lunes, diciembre 30, 2013

Lima y la Huerta Perdida

No hay que ser vidente ni tener una bola de cristal para ver cómo podría ser Lima si no se deponen las posturas demagógicas, dizque inclusivas y democráticas.
La capital del Perú requiere mano firme, orden y autoridad, y no la sonrisa fácil de sus autoridades; más acción y menos festivales y palabrería. Aquí hay que erradicar el caos para hacer viable, vivible y amable una metrópoli que, ante nuestros ojos, se acerca al despeñadero del desgobierno.
En la zona conocida como la Huerta Perdida podemos verle la cara al futuro que nadie quiere para la ciudad en la que nació o vive. Pese a su nostálgico nombre es uno de los rincones que registra mayor criminalidad y delincuencia.
Ubicada en Barrios Altos, alguna vez fue un oasis de verdor y solaz hasta convertirse en temible guarida de maleantes. No queremos que esa perversa metamorfosis se repita a mayor escala.
Cuenta la historia que en el virreinato, Barrios Altos era un lugar próspero que concentraba una población pudiente. Allí el virrey De la Serna y su esposa ordenaron crear una hermosa y fragante huerta, donde hicieron plantar más de cinco mil frutales y especialmente flores traídas desde España. De la Serna fue el último representante personal del rey, pues en su mandato ya se gestaba la independencia.
El español destinó para la huerta un amplio espacio que llegaba hasta las orillas del río Rímac, en lo que entonces era la periferia del Centro de Lima.
La huerta quedó hermosa y fue la admiración de los vecinos del barrio y del resto de habitantes de la Lima de antaño. Al mismo tiempo, como era de esperarse, aquel remanso de colores y aromas despertó la envidia. En Lima, al fin y al cabo, como bien lo recordaba el lúcido periodista Manuel d'Ornellas, "la mazamorra se espesa con la envidia".

No faltó quien organizara el robo sistemático de las plantas y flores (tal cual esos que hoy rayan con un clavo el carro nuevo del vecino o garabatean la pared recién pintada de la casa de al lado). Día a día, las especies de flora peninsular fueron desapareciendo, hasta que la ciudad amaneció para darse con la ingrata sorpresa de que de la huerta nada quedaba, salvo un terreno baldío con unas pocas plantas. Tristes, el virrey y su señora bautizaron esa desolación como la Huerta Perdida.
Hoy el lugar es de los más tugurizados de Lima y refugio de avezados delincuentes. Jamás encontraremos una noticia positiva del sitio, salvo informes policiales.
El solo nombre de la Huerta Perdida debiera perturbarnos, porque de seguir en el limbo de la corrección política, el amiguismo y la ineficiencia a que nos ha condenado la alcaldesa Villarán (pese a tener a más del 70% de los vecinos en su contra), Lima podría terminar perdida como esa huerta, convertida hoy en antro prácticamente inaccesible hasta para las fuerzas del orden.
Y eso, señora Villarán de la Puente, no puede ocurrir en otros lugares de la capital. Así que saque las espuelas y el fuste y domestique al potro antes de que se desboque. Esa es su función. Si no puede, váyase a su casa. Gracias.
Lugar de encuentro
Concurridas zonas de esparcimiento
- Las huertas en Lima virreynal eran lugares de esparcimiento de los moradores del centro y ambientes bucólicos. A estos lugares se podía ingresar por algunos centavos para comer frutos de los árboles o participar, ya en la época republicana, de fiestas con guitarra y cajón.
Ubicación exacta
Entre las laderas del Rímac y el Jr. Áncash
- La Huerta Perdida colinda con el conjunto habitacional Martinete, cerca de las riberas del río Rímac y el cementerio El Ángel. Su entrada principal es por el Jr. Sebastián Lorente, pasando la Iglesia Santo Cristo de las Maravillas y el jirón Áncash.

El Comercio, 09 de octubre de 2013

2 comentarios:

OSMAR ARTURO MADRID MENDOZA dijo...

Hola Martha Meier interesante la publicación que nos compartes, me parece muy acertada y quien lo podría negar no, yo estoy realizando mi tesis justamente en esa zona, estoy realizando un esquema de renovación urbana para ese lugar, pero debido a su inaccesibilidad por razones obvias, me es difícil conseguir información del lugar, quisiera saber si tu cuentas con alguna información que me pueda ayudar a desarrollar mi tesis, si así fuera te agradecería muchísimo que me ayudaras, muchas gracias.

atte:
osmar madrid
osmadrid08@gmail.com
992960694
3628842

Unknown dijo...

Análisis muy sesgado, sólo se ve un lado de la realidad, yo viví al frente de la Huerta Perdida, pase toda mi infancia con amigos que vivían ahí, así como habia gente que delinquía, también habia gente de bien, panaderos, albañiles, ambulantes, cuyos hijos se labraron por buen camino. Mis amigos de la huerta, muchos lograron ser grandes profesionales así como otros honestos trabajadores. En ese sentido, la estigmatización y ver la realidad de manera metafisica no contribuye en nada.