sábado, mayo 20, 2017

De auditores y otras perlas



En 2001 la empresa de energía Enron se declaró en quiebra; un año antes era la séptima compañía más grande de Estados Unidos.

​ ​A mediados del 2000 Enron cotizaba a $90 dólares por acción en la Bolsa de Nueva York, para noviembre del 2001 se desplomó a menos de un dólar. Los inversionistas perdieron unos $11 mil millones de dólares. ¿Qué pasó? Corrupción corporativa.
Enron colapsó por prácticas contables fraudulentas, cortesía de la firma auditora Arthur Andersen. El escándalo llevó a que Estados Unidos perfeccionara regulaciones federales y leyes para garantizar la exactitud financiera de quienes cotizan en bolsa; una de las más interesantes fue la Sarbanes-Oxley Act of 2001-SOA (Ley de Reforma de la Contabilidad Pública de Empresas y de Protección al Inversionista), que aumentó la responsabilidad de las empresas auditoras, evitando su neutralidad e independencia frente a los actos de sus clientes.

En el Perú las firmas auditoras abusan del “descargo de responsabilidad” y avalan Estados Financieros que bien pueden ser inexactos, pero que se dan por veraces en la medida que se basan en la información “confiable” entregada po​r su ​cliente.

Algunos estudios de abogados han sido intervenidos por facilitar la transferencia de coimas a autoridades tales como al humalista Jorge Acurio Tito, exgobernador del Cusco (2011-13). Este fue ayudado por el abogado Zaragoza Amiel, socio de Rebaza, Alcazar & De Las Casas Abogados Financieros, estudio asesor de Odebrecht hasta para lo feo.

Pero volvamos a Enron y a Arthur Andersen: la auditora fue enjuiciada y declarada culpable de obstrucción a la justicia, lo que supuso la disolución de una firma fundada en Chicago 89 años antes del escándalo y hasta entonces una de las cinco sociedades de auditor​í​a y contabilidad más grandes del mundo.

¿Por qué intervenir aquí solo a los abogados deOdebrecht y no a las firmas
​ que​ ​auditaron​ ​a​​ ​los socios​ locales​ sin ​ darse cuenta de nada o quizás cocina​ron cifras juntos?

Y mientras tanto PPK premia a los socios de los brasileros: estos podrán participar en la reconstrucción hasta que sean, o no,  “sancionados”; como si no fuera evidente las cercanía a la cutra responsable del mayor esquema de corrupción de nuestra historia y mutuos beneficiarios de sobrecostos que superan los U$5,000 millones de dólares.   

El premio va vía el Decreto de Urgencia 003-2017, que en nombre de la inversión, el crecimiento y demás excusas pretende que la inmundicia siga ganando.​ Trituren esa barbaridad, señores congresistas. 

Martha Meier M.Q.

Expreso, 20 de mayo de 2017