sábado, noviembre 02, 2013

Una nueva derrota para los pro transgénicos

Los lobbistas pro transgénicos criollos -entre ellos el señor del PPKuy- deben estar con los dedos cruzados para que no resuene el portazo que Japón le ha dado a la importación de trigo estadounidense. Estamos ante una de las más fuertes derrotas de Monsanto y sus voceros. Según publica el diario "El País", de España, Japón decidió cortar la compra de trigo gringo y la Unión Europea anunció controles más estrictos y alertó a los países miembros sobre el cereal. ¿Qué pasó? Se detectó un trigo transgénico en una granja de Oregón, una variedad alterada resistente al herbicida Roundup. La variedad fue introducida por Monsanto -líder del sector- pero, supuestamente, hace nueve años, en el 2004, la retiró de los campos por las protestas de los consumidores, los ecologistas, agricultores, la industria de alimentos y compradores internacionales. Todos ellos preocupados por los potenciales riesgos para la salud, aparición de malas hierbas resistentes al herbicida y el que un puñado de multinacionales controlase lo que comerá el planeta.
Los mercados son cada vez más sensibles y los consumidores apuestan por lo natural. Los alimentos genéticamente modificados no son ninguna panacea sino un simple negocio para las empresas que patentan las semillas y un dolor de cabeza para los agricultores que caen en la trampa, viéndose comprometidos a pagar regalías de por vida. En la India millares de granjeros han quebrado, optando por el suicidio, y el príncipe Carlos de Inglaterra ha señalado a Monsanto como promotora del mayor genocidio del siglo XXI.
El gobierno del presidente Humala tuvo el tino de aprobar una moratoria por diez años, para que los suelos agrícolas peruanos se vean libres de las llamadas semillas Frankenstein, cuyos efectos ecológicos, económicos, sociales y sobre la salud, recién empiezan a revelarse. Pero no faltan quienes quieren tirarse abajo la moratoria y hacer negocios con la coartada de solucionar el hambre. ¡Mentira!

En el mundo se produce suficiente alimento para nutrir a la población global, y a más, pero en este mismo momento millones de toneladas se desechan por no cumplir con los exigentes estándares estéticos del mercado o no llegar a destino en buen estado por la falta de carreteras y de una adecuada cadena de frío, o simplemente porque el consumidor compró en exceso y el producto se malogró. De hecho, una de cada tres bolsas de las compras del supermercado (realizadas por consumidores de los sectores A y B) terminarán en el tacho de la basura, aquí, en Estados Unidos, en Japón y cualquier otro país.
Si algo erradicará el hambre, serán los caminos, los ferrocarriles, la logística, un mercado menos exigente con las formas, patrones de consumo responsables, proyectos agrícolas urbanos, entre otros. Las semillas del mal no solucionarán nada.
UNA REALIDAD. Los mercados son cada vez más sensibles y los consumidores apuestan por lo natural.

El Comercio, 01 de junio de 2013

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