martes, junio 09, 2015

COP 20: el reto a nuestro estilo de vida (Ecología)

En diciembre Lima será sede de la COP 20, importante cita climática mundial, con implicancias sobre nuestra vida diaria.

El mundo mira al Perú como anfitrión de la Conferencia de las Partes (COP) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, que congregará a las principales autoridades y activistas mundiales.
Se intenta llegar a acuerdos mínimos para revertir el cambio climático, un proceso desencadenado por las actividades humanas, es decir por todos nosotros.
Mantener nuestro cómodo y despilfarrador estilo de vida fomenta la emisión de las toneladas de gases de efecto invernadero (GEI). De paso destruimos los principales sumideros de esos gases, es decir los bosques, con fines agrícolas, ganaderos, forestales y energéticos.
Poco se ha avanzado en las 19 grandes conferencias internacionales previas, y muchas otras de trabajo. Y es que estamos ante el mayor intento por romper el paradigma de la economía del petróleo y pasar al de una economía verde, basada en energías limpias como la solar, viento (eólica), mareas, entre otras.
Este gran cambio incluye hasta nuestra dieta, que debiera ser vegetariana, con cultivos de temporada procedentes de zonas cercanas y no de áreas deforestadas ni lejanas que requieran transporte convencional.
La carne, leche, yogur, helados y mantequillas no van más (tampoco usar cuero), porque las flatulencias y eructos del ganado vacuno producen metano y óxido nitroso, GEI más dañinos para el clima que el dióxido de carbono (CO2). Solo en Estados Unidos la ganadería emite anualmente más GEI que 22 millones de autos juntos. De hecho la industria ganadera es la tercera emisora de esos gases, después del consumo energético (familiar e industrial) y del transporte. Este es otro punto: hasta contar con motores alimentados por energías limpias deberíamos caminar más o montar bicicleta
La debacle climática, pues, no es responsabilidad solo de empresas cuya finalidad, al fin y al cabo, es satisfacer nuestras necias necesidades. Así, la COP 20 reta nuestras costumbres y conciencia ambiental.
Aquí no hay empresas perversas ni países reacios a asumir compromisos, sino gente que quiere seguir usando petróleo en la forma de bolsas, envases y juguetes plásticos; fibras artificiales (nailon, poliéster); autos dependientes de combustibles fósiles, hasta como materia prima de las llantas; y gente que sobreconsume energía; familias aglutinadas en ciudades que generan también calentamiento.
La solución climática pasa por los consumidores, y por que los gobiernos prioricen la conservación de los bosques, creación de áreas verdes urbanas e invertir en ciencia y tecnología, buscando soluciones y alternativas (algo que compete, también, a las empresas).
Si no estamos dispuestos a cambiar, la COP 20 será una reunión más.

CIUDAD
Una isla de calor
Ad portas de la COP 20, el señor Manuel Velarde (PPC), recientemente elegido alcalde de San Isidro, cuenta entre sus declaraciones que ese distrito "no necesita más áreas verdes". Parece que desconoce el fenómeno de la "isla de calor", una situación urbana de acumulación de temperatura en zonas donde se concentran grandes construcciones, como el centro financiero del distrito. La falta de áreas verdes y las emisiones contaminantes del transporte promueven también la "ola de calor".
Existe una relación directa entre la mayor temperatura urbana y la escasez de vegetación. Todo esto favorece el cambio climático. Alcaldes sin una visión ambiental, como Velarde, no convertirán a nuestros distritos en ejemplo durante la COP 20.

Su desatinada afirmación deja a San Isidro sin liderazgo entre las ciudades que batallan contra el cambio climático y resultan incomprensibles en la capital que recibirá a 195 líderes internacionales preocupados por el tema (MMMQ).

Martha Meier MQ.
Editora Central

El Comercio, 18 de noviembre de 2014

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