opinión pública sobre los alcances de la corrupción de Odebrecht. La pus brasilera cubre a políticos y empresarios peruanos, así como a ciertos abogados y periodistas que se auto-proclamaban la reserva moral del Perú.
La agonizante gran prensa se inmunda tratando de tapar la corrupción de los suyos y minimizar los montos festinados. Vale la pena recordar: las coimas no son de 29 millones de dólares como se quiere hacer creer; son más de 600 millones de dólares -sí, 600 millones de dólares-, esto sin contar miles de millones de sobrecostos, que solo en el gaseoducto del sur sobrepasan los ¡cinco mil millones de dólares! Insistir en la cifra de 29 millones es mentir y tratar de satisfacernos con la captura de pececitos de acuario, o sea Luyo, Cuba y demás chivos expiatorios.
Indigna que se pretenda limpiar a las empresas peruanas consorciadas con la brasilera, como el caso de Graña y Montero, GyM, que tiene en su directorio a un accionista minoritario (4%) del grupo “El Comercio”; pero  el señor José Alejandro Graña tiene la suerte de que dos de sus primos hermanos integren el Consejo Editorial del diario: Alejandro “Alejo” Miró Quesada Cisneros y el cocinero Bernardo Roca Rey, a la sazón ex vice ministro del gobierno de Alan García Pérez. A este dúo se suma la esposa de Emilio Rodríguez Larraín, representante de buena parte de los intereses chilenos en el Perú, (vaya coincidencia, Pedro Pablo Errázúriz, ex ministro de Transportes del régimen de Piñera y ex gerente de Lan Chile, integra el directorio de GyM).
En una entrevista con el periodista Hernán Floríndez, (revista Ideele Nº 257), el presidente del Consejo Editorial, Alejo M.Q. dijo: “tampoco pidan que El Comercio sea un detractor de José Graña, a no ser que sea una cosa grosera…”.  Nadie pide tal cosa, solo que el diario deje de mentir, confundir y publicar irrelevancias para tapar las vinculaciones de GyM con Odebrecht en 5 de las 7 obras bajo investigación.
La empresa Graña y Montero afirma que no sabía nada; eso resulta curioso pues se asoció con Odebrecht para el gaseoducto del sur cuando Marcelito Odebrecht ya estaba preso. ¿Qué cosa no sabía?
“El Comercio” alguna vez fue una institución nacional, hoy es apenas un papelón que editorializa contra quienes se indignan ante la corrupción. El indescifrable señorito director de ese diario, Fernando Berckemeyer y su cófrade, el becario Fullbright, Enrique Pasquel, sostienen puerilmente que quienes alzan la voz [la izquierda local] contra Odebrecht quieren “relacionar los casos de corrupción con el modelo del libre mercado”. 
Perdón, pero me dio naúseas, hasta el próximo sábado. 
Martha Meier M.Q.
Expreso, 28 de enero de 2017

sábado, enero 21, 2017

¿29 millones?

La gran prensa es alquimista que trasmuta la mentira en aparente verdad, tan aparente que algunos se la creen. Esa mala praxis carroña la democracia, al propio periodismo y a la decencia colectiva.
Con grandes titulares tratan de convencernos de que las coimas de Odebrecht en el Perú fueron de 29 millones de dólares. Los medios sueltan su mentira y los periodistas la repiten como un mantra, con la falta de rigurosidad característica de casi todos. Las autoridades llevan esa mentira al terreno de lo irrefutable al cacarearla en toda tribuna, en unos casos por ignorancia y en otros con segundas y muy rentables intenciones.
Hace poquito el presidente Pedro Pablo Kuczynski dijo que “29 millones de dólares que es la cifra que está dando vueltas, es una cifra minúscula en comparación con lo que dice el informe del fiscal en Estados Unidos en otros países”. Lo soltó en video-entrevista con el diario Gestión. Nadie lo corrigió.
Kuczynski es hombre de finanzas y sabe los grandes pagos a Odebrecht por los concursos públicos ‘ganados’ en nuestro país, y solo así, entendido como coima, 29 millones resultan una cifra “minúscula”.
El periodista Aldo Mariategui en su programa radial explicó que ese monto es “la punta del iceberg” y apenas lo que pasó por Estados Unidos. Su invitado, el ex ministro de Economía Manuel Romero Caro, recordó que las obras entregadas a Odebrecht, entre 2005 y 2014 están valorizadas en US$ 12,300 millones de dólares y si asumimos que se sobornó a las autoridades con 5% para ganar las licitaciones, estamos hablando de US$ 600 millones de dólares y no de 29, como quieren hacernos creer a periodicazos.
Hay que sumar, además, la sobrevaluación de los proyectos denunciada por Gustavo Gorriti: las obras viales IIRSA norte; Tramo 2 de IIRSA sur y Tramo 3 de IIRSA sur tuvieron sobrecostos de 98%, 149% y 74%, respectivamente. Gorriti detectó, también, que el mafioso andamiaje brasilero tuvo, también, un esquema de lavado de activos en paraísos fiscales.
Pasemos al Gaseoducto Sur Peruano, GSP. Inicialmente fue planteado en U$ 1,334 millones de dólares (Alan García, 2008), pero luego se “infló” por arte de magia, o mejor dicho de mafia, a U$ 7,500 millones (Humala, 2014).
Así estamos, por eso es una obligación moral perseguir agresivamente la verdad y sacar a luz a los malos elementos de la clase política y empresarial que buscan impunidad y convertirnos en cómplices callados que desvían la mirada frente a sus crímenes de cuello blanco. Si serán…

Martha Meier M.Q.
Expreso, 21 de enero de 2017

sábado, enero 07, 2017

¿Corrupción cero?

Durante la campaña electoral el hoy presidente Pedro Pablo Kuczynski, PPK, prometió que su gobierno sería de tolerancia cero con la corrupción. Lo que no queda muy claro es a la corrupción de quiénes se refería.
Si PPK tuviese una verdadera inclinación por limpiar al Perú de la deshonestidad, podría invalidar los contratos con las empresas brasileñas y sus socios locales, que sobrevaluaron obras, sobornaron a altos representantes del Estado y hasta lavaron activos. Recordemos que el periodista Gustavo Gorriti denunció que, en 2007, el Consorxio IIRSA Norte trianguló cerca de once millones de dólares, desviándolos a cuentas en Barbados.
Mencionar claúsulas especiales y eventuales penalidades contra nuestro país como excusa para que la corruptela brasileña no pierda millones mal habidos demuestra vocación “cero” para adecentar al Perú, y en cierto modo una poco saludable complicidad con toda esa podredumbre.
No le falta razón al congresista Manuel Dammert del Frente Amplio-FA, cuando escribe: “Odebrecht anuncia que venderá su parte accionaria (en el Gasoducto Sur Peruano). La empresa que va a comprarla dice que aceptará la cláusula anticorrupción. Pero no es suficiente, porque el tema fundamental es que el contrato ya partía de la corrupción: el contrato ya estaba recortado”. Así las cosas, PPK bien podría ir encendiendo su trituradora de documentos, para destruir ese y otros contratos.
El daño moral causado al país por una costra empresarial extranjera -en alianza con malos hijos del Perú- no debe esconderse bajo la alfombra; tampoco callar los nombres de periodistas, líderes de opinión y hasta accionistas y directivos de medios que han sido salpicados pore se barro y bailaron al ritmo de samba.
Es vergonzoso que el Ministerio Público haya suscrito un acuerdo “preliminar” con Odebrecht mediante el cual esa compañía desembolsará unos nueve millones de dólares como compensación por sus ilícitos; y que encima se aplauda que la constructora se haya “comprometido” a entregar toda la documentación sobre su entramado mafioso. ¿Dónde estamos? ¿Por qué un trato tan especial al maleante de cuello y corbata? ¿Qué mensaje se le está dando a la población?
Como presidente el señor Kuczynski demuestra que sigue siendo un extraordinario lobista, pero incapaz de calcular las externalidades derivadas de no arrancar de raíz lo podrido. PPK no puede ni debe defender los contratos que como bien dice el congresista Dammert, nacen de la corrupción, y el Ministerio Público debe tener el coraje de caerle con todo a las mafias de toda calaña.

Martha Meier M.Q.
Expreso, 07 de enero d
e 2017