lunes, diciembre 21, 2009

Dama de la selva

“La vida en sí es el más maravilloso cuento de hadas”, dijo alguna vez Hans Christian Andersen, uno de los más famosos escritores del reino de Dinamarca. Y un cuento de hadas ha sido para muchos —incluida quien escribe estas líneas— estar en Copenhague mientras que por las mismas calles andaban algunos de los seres humanos más notables de nuestro tiempo. Personajes como el arzobispo anglicano Desmond Tutu, pacifista antiapartheid, Nobel de la Paz 1984, o la bióloga, veterinaria, política y ecologista keniana, Dra. Wangari Mathaai, Nobel de la Paz 2004, que ha contribuido como pocas al desarrollo sostenible. Y otros muchos dedicados a construir un mundo mejor. No podía faltar la doctora Jane Goodall., quien desde los años sesenta del siglo pasado vive en las junglas de Tanzania, tratando de salvar de la extinción a los chimpancés y al bosque tropical. “Mi vida es una historia hermosa, feliz y llena de incidentes”, escribió también Andersen. Y un feliz incidente fue escuchar en vivo a esta gran dama de los chimpancés.

Aprender a compartir
“Los bosques brindan a los seres humanos importantes servicios ambientales —dijo con voz pausada en una importante reunión con lo más notable del empresariado y de la política verde— pero no son solo nuestros. Debemos aprender a compartirlos con la diversidad de especies que dependen de ellos para sobrevivir. No podemos seguir tomando decisiones egoístas que afectarán negativamente a las generaciones futuras”. Goodall llegó en los años 60 a Gombe invitada por el científico Louis Leakey, su mentor, para estudiar a los chimpancés, hoy es la máxima autoridad en estos primates. Por entonces la selva se extendía hasta donde alcanzaba la mirada y más allá. “En los ochenta —comenta— empezó un proceso de deforestación que amenazó la supervivencia de la especie”.

Actuar para salvar
La deforestación avanzaba a ritmo acelerado avasallando el hábitat de los chimpancés. “Empecé a trabajar con la comunidad, con las mujeres, consiguiendo microcréditos, desarrollando las competencias y capacidades de las personas para que fueran aliadas de la conservación y recuperación del bosque. Hoy extensas zonas han sido reforestadas y sirven como amortiguamiento de la reserva. La comunidad trabaja por el bosque para tener una buena calidad de vida, agua y alimentos”, y cuenta tamaña hazaña como quien comenta que puso a hervir agua para el té. Es la humildad que da la grandeza. “Pero nada ganamos si no educamos a las nuevas generaciones para relacionarse armoniosamente con la naturaleza”, afirma.
Ejemplar
En la reunión sobre la Reducción de Emisiones por Deforestación y Degradación (REDD), mencionó los avances que permiten las nuevas tecnologías. Ella ya usa las aplicaciones de Google Maps y Google Mobile para armar una base de datos e involucrar a las comunidades en el monitoreo. No es mujer de estadísticas ni de frías cifras. “Hay que alcanzar los corazones. Más vale un millón de corazones que un millón de dólares” ha dicho y explica los efectos del cambio climático con lo que ha visto: “en Panamá los indígenas Kuna Yala han vivido por centurias en una pequeña isla. Ahora están planeando evacuarla, algunos ya se marcharon porque el mar la está cubriendo”.
Pero no solo habla de problemas. A la revista “Newsweek” le dijo “Las cosas pueden funcionar. Hace mucho en Costa Rica, el gobierno empezó a pagar a los agricultores para que no cortaran los árboles. En las ciudades las personas estuvieron de acuerdo con un impuesto para garantizar el agua y aire limpios. Hay muchas formas de lograrlo”. Una de las formas —dice— es modificar nuestra dieta y apoyar la agricultura orgánica. La gran revolución del siglo XXI. “¿Saben que la ganadería genera más gases de efecto invernadero que todos los automóviles del planeta?”, dice. Y salimos convencidas, como escribió H.C. Andersen, de que “Solamente vivir no es suficiente. Uno debe tener sol, libertad y una pequeña flor”.
El dominical, 20 de diciembre de 2009

Nada parecido a lo esperado

Quizá fue el frío. Mientras los máximos líderes discutían —efectivamente discutían, no dialogaban— sobre las medidas para contrarrestar el calentamiento global, en la capital del reino de Dinamarca nevaba y la temperatura era de 4 grados bajo cero.
Quizá la XV Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Clima, COP-15, hubiera tenido otros resultados de haber sido su escenario Maldivas, país en el Océano Índico compuesto por un millar de islas que está siendo devorado por el mar. O en las inundadas costas de Bangladesh donde miles de personas han sido desplazadas por los ciclones. De repente en el Perú, nomás, a los pies del Pastoruri, allí donde antes podía esquiarse en una nieve que se derritió para no volver.
En Copenhague ha quedado demostrado cuán lejos están los líderes políticos de los pueblos a los que representan.
La gente de a pie, llegada de diversas partes del mundo, invocaba en las calles para que se llegase a un acuerdo justo, coherente y vinculante. Eso no se logró y podríamos decir que ni siquiera se intentó (salvo los países europeos).
Las posiciones de Estados Unidos, China y la India estaban cerradas y eran antagónicas. Pero algo se notó aquí, en el mundo la fuerza de las voces está empezando a cambiar.
Países a los que antes no se les prestaba atención cuentan hoy con un creciente liderazgo. Tal es el caso de la coalición africana, por citar un ejemplo. Un grupo de países emergentes, subdesarrollados y pobres, pero con un mensaje claro y conciso sobre la cuestión ambiental que, a partir de hoy, cuenta con el respaldo de millones de personas justamente de los países industrializados que, sin duda, le pasarán la factura a sus políticos por no volver a casa con el tan esperado tratado bajo el brazo.
El divorcio entre el discurso y la acción ha quedado también evidenciado, especialmente en el caso del presidente Barack Obama. Como evidenciada la sincera vocación y compromiso de la Unión Europea y de Gran Bretaña para lograr avances significativos. Hasta el último momento los europeos batallaron por un acuerdo vinculante y obligatorio. Y culminada la cumbre, pasada la una de la mañana, sus voceros dieron cara a la prensa y dejaron en claro que sus compromisos son vinculantes para todos los estados miembros y que en ellos no hay retrocesos.
Esta vez no se ha logrado lo esperado, pero esto no es el fin del mundo. Un mal acuerdo es mejor que ninguno, aunque Anne Jellema, de la ONG Actionaid, está convencida de que “ningún acuerdo hubiese sido mejor que el mal acuerdo adoptado aquí”.
Como fuere, el proceso sigue, los compromisos del Protocolo de Kioto están vigentes hasta el 2012 y sus mecanismos estructurales y de financiamiento no tienen fecha de caducidad.
México será sede de la próxima conferencia a mediados del 2010 y allí se espera que se ponga sobre la mesa una oferta más seria.
De esa oferta depende demostrarle a los “antisistema” que sí se puede, que el capitalismo está en capacidad de ofrecer las soluciones que plantea el cambio climático. Los únicos contentos con todo esto son justamente los “antisistema”.
Evo Morales, presidente de Bolivia, dijo sonriente: “El problema del clima se terminará cuando se acabe el capitalismo”. Y Hugo Chávez, mirando a los líderes del mundo libre, espetó: “Esto huele a azufre”. ¿Sería su propio perfume?

El Comercio, 19 de diciembre de 2009

Sin compromiso con el planeta

Hay voluntad para detener aumento de temperatura y crear fondo de ayuda. Sin embargo, no hubo acuerdo en limitar las emisiones por país

COPENHAGUE. La XV Conferencia de las Naciones Unidas sobre Clima, COP-15, terminó en un acuerdo de mínimos después de 12 días de beligerancia más que de negociación entre las partes. Estados Unidos mantuvo su postura cerrada igual que China. Al cierre de esta edición se ha llegado a acuerdos consensuados por Estados Unidos, China, India, Sudáfrica y la UE como la voluntad de mantener el alza de temperatura en 2 °C y crear un fondo de 100 mil millones de dólares en el largo plazo para ayudar a financiar la lucha contra el cambio climático en los países en desarrollo.
El resto de países votará sobre el texto en la plenaria de cierre que se desarrollará en las próximas horas.
En la reunión quedaron pendientes, hasta febrero del 2010, las metas de recortes de emisiones por cada país.
Las negociaciones de Copenhague se proponían lograr un nuevo acuerdo de reducción de emisiones de CO2, por encima de los compromisos del Protocolo de Kioto, en el que no están incluidos ni EE.UU. ni China, los dos más grandes emisores de gases de efecto invernadero. El presidente Barack Obama llegó para coincidir con la propuesta de su negociador Todd Stern, ya ratificada por su secretaria de Estado, Hillary Clinton, es decir, ninguna reducción de emisiones más allá del 4%, en el 2020 respecto a 1990.
Apenas transcurrida la mañana de ayer, sobre el mediodía, empezó a quedar claro que Copenhague desembocaría en un magro resultado. A esa hora Luiz Inácio Lula da Silva, frente al plenario, utilizó la palabra “frustración” para referirse al proceso y deseó “un milagro” para que en la tarde se resolvieran los entrampamientos de las negociaciones. El presidente de Brasil reiteró los compromisos de su país (casi 40% menos emisiones en el 2020 respecto a la tendencia actual) y fue más lejos: “Si es necesario haremos más sacrificios. Brasil está dispuesto a transferir dinero a otros países que lo necesiten”, ofreció intentando dar la pauta a otros países emergentes reacios a colaborar con un fondo internacional para el cambio climático. “Lo que no aceptaremos —añadió— es firmar un documento que no valga la pena”.
Enseguida le tocó el turno al más esperado de los 120 jefes de Estado que llegaron a Copenhague: el presidente de EE.UU. Barack Obama, como estaba previsto, no anunció recortes de emisiones más ambiciosos, pero tampoco llenó el vacío dejado la víspera por Hilary Clinton en cuanto a financiación para el cambio climático: “Nos comprometeremos en el esfuerzo mundial para movilizar 100 mil millones de dólares a partir del 2020 si y solo si este esfuerzo forma parte de un acuerdo más amplio”, subrayó Obama sin especificar qué proporción de ese dinero aportaría EE.UU.
El acuerdo más amplio que pretende Washington debería incluir acciones de mitigación de emisiones de parte de los países emergentes, así como la posibilidad de supervisarlas: “Debemos tener un mecanismo que nos permita comprobar que se está cumpliendo con los compromisos y debemos intercambiar esta información de manera transparente”, reiteró Obama, quien antes de su intervención había sostenido ya un encuentro bilateral infructuoso sobre el tema con el primer ministro Wen Jiabao. China, amparándose en el texto de la Convención de la ONU para el Clima y la Hoja de Ruta de Bali, se mantuvo opuesta a aceptar la auditoría internacional de sus políticas verdes.
Hugo Chávez, pasadas las 2 de la tarde, le puso una nota extra de suspenso a la parte visible de la jornada: advirtió que ni Venezuela ni los demás países del ALBA firmarían un acuerdo elaborado entre una “élite de países” a espaldas de “los pueblos democráticos del mundo”. El presidente de Venezuela se refería al texto que la presidencia danesa y unos 25 jefes de Estado representativos de los países y bloques claves en las negociaciones (EE.UU., UE, China, África, Estados Insulares, Brasil, México) trataban de concertar desde la noche del jueves para que Copenhague por lo menos arrojase un acuerdo político mínimo.
“El peor acuerdo”Ese fue el calificativo que le dio al acuerdo de ayer el delegado de Sudán, Lumumba di Aping, cuyo país preside el grupo G77, que reúne a 130 países en vías de desarrollo.
El Comercio, 19 de diciembre de 2009

Qué se acordó y qué falta definir tras Copenhague

1 Se acordó una visión a largo plazo sobre el aumento de la temperaturaLas partes acordaron desplegar esfuerzos para detener el alza de temperatura en + 2 °C en las próximas décadas. Este es el umbral establecido por el grueso de la comunidad científica para evitar los impactos más catastróficos del cambio climático. En la práctica, con las metas de recortes de emisiones que los países desarrollados pusieron sobre la mesa, el planeta se encamina a un alza de temperatura de 3 °C. No se fijó el año en que las emisiones de CO2 deberían alcanzar un pico para luego descender.
2 No se pusieron límites a emisiones de los países ricosEl acuerdo no contiene los compromisos de recortes de emisiones de gases de efecto invernadero de los países industrializados. Estas naciones obtuvieron un plazo suplementario, hasta el 1 de febrero del 2010, para fijarlos y evadieron comprometerse a una reducción conjunta de entre 25% y 40% hasta el 2020 respecto de 1990. Los países que ratificaron el Protocolo de Kioto acordaron inscribir sus metas en una segunda fase. Esta decisión es una de las pocas victorias de los países en desarrollo que se opusieron a la desaparición del Protocolo de Kioto.
3 Se controlarán las acciones de mitigaciónTodas las naciones, salvo los países menos desarrollados, emprenderán acciones para mitigar sus emisiones de CO2. Estos esfuerzos deberán ser comunicados a la Organización de las Naciones Unidas cada dos años. No ha quedado establecido de qué manera se llevará a cabo la auditoría internacional de estos planes nacionales. Como quedó el texto, por ahora solo las acciones de mitigación desplegadas con apoyo financiero de la comunidad internacional serán sometidas a controles estrictos por un organismo de la ONU.
4 Crearán un fondo para financiar las necesidades de adaptaciónLos países ricos han acordado en Copenhague crear un fondo dotado de US$30 mil millones para atender desde el próximo año y hasta el 2012 inclusive las necesidades más urgentes de adaptación al cambio climático y acciones de mitigación de emisiones. No se tratará de fondos reorientados sino de dinero fresco. Los recursos se destinarán con urgencia a los países menos desarrollados de África y a los estados insulares que son víctimas del aumento del nivel de los océanos.
5 Darán US$100 mil millones al año desde el 2020 Los países industrializados se comprometieron a movilizar anualmente US$100 mil millones a partir del 2020 para financiar en el largo plazo la adaptación y mitigación en los países en desarrollo. Estos fondos serán una combinación de dineros privados y públicos. El monto no responde a las expectativas de los países pobres. De acuerdo a cálculos del Banco Mundial, las necesidades financieras para enfrentar el calentamiento global en el sur por lo menos duplican el monto acordado en Copenhague.
6 Se reducirán las emisiones causadas por la deforestaciónSe creará un mecanismo para reducir las emisiones provenientes de la deforestación, una buena noticia para el Perú por contar con un vasto territorio amazónico. En un primer período (2010-2015) el dinero para ayudar a los países en desarrollo a mantener los bosques tropicales en pie provendrá del fondo de urgencia arriba mencionado. En el acuerdo no se incluyen detalles sobre los derechos de los indígenas que habitan las selvas ni sobre medidas destinadas a salvaguardar los bosques naturales frente a los bosques plantados.
El Comercio, 19 de diciembre de 2009

Gases del efecto invernadero

Son aquellos gases que tienen por denominador común la propiedad de absorber el calor (radiación infrarroja térmica) que emite la Tierra.
Estos son el vapor de agua, el dióxido de carbono (CO2), el metano, el óxido de nitrógeno, el ozono y los clorofluorocarbonos, presentes en refrigerantes y aerosoles.

El Comercio, 19 de diciembre de 2009

Las cifras

6.800 millones de toneladas de emisiones produce China cada año, lo que significa 5,5 toneladas per cápita.
6.400 millones de toneladas de emisiones produce Estados Unidos; es el segundo país más contaminante del mundo.
100 mil millones de dólares es el monto ofrecido por Estados Unidos para responder a la crisis ambiental.
5.030 millones de toneladas de gases genera la industria de los países de la Unión Europea.
89% del PBI mundial representan los países que participan en la cumbre de Copenhague.
230 jóvenes fueron detenidos durante las protestas en los exteriores del centro de convenciones donde se realiza la reunión de presidentes de los países inscritos.

El Comercio, 19 de diciembre de 2009

Hubo violentas protestas y unos 200 detenidos en Copenhague

COPENHAGUE. Hoy la Cumbre de las Naciones Unidas sobre Clima (COP-15) entra en una fase decisiva de negociaciones. Antes de finalizar la semana, se espera la presencia de 118 jefes de Estado para cerrar un acuerdo. Mientras los presidentes de la mayoría de los países de la COP-15 empiezan a arribar a Copenhague, 516 organizaciones de 67 países realizan el Klimaforum 2009, “la cumbre de la gente”.
Fue inaugurada por la periodista y autora canadiense Naomi Klein, conocida líder antiglobalización, quien afirmó: “El Bella Center (donde se desarrolla la cita oficial) es el caso más grande de desastre del capitalismo. El trato que se necesita ni siquiera está sobre la mesa”.
El sábado, decenas de miles de ciudadanos se congregaron frente a la sede del Parlamento danés y marcharon a lo largo de seis kilómetros hacia el Bella Center. En la concentración se escucharon las voces de la modelo y fotógrafa danesa, de sangre peruana, Helena Christensen, quien narró: “Los campesinos de los Andes peruanos me contaron los problemas que padecen porque el clima ha cambiado mucho. No saben la razón de ese cambio generado por otros países”. Presente en la jornada estuvo también la Dra. Vandana Shiva, científica de la India y principal vocera del movimiento ambientalista de su país. El Klimaforum continuará hasta el cierre de la COP-15 con actividades para “despertar a los gobiernos dormidos”, según expresan.
Se calcula que 100.000 se unieron a la movilización del sábado que contó con la participación de personalidades de la talla del sacerdote y pacifista sudafricano Desmond Tutu, Nobel de la Paz 1984. Los manifestantes exigieron un acuerdo vinculante y obligatorio de recorte de emisiones de gases de efecto invernadero. La marcha terminó con cerca de mil detenidos ya liberados, de los cuales solo tres han sido puestos a disposición judicial por haber agredido a los policías.
El domingo se registraron más de 200 detenciones, pues un grupo pretendió bloquear el puerto. Hace un mes el Parlamento danés aprobó un paquete especial de leyes ante las probables protestas durante la reunión de las Naciones Unidas que busca un pacto internacional contra el cambio climático.
El domingo, el Klimaforum 2009 tuvo como conferencista a la keniata Wangari Maathai, Nobel de la Paz en 2004, una de las voces más influyentes del ambientalismo mundial y líder de la coalición africana. Mohamed Nasheed, presidente de Maldivas, un país compuesto por islas en el océano Índico con 80% de su territorio a menos de un metro de altura sobre el nivel del mar, informó que primero asistirá a esta reunión paralela y luego a la COP-15. Maldivas está desapareciendo por el incremento en el nivel de los océanos derivado del calentamiento global.

PRECISIONES
COP-15 es la décima quinta Conferencia de las Partes (sus siglas en inglés).
Es la más alta instancia de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático, uno de los documentos emanados de la recordada Cumbre de la Tierra o Eco-92 (Río de Janeiro, 1992) que entró en vigor el 21 de marzo de 1994, en 192 países, y que reconoce que el clima es un recurso compartido.
Las partes se reúnen anualmente y este año coincide con la quinta reunión de las partes del Protocolo de Kioto (vigente en 189 países), cuyo primer período de compromisos culmina el 2012.
En Copenhague se busca que los compromisos de Kioto sigan siendo vinculantes y obligatorios, después de ese año.

ENFOQUE
Macondo a la danesa
Mariposas amarillas en Copenhague y estaríamos en una dimensión real maravillosa. Los negociadores parecen enemigos y no socios climáticos. Todd Stern, negociador de Obama, dijo: “No veo por qué ni un dólar de los contribuyentes norteamericanos deba ayudar a China”. China, que invierte billones en el mundo, es cabeza del G-77, el grupo de países subdesarrollados.
Mientras tanto, las prostitutas de Copenhague (trabajadoras sexuales en idioma políticamente correcto) protestan por la campaña Sé Sostenible No Compres Sexo, de la alcaldesa Ritt Bjerregaard, ofreciendo sexo gratis a los delegados.
Y por CNN se vio al presidente Obama recibiendo el Nobel de la Paz, en Oslo, y dando un discurso pro guerra. Fidel Castro resucitó para gritarle “hipócrita” y desapareció caribeñamente. Desde 60 países llegaron activistas para el Klimaforum 2009 y dicen que la cumbre oficial “no vale”.
¿Y la COP-15? Solo pueden tener cuatro finales. Ningún acuerdo; un acuerdo político no vinculante ni obligatorio; el esperado Protocolo de Copenhague que sustituya al de Kioto con puntos nuevos; o finalmente dos protocolos, un Kioto enmendado y un acuerdo vinculante y obligatorio de recorte de emisiones.
El Comercio, 14 de diciembre de 2009