sábado, diciembre 14, 2013

El primer ministro del mercurio

En cualquier país "normal" el primer ministro, Juan Jiménez Mayor, ya estaría tras las rejas, o por lo menos habría sido obligado a dejar el cargo. El señor pupilo de Diego García Sayán ha anunciado, ñato de risa, la "ampliación" del plazo de formalización de los mineros ilegales, por 3 años más. La muy rica mafia minero-ilegal tiene carta blanca para delinquir hasta el 2016.
Las máximas autoridades del (des)gobierno han decidido que los hampones sigan operando fuera del marco legal exigido a cualquier inversor, que atropellen las normas ambientales, usurpen territorios, evadan impuestos, se armen hasta los dientes, trafiquen con el trabajo infantil, prostituyan a mujeres y niños, se alíen con los narcos y envenenen nuestro territorio con el neurotóxico mercurio.
La inaceptable decisión ha sido adoptada a pocos días de la reunión que congregará, en Lima, a reconocidos expertos en mercurio y los estragos que causa sobre los ecosistemas, la cadena alimenticia y la salud humana. De paso, Jiménez Mayor y sus secuaces en otras carteras -Ambiente, Justicia, Energía y Minas- han mandado al tacho la propuesta de los ingenieros metalúrgicos peruanos de trabajar para declarar nuestro territorio libre de mercurio, en un plazo máximo de ocho años. Ese anuncio lo hizo apenas hace un mes el ingeniero Óscar Tinoco Morelos, presidente del capítulo de Ingeniería Metalúrgica del Consejo Departamental de Lima del Colegio de Ingenieros del Perú (CIP). El proyecto Mercurio Cero aspira a reducir el consumo del peligroso metal en la actividad minera a la mitad en apenas tres años y erradicarlo del todo en cinco más (con tecnología nacional y barata).
El ingeniero Tinoco explicó que ya hay equipos que usan agua, y no mercurio, para separar por gravedad el oro, y otros metales preciosos de la tierra. "Si se añaden procedimientos de reciclaje y filtrado, se puede reutilizar el recurso, logrando gran ahorro de agua y preservando la naturaleza", manifestó.
Lo más ridículo es que el "acuerdo" se adoptó en el proceso de diálogo convocado por el Ejecutivo para resolver los problemas generados por la minería informal e ilegal. Así las cosas, para "resolver los problemas" se permite que los causantes sigan generándolos.
Esa es la extraña lógica de un gobierno sin brújula, sin rumbo y en picada, justamente por su falta de mano dura en asuntos como estos.
Si para algo hay que alzar el puño indignado en estos días, es para gritar: "Agua sí, mercurio no", "fuera los corruptos aliados de la minería informal". Aquí huele a repartija, pero no exactamente de cargos.

El Comercio (Opinión), 24 de agosto de 2013

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