jueves, julio 09, 2015

Lima: entre ratas y cucarachas



Encontrarse una cucaracha en una pizza demuestra que Lima no solo es “la horrible”, sino también cochina. Esta vez le tocó a Domino’s recordarnos la suciedad que nos rodea y que se origina gracias a vecinos que usan las paredes como urinarios, las pistas y veredas de escupideros, cualquier espacio guarecido para descargar el intestino y todo lo demás como basurero. Y, bueno, también gracias a los pésimos alcaldes, incapaces de limpiar eficientemente sus distritos.

Sumemos a todo esto que se ha perdido la higiénica costumbre de frotar las suelas de los zapatos en los felpudos de entrada de viviendas y locales comerciales; es más, ya casi no se ven felpudos y uno ingresa con todo lo que puedan haber recogido nuestras suelas en su andar: desde huevos de insectos hasta heces de roedores, flemas y más.

Una cucaracha en una pizza no es cosa de risa. Pudo haber pasado sobre ella sin dejar huella, pero infectándola con las más de 30 bacterias y ciertos virus de sus cuerpos. Las cucarachas son vectores de enfermedades como: tifoidea, infecciones urinarias e intestinales, reacciones alérgicas, peste, hepatitis, entre otras. Son una plaga resistente y pueden sobrevivir hasta un mes sin agua ni comida.


Lima, ciudad de ratas y cucarachas, tres veces coronada villa de la cochinada. (Facebook: Carlos Navea Paredes)
El año pasado, en agosto, una rata fue grabada corriendo entre las mesas del Kentucky Fried Chicken de Plaza San Miguel, para asco y susto de los comensales. Una prueba de que en el centro comercial, como en otros lugares, hay madrigueras. Y no hay distrito que se libre.

En el limpito San Isidro, por ejemplo, las conexiones aéreas de las líneas telefónicas (que deberían ser subterráneas) se han convertido en puentes para ratas. Por las noches, cruzan de un lado a otro en casas cercanas al Golf, al Olivar o a algún parque. Su esqueleto flexible les facilita ingresar a nuestros hogares por cualquier agujero, roen diversos materiales, perforando tuberías y puertas de madera.

Líbrese quien no cuenta con trampas para ratas en el desagüe de sus inodoros, cualquier día alguna lo sorprenderá cuando se siente en el baño. Recordemos que son buenas nadadoras y pueblan los desagües urbanos.

En junio del 2011, en La Parada, tras una fumigación se detectaron dos millones de ratas y se encontraron tres mil madrigueras. El entonces alcalde de La Victoria Alberto Sánchez Aizcorbe pidió a Susana Villarán, por aquellos días alcaldesa de Lima, avanzar con el desalojo del sitio, que finalmente se ejecutó en octubre del 2012.

En marzo del año pasado, el colegio Naciones Unidas, de San Juan de Miraflores, retrasó el inicio del año escolar por una invasión de roedores. “Atención: kiosko contaminado, nido de ratas”, decía un cartel colocado en la gran madriguera en que se había convertido el puesto de expendio de comida en el plantel. Los padres de familia intentaron matarlas, pero estas huyeron, invadieron el patio, las aulas y corrían entre computadoras y carpetas.

Lima, ciudad de ratas y cucarachas, tres veces coronada villa de la cochinada.

Peste bubónica

Roedores son vehículos de diversos organismos

— Las cucarachas y las ratas transmiten diversas enfermedades, al igual que los parásitos que transportan. Las pulgas de las ratas, por ejemplo, desataron la gran epidemia de peste bubónica de la Edad Media y de la de Lima en 1903.

En todas partes

Las ratas son una plaga casi mundial

— París, Londres, Chicago y Nueva York son solo algunas de las grandes ciudades del mundo que también son presa de importantes poblaciones de roedores. Sin embargo, los únicos lugares no colonizados por las ratas son los Polos, por sus condiciones extremas.
 


Martha Meier M.Q
Editora Central


El Comercio, 04 de febrero de 2015

¡A proteger el mar tropical peruano!

El llamado mar de Grau es un gran olvidado. Sus ricos y diversos ecosistemas son altamente vulnerables y requieren conservación y ordenamiento.


El empresario José ‘Joe’ Koechlin von Stein y la asociación Inkaterra impulsan la creación del área protegida Cabo Blanco-Banco de Máncora. No es un capricho, es una necesidad. El mar tropical peruano alberga 35% de nuestras especies marinas y no cuenta con protección. La nueva área de conservación beneficiará directamente a 300.000 pobladores.

El Perú necesita más y mayores reservas marinas, pues para el 2020, como signatarios del Convenio de Biodiversidad, debemos tener bajo protección el 10% de aguas marinas; y cuando faltan cinco años, estamos lejos de tal meta.

Koechlin es de los más activos e incansables conservacionistas peruanos, un empresario con visión de largo plazo y que ha encontrado en la protección de la naturaleza la garantía para la supervivencia de los proyectos y el beneficio de las poblaciones aledañas. Promotor de grandes emprendimientos de turismo sostenible, en los predios de sus hoteles ha generado centros de investigación biológica: orquídeas, aves y otras especies nuevas para la ciencia han salido a la luz gracias a su impulso.

Ahora está decidido a concretar la reserva de Cabo Blanco-Banco de Máncora (de Piura a Tumbes) para proteger y recuperar los recursos marinos, promover el turismo sostenible, la pesca deportiva y deportes marinos, y ordenar las actividades de pesca y proliferación de plataformas petroleras.
LAS MÁS GRANDES DEL MUNDO. La ballena azul es el animal viviente más grande de la Tierra –con una longitud de entre 24 y 27 metros– que se puede ver en el maravilloso mar tropical peruano.
 
En una entrevista en la revista “Amalamar”, Koechlin menciona: “El mar tropical del Perú es simplemente maravilloso y lo hemos ido descubriendo a través de los años de investigación”. De hecho ofrece espectáculos únicos, siendo paso migratorio de la mayor diversidad de ballenas: desde la inmensa azul (el animal viviente más grande de la Tierra) hasta la jorobada, cuyos saltos parecen una visión mágica, pasando por variedad de delfines, especies de tortugas en peligro y los muy delicados caballitos de mar.

La propuesta de esta área de conservación marina abarca 6.500 km2 (con 5 millas mar adentro) y viene paseándose -literalmente– por las instituciones desde hace buen tiempo, gracias a la presión en contra ejercida por las petroleras que operan en nuestro mar tropical, aduciendo que se superpone a lotes en explotación o concesionados. Lo que no dicen es que la reserva no les quitará derechos, y con suerte logrará el ordenamiento de todas las actividades productivas y a trabajar con tecnología limpia y de última generación para evitar la creciente contaminación.

Un país que como el Perú ha recurrido a instancias supranacionales, como la corte de La Haya, en defensa de una simbólica porción del mar de Grau debe proteger una parte única de ese mismo mar.
Máncora
El banco natural
La razón de peso para crear la reserva del mar tropical Cabo Blanco-Banco de Máncora es que esa parte del Pacífico peruano no tiene protección alguna. La última área creada en el 2009 que protege cierta porción de mar fue la Reserva Nacional Sistema de Islas, Islotes y Puntas Guaneras (RNSIIPG). Esa área protege 22 islas, 11 puntas, numerosos islotes y dos millas del ámbito marino de los alrededores de estos, que va desde Piura hasta Moquegua. Pese a la protección, no está libre de que se hayan entregado concesiones mineras y petroleras.

La propuesta Cabo Blanco-Banco de Máncora lograría la protección del Pacífico peruano y de una buena parte del banco de Máncora. Esta zona es un ecosistema marítimo costero de altísima biodiversidad que se forma por la confluencia de la corriente fría de Humboldt, la ecuatorial y la contracorriente subsuperficial de Cromwell. Con apenas 600 km2 de extensión, alberga diversidad de flora y fauna marina única, arrecifes coralinos, formaciones de roca calcárea y grandes bancos de peces para consumo humano.
Martha Meier M.Q.
Editora Central
El Comercio, 03 de febrero de 2015 (Página de Ecología)