martes, octubre 11, 2011

El exceso de autos amenaza la viabilidad de las ciudades



Embotellamientos son cada vez más complejos en las grandes metrópolis. Estiman que unos 800 millones de vehículos circulan hoy por el mundo

El asunto parece cuento chino, pero no lo es. El año pasado –justamente en China– se generó un embotellamiento de 160 kilómetros de largo que duró 11 días. No hay duda de que la realidad termina pareciéndose a la ficción y a veces la supera. Durante esas 264 horas millares de autos, camiones y todo tipo de vehículo motorizado estuvieron estancados, detenidos, inmovilizados y sus conductores impedidos de cumplir a tiempo sus obligaciones. El cuento de Julio Cortázar “La autopista del sur” terminó convirtiéndose en profecía.

AMENAZA REAL
Episodios como el del megaatracón de tránsito en China podría convertirse en algo común y ya es tema de preocupación de economistas, empresarios, planificadores y autoridades urbanas. Lo que para un conductor común o un pasajero de transporte público es una molestia que estresa e impide la puntualidad se ha empezado a medir en términos de competitividad, de pérdida de horas de trabajo, de escollo para el progreso y el crecimiento económico.

¿AL FONDO HAY SITIO?
Paul Ford, bisnieto del legendario Henry Ford y vinculado al emporio automovilístico que lleva su apellido, se preguntaba durante una conferencia “¿qué pasa cuando el número de vehículos en la carretera se duplica, triplica, o incluso se cuadruplica?”. Simple, ocurrirán eventos como los de China –con la consecuente pérdida de tiempo–, y se incrementarán los accidentes, la contaminación, la saturación de las vías y se degradará la calidad de vida urbana.

Según cálculos, 800 millones de autos circulan hoy por el mundo. El crecimiento demográfico y el mejoramiento de las economías familiares llevarán a que en apenas tres décadas esta cifra crezca hasta 4.000 millones de unidades. “Y esto –según Ford– creará un tipo de embotellamiento mundial nunca antes visto”, amenazando el abastecimiento de alimentos y atención médica, principalmente en las grandes urbes, como Lima.

DEMORA QUE EMPOBRECE
Desde la última década del siglo XX el aumento de la demanda de transporte y del tránsito causan: congestión, demoras, accidentes y contaminación. La congestión o embotellamiento es un flagelo que hace menos competitivas a las ciudades que la padecen. La lentitud con la que se circula altera el ánimo, genera estrés y agresividad en los conductores y usuarios del transporte público. Un estudio de finales del siglo XX reveló que la velocidad promedio en las ciudades es de 18 km/h, más o menos igual al de los tiempos de las carretas jaladas por caballos.

PARA ABAJO
“Congestión de tránsito, el problema y cómo enfrentarlo” es un estudio de la Comisión Económica para Latinoamérica y el Caribe (Cepal), que pone el foco sobre cómo “la congestión traba la eficiencia económica de una ciudad, pues encarece todas las actividades y se constituye en freno para el desarrollo. […] ¿Quién abriría un emprendimiento donde los tiempos de viaje son intolerables o donde exista la duda de si se llegará a tiempo a los compromisos cotidianos? Una ciudad con congestión grave posiblemente ahuyente a los inversionistas”.

La prestigiosa revista “The Economist” ha tratado un tema similar en su edición del 13 de agosto, enfocándose en nuestra región donde “4 de cada 5 latinoamericanos viven en ciudades, comparados con menos de la mitad de asiáticos y africanos”. “The Economist” cita un reporte de McKinsey Global Institute sobre cómo la congestión, la escasez de viviendas, la contaminación y la falta de planeamiento urbano pueden traerse abajo la economía.

El consenso es que el modelo de tránsito actual, así queramos, no va a funcionar mañana. Increíble, pero cierto, el desorden del tránsito en las principales ciudades, la saturación y el exceso de vehículos afectan la capacidad de generar riqueza y ponen en riesgo la sostenibilidad de las grandes ciudades.

LA CIFRA
18 kilómetros por hora
Es la velocidad promedio en la que se desplaza el transporte en la ciudad, similar a la del tiempo de las carretas jaladas por caballos, o al trotar a caballo.

El Comercio, 22 de agosto de 2011

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