sábado, noviembre 19, 2016

“Make America great again”

Donald Trump ganó las presidenciales de los Estados Unidos de América pese a la virulenta campaña en su contra de las poderosas corporaciones multi-mediáticas. No fue Hillary Clinton la gran derrotada sino la ‘media’ norteamericana y global.

Allá como acá los medios han olvidado su razón de ser: la búsqueda de la verdad, la difusión del conocimiento, de la justicia y de los valores que perfeccionan las instituciones democráticas y con ello el progreso intelectual, material y espiritual de la sociedad, amén de visibilizar la problemática que afecta a la gente de a pie y buscar soluciones. Por “default” todo eso siempre se tradujo en altos índices de rentabilidad que ya no son usuales en esta rama de negocios; esto porque las marcas siempre se publicitaron para acercarse a sus consumidores y, también, para “apropiarse” de la credibilidad, buena reputación, aceptación y valores positivos del medio. 

La gran prensa -escrita y televisada- agoniza no tanto por las nuevas tecnologías sino por ser hoy tribuna del pensamiento único, del correctismo político y la llamada ideología de género que desembocan en una mono-cultura global a imagen y semejanza de las élites financieras y extractivistas. Al olvidar los medios a sus audiencias, estas les dieron la espalda y la publicidad buscó nuevas rutas.   

   

Más de 250 medios le declararon la guerra a Trump, apenas seis le dieron un respiro cuando entendieron que su discurso nacionalista, proteccionista, de des-globalización para “Hacer a América grande otra vez” había calado hondo. El resto dañó su propia credibilidad con un “anti-trumpismo” que puso en duda las fortalezas de la democracia norteamericana y olvidó lo que esta significa para el mundo libre. Antes de conocerse los resultados electorales, el periodista español Hermann Tertsch recordó que Estados Unidos es “el único gran país de la Tierra que siempre ha vivido en libertad y democracia” y que “Trump ha manifestado siempre su compromiso con la Constitución Americana”.

La receta mediática anti-Trump fue perversa, intentó que los ciudadanos olvidaran que más allá de quien los gobierne su país será, como escribe Tertsch “la misma mejor democracia del mundo[…]con una separación de poderes[…]Y unos controles mutuos y equilibrios que acabarán con el presidente si viola las reglas”.

Los medios no quieren aceptar su derrota moral y ética; ahora intentan convencernos de que las protestas -financiadas por George Soros, especulador financiero y promotor de la narco legalización-, representan el espíritu del gran país del norte. Ojalá dejen pronto su burbuja progre para “Make America great again”.  

Martha Meier M.Q.
Expreso, 19 de noviembre de 2017