En "La nueva clase media nació en Ayacucho", artículo publicado en este 
Diario, Hernando de Soto reveló parte de las estrategias que derrotaron a 
Sendero Luminoso y encauzaron al Perú en la economía de mercado. El presidente 
del ILD ahonda en esta entrevista sobre este y otros temas.
En "La nueva clase media nació en Ayacucho" revela parte de las estrategias 
usadas para derrotar a Sendero y virar hacia la economía de mercado. ¿Esos 
criterios son útiles en la coyuntura actual?
De algún modo sí, pues hay un retorno de la violencia, de la inseguridad y de 
diversas formas de extralegalidad, como la minería informal en Madre de Dios. 
Pero lo que me preocupa es el retorno de categorizaciones caducas que debieron 
erradicarse para lograr el despegue del Perú. 
¿Qué categorizaciones son esas? 
Han pasado casi 25 años y vemos renacer viejos prejuicios sobre los 
informales. ¿En qué ayuda categorizarlos como legales, ilegales, artesanales, 
pequeños, medianos, total o parcialmente informales, invasores, etc.? Esto no 
soluciona los problemas ecológicos, la conflictividad o la falta de respeto por 
el orden legal, simplemente se enfrenta al Estado con las mayorías pobres; se 
crea clientela para los extremismos; y se impide el acceso a los beneficios de 
la formalidad: crédito, capital, propiedad y asociatividad. 
Si hablamos de extremismos llegamos a Sendero Luminoso. ¿Cómo era la 
situación en los años 80? 
En esos años las organizaciones campesinas enfrentaban al terrorismo sin 
reconocimiento legal. Esa "ilegalidad" tenía dos consecuencias. La primera era 
que para defenderse solo tenían armas artesanales. Y la segunda era que el 
Estado no podía aliarse con ellos para tener información y distinguir a los 
inocentes de los terroristas, salvaguardando los derechos humanos. Siendo las 
comunidades "ilegales", el Estado, que es fuente de la legalidad, no podía 
aliarse con ellas. 
¿Cómo se dio el cambio? 
Fíjese. En la década de los 80, el ILD irrumpe con un nuevo paradigma: la ley 
era tan disfuncional que la economía de la mayoría y gran parte de la guerra 
contra el terror se daban marginalmente. El Estado no facilitaba normas para la 
formalización, pero perseguía a los informales. 
¿El Estado había caído en su propia trampa? 
El filósofo Kant la hubiese definido como una "trampa categórica". Esta 
consistió en colocar en un fichero dos categorías distintas: los "ilegales 
buenos" (que por el costo y las complicaciones de cumplir con la ley recurrían a 
medios ilegales para realizar actividades legítimas); y los "ilegales malos" 
(narcos, criminales y terroristas). La trampa categórica se rompió sacando a los 
ilegales "buenos" del fichero criminal y aceptando que no todos podían 
formalizarse similarmente, porque se movían de diferentes formas y a velocidades 
distintas. 
¿Se aceptó que la informalidad no era homogénea? 
El gran problema era que en los 80 el Derecho era como un juego de damas, con 
un solo movimiento para todas las fichas. Un juego excluyente, para un fenómeno 
muy diverso. Sendero Luminoso quería patear el tablero, pero con el ILD 
propusimos cambiar de juego. Digamos que pasamos al ajedrez, con distintos 
movimientos para cada pieza diferente, pero utilizando el mismo tablero. No lo 
pateamos como Sendero ni como quienes propiciaron el golpe del 5 de abril. 
¿Y cuál fue la estrategia? 
Tomamos dos caminos paralelos para recategorizar a los pobres, quebrar la 
inercia del statu quo y liberar a las fuerzas para ganarle al terror. Luego se 
liberaron las del crecimiento económico. Derrotar al terrorismo permitió una 
reforma económica radical cuyos frutos vemos aún hoy. 
¿Cuál fue el papel del ILD? 
Entre 1987 y 1992 -finales del primer gobierno de Alan García y principios 
del de Fujimori-, el Instituto Libertad y Democracia, ILD, fue invitado a 
desarrollar reformas. Propusimos 26 que derivaron en cerca de mil normas y 
decisiones administrativas que incorporaron a la legalidad a millones de 
peruanos y viabilizaron el ajuste, el crecimiento y la derrota de Sendero. Una 
sola, entre 1991 y 1994, el Registro Unificado, legalizó a 388 mil negocios, 
creó 558 mil trabajos, permitió aportes al fisco por 7.800 millones de dólares y 
redujo el tiempo para abrir y registrar una empresa de 278 días a uno, y el 
costo en 85%. El Banco Mundial convirtió ese programa en su proyecto bandera, 
bautizándolo "Doing Business". 
Inicialmente Sendero fue incapaz de ganarse a los campesinos... 
Ellos se rebelaron contra Sendero, entre 1981 y 1984, porque quisieron 
colectivizar sus tierras. Durante ese período del segundo gobierno de Belaunde, 
se estima que fueron asesinados unos 21 mil campesinos (98% de las víctimas se 
produjeron en el campo y solo 2% en las ciudades).Para 1984 miles se habían 
organizado ilegalmente en comités de defensa antisubversiva (Decas). En dos años 
recuperaron sus valles y arrinconaron a Sendero. 
Pero luego el terrorismo reapareció violentamente... 
Sendero se reorganizó y para finales del primer gobierno de Alan García, 
entre 1987 a 1990, contaba con financiamiento. Controlaba 60% del territorio 
nacional y parecía invencible. El gobierno de Estados Unidos creía que Sendero 
tomaría el poder en 1992 y que el Perú sería una nueva Camboya. 
Esto no ocurrió... 
No, porque desde 1988 se replanteó el conflicto como un problema de 
desarrollo y de derechos humanos. Identificamos y registramos a unas 180 
organizaciones campesinas, diferenciándolas de los terroristas. Inspectores de 
las Naciones Unidas conocieron, in situ, a las distintas organizaciones rurales 
Decas. Estas se convirtieron en interlocutores válidos, y los políticos y 
militares pudieron, finalmente, aliarse con ellas. 
Una inmensa red de defensa... 
Las Decas eran un ejército de 120 mil hombres. Este giro llevó a que el 
cabecilla Abimael Guzmán se replegara en Lima. 
¿Qué buscaba Guzmán en Lima? 
Que las células terroristas urbanas cercaran al Estado, con anfo y dinamita. 
Pero en Lima los informales ya estaban siendo recategorizados, demostrando su 
espíritu empresarial. 
La visión de un espíritu empresarial generalizado debió colisionar con los 
postulados de los intelectuales de la época, mayoritariamente de izquierda... 
Lo importante fue que desplazamos dos corrientes erradas sobre la 
informalidad. Una, la PREALC- OIT y las tesis de Matos Mar. La primera 
calificaba a los informales de "proletarios y técnicos de bajo nivel, 
improductivos, desempleados y sin futuro, que el capitalismo periférico de 
América Latina era incapaz de absorber". Y José Matos Mar, brillante intelectual 
que lideraba el pensamiento étnico-cultural, sostenía que la informalidad era 
una rebelión andina radical contra el circuito oficial. Inclusive el joven Alan 
García de los 80 trató de combatir nuestras tesis, convocando a Matos Mar y 
organizando un instituto (Idesi) y llamando "El tercer sendero" a un libro de su 
asesor Carbonetto. Al final trabajó con nosotros. 
El Estado al tratar de controlar la ilegalidad había generado tal burocracia 
para la "permisología", que ahogó a ricos como y pobres. Legalizar una empresa o 
una construcción podía tardar años. 
¿Cuáles fueron los primeros pasos? 
Incorporar a las mayorías a la legalidad. Se crearon los mecanismos de 
participación para que el gobierno escuchara a la población y para prevenir 
barreras legales. 
¿Cuál fue el mayor logro de la recategorización? 
Que los pobres se identificaran con la economía de mercado y comprendieran la 
necesidad del ajuste económico. Esto hizo posible el 'shock' fondomonetarista. 
Los pobres comprendieron que compartían las mismas categorías y el ajuste fue 
políticamente viable. Hasta entonces la reforma económica no había sido posible. 
Se dio, además, un mensaje claro: por cada medida de ajuste del Ministerio de 
Economía y Finanzas, MEF, Palacio de Gobierno daba tres a favor de los 
excluidos.? 
*Editora central 
CONSTATACIONES 
-- Los informales eran dueños del 43% de las viviendas de Lima. 
-- Esto tenía un valor de 70.000 millones de dólares (12 veces Camisea), 
representaban el 52% de la industria, el 93% del transporte público, el 90% del 
comercio. 
-- No eran el problema sino la solución -la futura clase media- si se les 
permitía acceder al mercado formal.Tomamos dos caminos para recategorizar a los 
pobres, quebrar la inercia y liberar a las fuerzas para ganarle al terror.
El Dominical, 11 de mayo de 2014
 
 
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