jueves, agosto 11, 2011

Los transgénicos no son la solución

El Perú podría convertirse pronto en territorio libre de transgénicos. Dos nuevas y calificadas voces se han sumado al coro de peruanos preocupados por los efectos que podría tener el ingreso de esos cultivos sobre nuestros ecosistemas, la biodiversidad y la salud de la población: el doctor Ricardo Giesecke y el ingeniero Miguel Caillaux, físico el uno, ganadero el otro y ambos acertadamente nombrados por el presidente Humala como sus ministros. Giesecke en la cartera del Ambiente y Caillaux en la de Agricultura se han manifestado a favor de la moratoria que impide el ingreso de semillas genéticamente modificadas con fines agrícolas, por diez años. Esto es una buena noticia.
No se exagera ni atemoriza en vano al decir que el polen de esos cultivos ‘Frankenstein’ contaminará a diversas especies de flora silvestre y domesticada. Los agentes polinizadores –abejas, aves, mariposas– hacen lo suyo y también el viento. Muestra del poder dispersor del viento es que en el suelo de la Amazonía se ha identificado arena del desierto del Sahara, en África, arena que ‘vuela’ y cruza el Atlántico impulsada por el viento.
Esto, claro, le interesa poco menos que un rábano a los lobbies de los emporios que han desarrollado transgénicos en sus laboratorios. Un argumento utilizado para sensibilizar a su favor es que tales cultivos solucionarían el hambre. Así tratan de generar sentimientos de culpa y erigir en villanos a quienes proponen (proponemos) que la seguridad alimentaria se base en una agricultura diversificada, en productos locales, en una cadena de grandes y pequeños agricultores orgánicos, en la conservación de la biodiversidad y en una distribución adecuada de los alimentos. Vale la pena recordar que en el 2008, de la noche a la mañana, los precios de los alimentos se dispararon y se desencadenó una hambruna, pero ese mismo año la producción agrícola fue suficiente para que cada habitante accediera a 2.700 calorías diarias. El problema no es, pues, el rendimiento, sino el acceso y la distribución. En el Perú, toneladas de frutas y otros productos alimenticios terminan pudriéndose a falta de caminos, una adecuada cadena logística de transporte o centros de procesamiento en los sitios de origen. Para mantener los precios se ha llegado al extremo de quemar toneladas de pollo o verter el exceso de producción lechera en los ríos. El hambre no es, pues, resultado de la falta de alimentos, porque persiste hasta cuando hay excedentes. Amartya Sen ganó su Nobel de Economía demostrándolo: las hambrunas ocurren aunque haya comida, porque la gente no puede comprarla. La realidad descrita por Sen no la cambiarán los transgénicos.
Brasil, por ejemplo, un país que viene erradicando velozmente el hambre, no se apoya en la soya transgénica por la que ha deforestado buena parte de su selva. Recurre en cambio a los pequeños agricultores para su exitoso programa escolar de nutrición: al menos 30% de esos alimentos deben ser adquiridos de los campesinos más pobres, cuya producción difícilmente llega a algún mercado. El lulista Fome Zero tan aclamado no se diseñó pensando en los grandes campos de transgénicos sino en los pequeños parceleros que cultivan productos locales y conservan la agrodiversidad.
Una de cada siete personas en el mundo –algo más de mil millones– pasa hambre y cada diez segundos un niño o niña muere por este flagelo (más que todas las muertes sumadas por sida, TBC y malaria). Es un acto civilizador garantizar el acceso a la comida, esa garantía solo nos la dará la biodiversidad. Cary Fowler es el gran defensor de ella. Un gringo lindo y loco que impulsó la creación bajo la nieve del círculo ártico noruego de la bóveda que guarda el mayor tesoro de la humanidad: semillas de los principales cultivos comestibles. Él está convencido de que solo la biodiversidad salvará al planeta en caso de una hambruna global.
Hace cerca de cuatro décadas, el académico Jack Carlan explicó que la diversidad de los cultivos era el “recurso genético que se interpone entre nosotros y la hambruna catastrófica a un grado que no podemos imaginar”. En la biodiversidad, pues, está la seguridad alimentaria mientras que los cultivos transgénicos (genéticamente exactos y por ello más vulnerables) el potencial de un desastre ambiental y social, sin precedentes. Como dice el príncipe Carlos de Inglaterra, “no cuenten conmigo para eso”.



El Comercio, 06 de agosto de 2011

Lo verde en los próximos cinco años



Considera necesaria la moratoria –no ingreso al país– de los cultivos transgénicos por los próximos diez años. Apuesta por el uso del gas para desalinizar el agua marina y asegurar un insumo esencial para la vida y el crecimiento de la agroexportación, sin tropiezos, en el escenario de incertidumbre climática que se vive globalmente. Cree en el valor del bosque en pie y en los múltiples servicios ambientales que brinda. Conoce las herramientas y programas internacionales para que un árbol, en que anidan las aves y cuyas hojas fijan el gas invernadero dióxido de carbono (CO2), genere tanto o más dinero que uno convertido en tablón, al mismo tiempo sabe que en un país con tanta riqueza forestal hay que desarrollar industrias conexas. Confía en que podrá encauzar la minería informal para evitar la degradación ambiental y que con tecnología apropiada el millón de familias que dependen de esta actividad podrá trabajar sin destruir ni contaminar, en áreas donde a las grandes mineras no les resulta atractivo invertir. Es un convencido de que el Ministerio del Ambiente debe tener más autoridad y ser transversal, pues le parece inoportuno –como al resto de peruanos preocupados por la conservación– que sean los mismos ministerios que promueven una determinada actividad los que aprueben los estudios de impacto ambiental, EIA. Apuesta por la promulgación de una ley obligatoria de consulta para evitar mayores conflictos socioambientales.
¿Quién es este personaje decidido a pintar de verde nuestro futuro? El doctor Ricardo Giesecke Sara-Lafosse, físico de la Universidad Nacional de Ingeniería, UNI, con un amplio currículo en el sector público. Ha sido, entre otros, director general de la Oficina de Planeamiento, Presupuesto, Estadística e Informática del Ministerio de Energía y Minas durante el gobierno de Alejandro Toledo; jefe de la Unidad de Cambio Climático del Conam en el gobierno de Alan García; viceministro de Energía; director y gerente general de Petro-Perú, director ejecutivo de Provías-Nacional; presidente del Consejo Directivo del Programa Nacional de Asistencia Alimentaria, Pronaa, y más. Así que al caballero le sobra experiencia en temas de gestión y conoce a fondo los temas energéticos, de infraestructura de caminos y de asuntos climáticos, lo que abarca estudio del deshielo de glaciares, proyecciones sobre la disponibilidad de agua, conservación de bosques, entre otros asuntos verdes.
En la última campaña electoral Giesecke fue vocero “ecológico” de Gana-Perú (el hoy partido de gobierno) y, por suerte, el presidente Humala ha tenido el tino, la lucidez, la epifanía, de hacerlo su ministro del Ambiente. Ahora, esperemos que le haga caso. Si logra convencer al flamante presidente de que se ponga en práctica lo que sabe, conoce y predica, el científico logrará sentar, por fin, las bases de las que depende el desarrollo sostenible. El doctor Giesecke dijo –en una entrevista radial con el también físico Modesto Montoya– tener “el corazoncito a la izquierda”. ¿Importa eso? ¡No! Como no debería importar tenerlo al centro, a la derecha o en cualquier otro lado, si lo que se va a hacer es favorable para el destino del país. Dijo también “todos somos un poquito antisistema en lo que a ciencia y tecnología respecta”. ¿Y cómo no serlo, verdad, si en el Perú ya desde hace mucho esas palabras han sido olvidadas por políticos de todas las tiendas? ¿O alguien recuerda a algún legislador en huelga de hambre o encadenado a las rejas del Congreso por la falta de apoyo al desarrollo científico-tecnológico o, por lo menos, hablando del tema mientras comen pollos, matan perros o les lavan los pies? Aquí hay otro punto a favor del nuevo ministro: será –acuérdense– un avispón verde zumbando en los consejos de ministros para impulsar este tema, tan vital y tan postergado desde hace ya demasiado. “Ecológico”, conocedor y promotor de la ciencia amigable con el medio ambiente, amén de comprobada y certificadamente honesto.
¿Qué más podía pedirse? Parece que se vienen buenos tiempos en lo que a la cuestión ambiental se refiere. ¡Al fin!

La hoja de ruta que necesitamos

Parece que en el Perú requerimos una globalización interna, un tratado de libre comercio con nosotros mismos, una visión compartida como la que tenemos con los socios extranjeros. Es un hecho que Lima se comunica mejor con la gente de Peru, Nebraska –y hasta parece que les simpatizamos– que con los comuneros de Bagua o de Juliaca. Si algo campea por esta tierra es la incomunicación y la falta de un proyecto conjunto.
En su visita del jueves a El Comercio el saliente presidente Alan García recordó que en los últimos ocho años el Perú, porcentualmente, ha crecido económicamente más que Brasil y que Chile; y no solo esto, después de Uruguay, somos el segundo país en Latinoamérica con la menor brecha social. A la luz de estos alentadores datos, ¿cómo entender los múltiples conflictos sociales y ambientales? Ocurre que medimos muy bien los números del crecimiento y muy mal los de la degradación ambiental y la desconfianza, generadas por los grandes proyectos que sustentan ese crecimiento. Algo definitivamente marcha mal.
El libro “El desarrollo sostenible: una visión de futuro”, cuyos autores son el ingeniero Jorge Lescano Sandoval y la doctora Lucía Valdez Sena, personajes de reconocida talla intelectual y moral, nos muestra que tenemos a mano las herramientas para revertir esta situación. Se trata de un valioso aporte de la Universidad Nacional Federico Villarreal, presentado ayer, en el que ambos, nadando tercamente a contracorriente, persisten en la difusión de los conceptos de desarrollo sostenible y su implementación en nuestro medio.
El libro debería ser de lectura obligada para las autoridades y empresarios, a ver si de una vez comprenden de qué se trata esto. Lescano y Valdez reúnen información relevante, de modo resumido, ordenado y comprensible en imprescindible texto de consulta. Esta es la hoja de ruta que el Perú requiere.
El desarrollo sostenible –explican los autores– se apoya sobre pilares fundamentales como la solidaridad intrageneracional, las necesidades esenciales de los más pobres y las limitaciones que impone el ambiente para satisfacer las urgencias presentes y futuras. Sin entenderlo, ¿dónde terminaremos? El doctor Edwin Vegas Gallo, rector de la Universidad Villarreal, expresa en la presentación que el libro es una “contribución para el sector público, privado y la sociedad civil en el desarrollo sostenible del Perú”. Y el master en ciencias Dagoberto Sánchez Mantilla, también vinculado con el rectorado de dicha universidad, afirma que “existe una confusión generalizada entre lo que es el ambiente y el desarrollo sostenible, impidiendo que existan políticas y estrategias a favor del desarrollo sostenible”. Esto es cierto, tan cierto como que los primeros “confundidos” son las autoridades. ¡Socorro! Los encargados de gobernarnos, de dar las nuevas leyes, de señalar el camino que seguirá el Perú no tienen idea sobre el tema.
El desarrollo sostenible –lean bien, autoridades, por favor– propone integrar: desarrollo social, economía y protección ambiental. Así de simple. Tres factores íntimamente ligados que terminan siendo uno. Sus metas son: erradicación de la pobreza, paz, estabilidad, respeto por los derechos humanos, las libertades y la diversidad cultural, como lo recuerdan Lescano y Valdez. ¿Alguien puede estar en desacuerdo? Probablemente una gavilla de orates.
Theodore Roszak, director del Instituto de Ecopsicología de la Universidad de California, en Hayward, escribió “La Naturaleza de la Cordura”. En ese artículo califica de “locura” la degradación ambiental que padecen nuestros ecosistemas. “Infligir daños irreversibles a la biosfera podría parecer la forma más obvia de esta locura. Pero cuando revisamos la literatura psiquiátrica del mundo occidental moderno, no encontramos ninguna categoría semejante a locura ecológica”, escribió. Aunque no esté catalogada, ese tipo de enfermedad mental, parece común y muy contagiosa entre las altas esferas del poder (y con las leyes antinatura que evacúan nuestros queridos congresistas, sin importar del otorongo el pelaje), diríase que el Palacio Legislativo es el manicomio más bonito del país.
Esperemos que los “eco-sociópatas” con poder de decisión, le den una mirada a “El desarrollo sostenible: una visión de futuro”. Con suerte nuestros gobernantes recuperarán la cordura verde y, por fin, avanzaremos sin arrollar, es decir des-arrollaremos.


El Comercio, 16 de julio de 2011

¿Cebiche en Puno?

“Lima está más alejada del Perú que Londres, si bien en ninguna parte de América se peca por exceso de patriotismo, no conozco lugar en que este sentimiento sea más apagado”, advertía el barón Alexander von Humboldt en carta de 1803.
Estas frases cobran especial vigencia ahora que Puno arde y el Ejecutivo tiene a bien decretar el 28 de junio como Día del Cebiche. Mientras el descontrol y la violencia imperan en varios puntos del departamento altiplánico, cobrando invalorables vidas y a Puno no llega turista alguno, el Ministerio de la Producción se dedica a declarar el cebiche como plato de bandera.
Lo que se espera del Poder Ejecutivo es una acción para recuperar el orden y resolver un conflicto que ya parió varios otros, y con nuevos protagonistas, gracias a la inexplicable inacción del gobierno del doctor Alan García Pérez a lo largo de 42 días.
Puno, es bueno recordarlo, es la segunda región con la mayor cantidad de hectáreas concesionadas. Para tener una idea: las concesiones mineras pasaron de 433.321 hectáreas en el año 2002 a 1’643.746 en el 2010. Es decir un crecimiento de 279%. ¿Alguien en su sano juicio podía pensar que esto no iba generar problemas, antes que después?
La población aimara y quechua está siendo constantemente desinformada por azuzadores profesionales. Lógico resulta que los pobladores perciban la proliferación de concesiones como una potencial amenaza ambiental. La mayor parte de las actuales exploraciones mineras puneñas está vinculada al uranio. Se padece una creciente y contaminadora minería informal (motivo de una de las protestas) y, además, hay dos lotes petroleros ni más ni menos que en el lago Titicaca. Pese a que la Constitución prohíbe el otorgamiento de concesiones a empresas extranjeras, en un rango de 50 kilómetros de la frontera, varias empresas extranjeras tienen concesiones en dichas zonas.
Tan importantes decisiones son adoptadas en Lima por personas que –las más de las veces– desconocen los sitios, sobre mapas desactualizados y sin respetar la vocación de las tierras y su relación con las poblaciones. Vamos, y tomar una decisión que compete a Puno en la capital sabiendo –como bien decía Von Humboldt– que “Lima está más alejada del Perú que Londres”, no parece lo más adecuado.
Muy locuaz es nuestro actual presidente, pero su gobierno ha sido incapaz de articular una campaña de comunicación coherente que contrarreste la agitación y propaganda en la zona, y calme al inmenso grupo de pobladores que no se ha plegado a ninguna de las diferentes protestas. Un grupo que quiere y requiere seguir con sus trabajos y sus vidas, pero que se ve amenazado y asustado por un puñado de “dirigentes”.
A pocas semanas del cambio de gobierno, el saliente se ha graduado con honores de “incomunicador” profesional.
La presidenta del Consejo de Ministros, doctora Rosario Fernández, cree que con tres papelitos en la mano cuyo texto aparecerá publicado en el diario oficial “El Peruano” se acabó el lío. Esas leyes, supuestamente, responden a las preocupaciones de uno de los grupos de la población alzada. Hay más.
Lo más curioso –en esta etapa predía del cebiche– es que las autoridades hablan desde Lima y para Lima. Negocian un tema sin saber que hay grupos con otras demandas. ¿No sería oportuno realizar una sesión de Consejo de Ministros en Puno para dar señales claras a la población? ¿El “día del cebiche” es el mensaje? Decía Humboldt que en Lima “un egoísmo frío gobierna a todos y lo que no perjudica a uno no incumbe al otro”. Que le caiga bien su cebiche, doctor García.


El Comercio, 25 de junio de 2011

sábado, junio 18, 2011

Bien por Ancón, pero…¿el resto del Perú?



Ancón es hoy mucho más que el nombre de un tradicional balneario de Lima. Es más que una historia que se remonta cuatro mil años hasta tiempos precolombinos. Es más, mucho más, que un lugar donde cada verano se congregan limeños y limeñas de las más diversas clases sociales para disfrutar de la mansedumbre de sus aguas, de los deliciosos platos preparados con la pesca del día en su muelle artesanal. Es más que ese lugar quieto, de benigno clima invernal que invita al reposo, al paseo, a la observación de aves marinas y delfines, a explorar sus restos arqueológicos y deleitarse con una arquitectura que abarca todas las edades del Perú.
Ancón es hoy emblema de esa clase de batalla que se libra –a lo largo y ancho de nuestro país– contra el progreso malentendido, por lograr que las inversiones contribuyan a implementar proyectos en armonía con el ambiente y con la vocación y tradición de los lugares.
Tras un largo ¡No al puerto de Ancón!, los habitantes, veraneantes y principalmente los pescadores artesanales lograron que el Congreso de la República apruebe una ley que declara la intangibilidad de la bahía. Solo se espera la firma del presidente de la República, Alan García Pérez, para que esto sea una realidad y Ancón siga labrando su destino, sin intereses económicos desubicados interponiéndose en su devenir. La ley evitará la implementación de proyectos e infraestructura que atenten contra el medio ambiente y el espíritu del lugar (como el megapuerto que se intentaba instalar en el lado norte).
Los anconeros han dado una lección de tenacidad, de resistencia, de orden, organización y uso de la normatividad vigente para defenderse de un puerto que, a todas luces, atentaba contra la vocación natural de la zona: turística, balneario, deportes marinos, observación de aves, conservación y estudio de especies, pesca artesanal, culinaria local.
El logro de Ancón, sin embargo, debe llamarnos a reflexión sobre los cientos de comunidades donde se pretenden imponer grandes obras de infraestructura sin contar con la licencia social necesaria y sin respetar las tradiciones, costumbres y creencias del lugar. En el caso de Ancón, los pescadores artesanales, los habitantes y los veraneantes han coincidido mayoritariamente en su rechazo al puerto y han contado con el apoyo de conocidos personajes que pasan la temporada allí, como lo hicieron sus padres, sus abuelos y bisabuelos.
El ¡No al puerto! tiene de su lado a gente con acceso a los medios, con conexiones, destacados en su ámbito profesional, conocidos en la esfera pública, con capacidad de llegar a las autoridades para explicarles, para demostrarles, para hacerlos reflexionar. Todo esto ha sido, en ese sentido, un forcejeo entre iguales, pero en el resto del país los movimientos pro agrícolas, pro defensa de las fuentes y la calidad del agua, pro bosques, la relación es asimétrica, desigual. ¿Qué ocurre en el Pongo de Mainique, en las alturas de Piura, en Puno mismo? ¿Quién explica qué, a quién y cómo?
Ancón ha enseñado que las inversiones son buenas y aceptables solo cuando los instrumentos de gestión ambiental, como el ordenamiento y la vocación territoriales, son respetados. El mensaje anconero –que caló en el Congreso– es que la inversión inteligente es aquella que une y no crea discordia, que contabiliza los servicios ambientales y articula las visiones y expectativas de desarrollo locales y regionales con la nacional. Ancón es hoy una lección y es un pequeño ejemplo de lo que ocurre en otros rincones del Perú, pero que no cuentan con las mismas herramientas para hacerse entender.
Sus olas hoy liberadas y protegidas del puerto, parecen susurrar a Benedetti: “[…] es probable que nunca haya respuesta/ pero igual seguiremos preguntando/ ¿qué es por ventura el mar?/ ¿por qué fascina el mar? ¿qué significa/ ese enigma que queda/ más acá y más allá del horizonte?”.



El Comercio, 18 de junio de 2011

La agenda verde de Ollanta Humala



¿La conservación ambiental y el desarrollo sostenible son preocupación del virtual presidente Ollanta Humala Tasso? Probablemente sí, pero no se nota. Si nos guiamos por “La gran transformación” –su plan de gobierno seminal, ese de las 190 páginas que “ya no va”– diríase que los temas verdes no le van a quitar el sueño al comandante. “El plan de los primeros 100 días” es otra mala señal ambiental: el enfoque es, básicamente, avanzar en infraestructura, esto es necesario pero impostergable es también atender las cuestiones de corte verde.

¿Y ahora? Ahora, pues. Esperemos que el elegido sea lo suficientemente inteligente para pedirle ayuda a los expertos en conservación, incluidas las sabias cabezas de las comunidades rurales e indígenas y deje de lado a quienes redactaron los pocos párrafos sobre el tema en su plan de gobierno ya caduco (supuestamente). Párrafos –dicho sea de paso– que parecen arrancados del cuaderno de un alumno de primaria, poco aplicado. Para muestra un botón: “Se dictarán políticas fundamentales para hacer frente ante [sic] el cambio climático y el consecuente estrés hídrico que modifican significativamente la hidrología y los sistemas de uso de agua de los últimos siglos, considerando nuevas políticas de adaptación como la siembra-cosecha del agua en las cuencas, la del uso sostenible y no contaminante de este recurso que es un bien público escaso y no comercializable”. ¿En concreto? Nada, un enredo de visiones, estrategias y terminologías.

Ojalá que en su visita al Brasil, la presidenta Dilma Rouseff no le haya susurrado al oído temas verdes. ¡Socorro! No vaya a ser que a Humala, en su loco afán de ‘lulalizarse’, se le ocurra importar al Perú la fatídica experiencia del gobierno del Partido de los Trabajadores en materia ambiental. El ex presidente Inácio Lula da Silva ha sido la encarnación de la tesis de “el perro del hortelano” en la Amazonía brasileña. Ningún ejemplo para seguir.

Brasil se ha convertido, junto con China y la India, en una de las economías emergentes que emite mayor cantidad de gases de efecto invernadero (GEI). Estos subproductos no se derivan de una pujante y sólida industria en expansión, sino mayoritariamente de la quema de la cobertura del bosque amazónico para abrir tierra de cultivo para los ‘agronegocios’ y biocombustibles. Esto encontró un importante e irresponsable socio en el gobierno de Lula, muy generoso con el financiamiento público para tales fines y bastante relajado para medir los pasivos ambientales.

El brasileño aprobó leyes –más laxas que las peruanas– para alquilar los bosques públicos a empresas privadas y ONG. Eso se llama allá “Proyecto de gestión de bosques públicos”, quizá bien intencionado pero que al no evaluar el costo-beneficio socioambiental no puso la biodiversidad brasileña al servicio de las poblaciones de las zonas de valiosa diversidad biológica. Bajo Lula, Brasil además abrió de par en par sus puertas para la entrada de semillas transgénicas, especialmente soya, lo cual ha derivado en deforestación para cultivo y la consecuente pérdida de hábitats. Crecen los números pero…¿a qué costo?

“El producto interior bruto –dijo Robert ‘Bobby’ Kennedy en 1968– mide todo menos eso que hace que la vida valga la pena”. Y si hay algo que hace que la vida valga la pena, es poner empeño en desarrollar y crecer económicamente sin destruir el ambiente del que no solo depende el sustento físico y la salud de las futuras generaciones (una de cada diez especies de plantas de los bosques tiene propiedades anticancerígenas) sino también su derecho al gozo estético y espiritual que brinda la naturaleza en su estado más puro.

Si alguna gran transformación necesitamos es un discurso sobre el progreso socioambiental, un discurso que en se entienda el bienestar en términos de calidad y acceso a los recursos naturales, del impacto de estos sobre la vida, la salud y la paz social.

El resultado final de un buen gobierno –que es lo que esperamos que el virtual presidente Ollanta Humala consiga– es crear una vida feliz y saludable para los ciudadanos. La conservación no es obstáculo para el desarrollo, más bien es la base de un progreso sostenible en el tiempo y viable social y ambientalmente. Preocupa por ello que el virtual presidente no haya verbalizado la agenda ambiental pendiente.


El Comercio, 11 de junio de 2011

Las posibilidades de gobierno están pintadas

Un gobierno es bueno o malo. Así de simple. Ambrogio Lorenzetti, pintor italiano nacido en 1290, usó su arte para graficar esto y dejar claramente establecida la importancia del bien común, que no puede ni debe estar bajo el yugo de intereses subalternos. Lorenzetti fue contratado por las autoridades de Siena, Italia, y con sus pinceles creó en el siglo XIV dos alegorías políticas que vale la pena recordar a escasas horas de las elecciones (¡a morderse las uñas!).
Sus frescos muestran la felicidad y también la tragedia vinculadas al modo en que se ejerce el gobierno y cómo el mal gobierno fractura la relación urbano-rural, destruye el campo, sus recursos y empobrece a sus gentes, impactando dramática y negativamente sobre la vida y la alegría de todos y todas.



Lorenzetti pintó sus alegorías sobre tres de los muros de la “Sala de los Nueve”, del Palazzo Pubblico (Palacio Comunal); un edificio con forma de abanico cuya construcción arrancó en 1297 como sede del ayuntamiento. Se ubica en la Piazza del Campo, en la Toscana, y sus amplios salones lucen murales de varios artistas entre los que sobresalen los de Lorenzetti por su temática inu-sual para aquellos tiempos: estampas de la vida ciudadana, en vez de imágenes religiosas. Pintó sus frescos entre 1338 y 1340, cuando las guerras, la hambruna y la bacteria ‘Yersinia pestis’ diezmaban la población europea: alrededor de 25 millones de personas –incluido el propio artista– murieron por la llamada peste negra o peste bubónica.
En esa coyuntura, Lorenzetti, apoyado por su hermano mayor Pietro, pintó las alegorías del buen y del mal gobierno, la primera narración pictórica medieval con mensaje político.
Las alegorías del buen y el mal gobierno decoran el salón donde se reunían las principales autoridades de Siena. Plasman un ideario político-moral, mostrando la colisión entre la virtud y el vicio. Basta entrar a esa sala para que la propia composición atrape nuestra mirada y la guíe de las desgracias del mal gobierno hacia la derecha, donde se ve lo contrario: la justicia del mural del buen gobierno. Como no podía ser de otro modo, el buen gobierno está flanqueado por la paz y la justicia, debajo se aprecia a un grupo de personajes –autoridades de la Siena de entonces– y al gobernador, rodeados de atributos positivos personificados: templanza, justicia y paciencia. Un fiel retrato de los elementos necesarios para lograr eso que llamamos hoy “gobernabilidad”.
El fresco se extiende también sobre el muro de la derecha, donde se exhiben los beneficios del buen gobierno: seguridad, abundancia y la convivencia alegre y armoniosa (eso es justamente lo que los electores queremos para nuestro país).
El buen gobierno impacta positivamente en la ciudad y en el campo, donde se ve a los agricultores trabajando organizadamente, mientras personajes urbanos pasean por los alrededores. Predomina la idea de la abundancia y se reafirma la noción de paz y seguridad como garantía de una vida plena y feliz para todos.
El mal gobierno y sus consecuencias están representados por un tirano de rasgos demoníacos, sentado en un trono y rodeado de personajes siniestros, a cuyos pies hay dos borregos, símbolo de maldad. La justicia aparece atada, incapaz de actuar, aplastada bajo los pies del tirano. El mal gobierno se relaciona con: la avaricia, la soberbia y la vanagloria. La ciudad aparece destruida, con vecinos pleiteando y donde la enfermedad y la muerte son representadas por una persona tirada en el suelo a la que otros miran sin inmutarse. Aquí aparece el terror en vez de la seguridad. El mal gobierno en el campo se grafica con un paisaje rural devastado por la guerra y el terror. El buen gobierno da alegría y el mal gobierno torna vil y agresivo al hombre.
Ojalá el mensaje de los frescos de Lorenzetti inspire nuestro voto por la gobernabilidad, la justicia, la abundancia, la convivencia pacífica y la alegría, para todos y cada uno de los habitantes de este pedacito de planeta llamado Perú.


El Comercio, 04 de junio de 2011

La prensa del narcopromotor

George Soros, especulador financiero e inversor minero, entre otras, es activo promotor de la legalización mundial de las drogas. Cada año el narcopromotor dona millones de dólares, vía sus fundaciones, para imponer su propia agenda moral-político-financiera. Alguna vez, Soros se jactó de su poder para influir en el curso de los acontecimientos por reunir tres cualidades: comprensión de la historia, firmes creencias éticas y ‘mucho dinero’. Para sus fines, el ‘mucho dinero’ resulta esencial.
Una de sus fundaciones es la Open Society que, en el Perú, banca las operaciones de Ideele Reporteros, a cargo de Gustavo Gorriti Ellenbogen. Y mientras con la mano izquierda se rasga las vestiduras por la democracia y los derechos humanos, extiende la derecha para recibir el ‘mucho dinero’ de Soros para su aventura reporteril de agenda supranacional. Valdría la pena saber qué opina el candidato Humala sobre la legalización, especialmente tras su bíblico juramento por la democracia, ante conocidos agnósticos, ateos y seguidores de otros libros sagrados; varios de ellos y ellas –coincidentemente– firmantes de un documento promovido por Soros para liberalizar el tráfico de drogas en nuestro país.
Por donde se mire, drogas y democracia se repelen. No hay sistema libre, sano y justo que pueda sostenerse sobre una sociedad debilitada, corrompida, enferma moral y físicamente por el vicio. Las encuestas muestran que más del 70% de la población peruana no está de acuerdo con la legalización. No es pacatería ni conservadurismo, es certeza de que no puede haber paz, tranquilidad ni progreso allí donde los ánimos están alterados, el espíritu minado y las mentes embotadas por el uso y abuso de sustancias intoxicantes. A menos, claro está, que se quiera una muchedumbre fácilmente manejable, preocupada por buscar la próxima dosis antes que por los asuntos de la patria.
Pero volvamos a la prensa perpetrada desde Ideele. Una de sus principales características es su cautela sobre las inversiones mineras de quien la sustenta. Por esa vía no nos enteraremos de los conflictos socioambientales generados por la minera Barrick Misquichilca, a saber vinculada a Soros. Nada dicen de cómo ha afectado el rendimiento agrícola, ganadero y la calidad del agua en las cuencas de Perejil, Caballo Moro y Chuyugual, en la sierra de La Libertad, ni del sufrimiento del pueblo de Marinayoc, Áncash, por la contaminación de sus recursos hídricos. ‘Mucho dinero’, seguramente. Pero no solo silencian esto.
En días recientes, por ejemplo, la prensa de Soros, dirigida por Gorriti Ellenbogen, mencionó una reunión de extrema derecha donde hasta se aclamó la sanguinaria dictadura militar argentina. Ideele Reporteros reveló la presencia, en esa cita, de Rafael Franco de la Cuba, alias ‘Capulina’. En esa nota se recuerda que en agosto de 1996 este fue acusado por Demetrio Chávez Peñaherrera ‘Vaticano’ de ser el intermediario de Vladimiro Montesinos para cobrar cupos por los cargamentos de pasta básica de cocaína que salían de la base militar de Campanilla. ‘Capulina’ pasó al retiro en el 2005 e hizo –según explica IDL– “carrera como defensor de militares que afrontan acusaciones por violaciones a los derechos humanos”. Lo que obvia la prensa del narcopromotor es que ‘Capulina’ es, ni más ni menos, abogado de Amílcar Gómez Amasifuén, acusado de sobornar a los testigos de las violaciones de derechos humanos en Madre Mía, imputados al candidato nacionalista Humala. Y Gorriti calla hoy mucho de lo que ayer vociferó, por ejemplo, eso de que Humala era el “piquichón del Orinoco”, una “amenaza” para la democracia y “hombre de confianza del ultramontesinista general Cano Angulo”. ¿Todo esto es por afán de cambiar el curso de las cosas por ‘mucho dinero’?


El Comercio, 28 de mayo de 2011

sábado, mayo 21, 2011

El “piquichón del Orinoco” ya tiene escriba



“Ollanta Humala no podría ser un demócrata aunque lo intentara”, escribió el periodista Gustavo Gorriti Ellenbogen en “Caretas” hace escasamente cinco años. Entonces, invocaba a votar por Alan García y no por “el piquichón del Orinoco”.


“Piquichón de Orinoco”, así llamaba Gorriti al candidato Humala por su cercanía al proyecto del “petrogorila” (léase Hugo Chávez, según el apodo que le endilgó). En aquellos tiempos, Gorriti afirmaba que no había que creerle a Humala por “su formación, su trayectoria, su base de apoyo organizado, sus múltiples puntos de contacto con el montesinismo, sus plurales analogías con Chávez”.


Hoy el periodista de Ideele Reporteros –prensa financiada entre otros por el especulador internacional George Soros– se ha convertido, tras la primera vuelta, en un simpático porrista del humalismo. Y con eso no solo pone en duda lo que dijo antes sino lo que afirma hoy. ¿A cuál Gorriti debemos o podemos creerle? ¿Al del 2006 o al recientemente converso y neocreyente del comandante (r) candidato?


“Sin Antauro no hay Ollanta. Antauro fue si se quiere la pista de despegue […]. Sin el trabajo previo que hizo Antauro, Ollanta no estaría en las elecciones”, sostuvo en nota publicada por agenciaperu.com. Aseguró, además, que el ‘andahuaylazo’ fue una estrategia política de Ollanta Humala y comentó que el manifiesto que pronunció desde Seúl era prueba inequívoca de su apoyo a tal levantamiento armado.


Frente a esas afirmaciones cabe mencionar que, por estos días, al periodista Jaime Bayly le ha llovido de todo. ¿Por qué? Simplemente por recordar el apoyo brindado por el actual candidato O. Humala al ‘andahuaylazo’, ese sangriento y antidemocrático episodio contra el gobierno de Alejandro Toledo que tuvo el lamentable saldo de cuatro policías asesinados. Entre las burdas mentiras con que se ataca a Bayly, por recordar lo que Gorriti y otros denunciaron y quieren que se olvide, están: el ser parte del inexistente plan Sábana, sicario mediático pagado por los mineros, entre varias otras falsedades que son, indudablemente, parte del guion de los asesores brasileños del comandante (r) candidato y del galán que engrosa el elenco de una película ya conocida: Alvarito Vargas Llosa.


Quienes se rasgan las vestiduras por la democracia se han convertido en los principales verdugos de la pluralidad y no tienen empacho en lapidar a quien opina distinto sobre el candidato con el que se han aconchabado. ¡Qué Dios nos coja confesados! Y esto que Bayly no ha hecho sino recordar algo que fue denunciado por don Gorriti Ellenbogen en el 2006, cuando esta cofradía de humalistas de última hora le hacía ascos al comandante (r).


“El presidente Toledo fue elegido democráticamente […] Quienes postularon sobre su vacancia fue gente del entorno fujimorista […] Tenía que hacerse a través de los mecanismos que la ley demanda: a través del Congreso […] Lo que se intentó hacer no fue una insurgencia sino un cuartelazo”, sostuvo a agenciaperú.com. Otra vez hay que preguntarse ¿a cuál Gorriti se le cree?
Hay un Gorriti que sostuvo: “Si bien en el campo de [Alan] García hay gente que ha tenido una relación cercana con el fujimorato, en el campo de Ollanta Humala hay gente que ha tenido una relación mucho más cercana con el montesinato”. Hay otro Gorriti que como buen converso tardío –tras la primera vuelta– es un fanático impenitente del comandante (r).


Ir de un extremo al otro tan repentinamente, sin duda, es lo que lo ha llevado a tratar de justificarse en su última nota de “Caretas”. “Todos cambiamos a lo largo de la vida. Cambia nuestro cuerpo con los años [ocasionalmente con los meses], cambia nuestra mente y, a veces, cambia el alma también. Pero, igual que con la gente, no todos los cambios son iguales y algunos sí que son espectaculares”. Espectacular es sin duda que el periodista haya mutado en escriba de aquel golpista al que consideraba un simple y llano “piquichón de Orinoco” por su chavismo y deslizaba que podía estar recibiendo dinero de ese gobierno tramposo. Sobre el supuesto distanciamiento del proyecto bolivariano afirmó: “Se han dado cuenta de que el abrazo de Chávez es asfixiante y letal para ellos. Lo que pasa es que el gorila del Orinoco no se puede contener. Humala es su candidato en el que ha invertido por lo menos afectos, no sé si algo más”.


El Comercio, 21 de mayo 2011



Alvarito en su laberinto



“Sería un acto de verdadero suicidio. Ojalá la gente entienda el peligro que representa Humala para la democracia”, afirmaba enfáticamente Alvarito Vargas Llosa en el diario “La Primera”, en marzo del 2006. Cinco años después el señorito ahora parte del novo combo club humalista desdice todo lo que pensó, escribió y dijo, inclusive antes de la primera vuelta. El heredero del recientísimo título nobiliario español de marqués de Vargas Llosa declaró en “La República”, órgano propagandista del humalismo, que le “consta personalmente que personas e instituciones importantes como el ex presidente Lula da Silva o el Departamento de Estado de EE.UU. tienen suficientes garantías de que Humala no representa un peligro para la democracia”.
Ya pues, ahora resulta que para el Vargas Llosa chiquito Lula da Silva es un dechado de virtudes y transparencia. Y esto después de haber denunciado que “El presidente de Brasil, Lula da Silva, está inmerso en un interminable escándalo de corrupción; su reputación, que alguna vez fue enorme, está hecha jirones. Una impresionante secuencia de revelaciones que involucran al gobierno y al Partido de los Trabajadores de Lula –comenzando con la confesión por parte del legislador de la oposición, Roberto Jefferson, de que había recibido sobornos por sus votos en el Congreso– ha sacado a la superficie todo un esquema de sobornos a legisladores y de métodos irregulares de financiamiento del partido”.
Claro, pero para su actual manipulación política le conviene pintarlo como oráculo de verdad y sabiduría. Y ¿qué es esto de sostener que en el “Departamento de Estado de EE.UU., tienen suficientes garantías de que Humala no representa un peligro para la democracia”? ¿Alvarito es ahora relacionista público de esa institución? ¿Encargado del gobierno de Obama para promover la campaña de un ex militar que comprobadamente avaló el ‘andahuaylazo’, esa intentona golpista contra el gobierno de Alejandro Toledo? Y, por último, ¿de cuándo acá y según quién los peruanos tenemos que guiarnos por lo que crea una institución extranjera con una larga lista de errores de confianza: Gadafi, Hussein, el panameño Noriega y varios otros sangrientos, corruptos y peligrosos tiranos que terminaron enquistados en el poder?
Vaya usted a saber de dónde salen las posturas de Vargas Llosa hijo, que dicho sea de paso pisa muy poco nuestro país. Lo cierto es que en las declaraciones al diario “La Primera”, el ahora vocero humalista, enfatizó en el 2006: “Lo único que representa Ollanta es a la política tradicional pero en su forma más bastarda. Si llega al poder, se conducirá con autoritarismo e irrespeto a las libertades”. Pedía también cerrar filas para evitar que triunfe “el proyecto totalitario de Humala”. Ahora de pronto y de la nada, el lobo trasmutó en mansa ovejita por obra y gracia de la fantasía o la patología de Alvarito y su padre. ¿Dónde creen que quedó la ideología etnocacerista en la que lo educaron en el hogar familiar?
Vargas Llosa jr. alertaba a la comunidad internacional así: “Ollanta Humala es un ex oficial del ejército acusado de violaciones contra los derechos humanos […] Ahora está en la órbita de Hugo Chávez”. En otro artículo sostuvo: “La gran pregunta, en caso de una victoria de Humala en el ballotage es si el candidato nacionalista se convertirá en otro Chávez. Ya ha anunciado que convocará a una asamblea constituyente a fin de modificar la Constitución, lo que a su vez le dará la facultad de llamar a nuevas elecciones para el Congreso. Ese es exactamente el modo en el que Chávez logró concentrar el poder y comenzó a erosionar la democracia en Venezuela [...]. Si Humala triunfa, tendrá un montón de efectivo en sus manos debido a que los minerales que el Perú exporta están generando muchos ingresos para las arcas fiscales y la administración saliente está dejando sustanciales reservas monetarias […] Si Humala cumple sus promesas de revisar los contratos de inversión extranjera […], y de nacionalizar los recursos naturales, la inversión en el Perú disminuirá. Esto no es nada bueno para un país que precisa más de ella”.
Una pregunta para el niño Álvaro: ¿Por qué suponer que Humala ha cambiado? Todo lo que Vargas Llosa temía en el 2006 está plasmado, en blanco y negro, en el plan de gobierno y en la ideología cavernaria del entorno de la coalición que apoya hoy al ex militar.
Que no le quepa la menor duda al niño Álvaro: de llegar Humala a Palacio ocurrirá todo lo que temía hace cinco años, y más, aunque su papi –sin pruebas ni fundamento– diga lo contrario desde su interpretación literaria de la realidad.






El Comercio, 20 de mayo de 2011

¿A quién mató Humala en combate?



El periodista Gustavo Gorriti escribió en el 2006 que “con Ollanta Humala viene el proyecto de una dictadura cívico-militar. Más militar que cívica, y con fortísimos elementos fascistas”. Decía también: “olvídense de Evo Morales [que es otra cosa, un líder sindical civil] y piensen en Montesinos. Sí, en Montesinos”. Añadía Gorriti: “Ollanta Humala dice que no hay fujimoristas en su grupo, y de repente tiene razón: solo hay montesinistas. Dice también que no hay generales montesinistas, y de repente tiene razón otra vez: solo hay coroneles y comandantes montesinistas”.
Pero, para el periodista Gorriti todo eso que pensó y escribió alertando a la ciudadanía ha quedado en el pasado remoto. Bien, démosle el beneficio de la duda y asumamos ilusamente que hoy no hay militares montesinistas en el entorno humalista. ¿Pero qué hacemos con esta frase de Gorriti? Según explicaba en el 2006, la llegada de Humala al poder significaría ingresar en “los tiempos de la doctrina Madre Mía”.
Después de esa aseveración no queda resquicio para la duda. ¿Por qué? Simplemente porque es un hecho comprobado que Humala fue el ‘capitán Carlos’, que operó en la base contrasubversiva de Madre Mía y diversas versiones lo vinculan a torturas y desapariciones forzadas. “La República”, dirigida por Gustavo ‘Chicho’ Mohme Seminario, en nota suscrita por el periodista Edmundo Cruz, sostuvo que el personaje hoy inventado por los asesores brasileños Favre y Garreta “obtuvo calificativo sobresaliente por operativo en que se violaron los derechos humanos”. Cruz afirmaba en ese diario que el informe de eficiencia del oficial (IEO) Humala revelaba que lo de “sobresaliente” tenía que ver con su desempeño en operaciones. “¿Cuáles operaciones?”, se preguntó Cruz afirmando que la más importante fue la: “Operación Cuchara, descrita por el informe de la Comisión de la Verdad y Reconciliación como una acción violatoria de los derechos humanos”.
Ni se crea que la cosa queda allí. Según citaba el hoy diario partisano del humalismo apoyándose en testimonios del informe de la CVR: “Uno de los objetivos de esta operación fue dar una lección a los pobladores […], así fueran inocentes, porque la gente creía demasiado [en la subversión] […] Primero bombardearon la zona, entraron los helicópteros, casa que encontraban casa que quemaban, con kerosene, gasolina, [desconozco] cuántas personas fueron asesinadas” [esto último lo atribuye el diario de los Mohme al testigo militar 492520 de la CVR].
No parece haber razón para poner en duda la acuciosa investigación de Edmundo Cruz en el 2006, pues como escribió Carlos Basombrío en “Perú.21”, bajo la dirección de Augusto Álvarez Rodrich: “Edmundo Cruz no es un joven periodista en busca de gloria fácil. Todo lo contrario, es uno de los más experimentados y destacados ‘sabuesos’ que hay en el medio. En particular, tiene una larga trayectoria investigando crímenes de derechos humanos”. Basombrío –ex viceministro del Interior y tres veces director del IDL– resaltaba las “nuevas e importantes evidencias de la responsabilidad de Ollanta Humala en violaciones a los derechos humanos”, aportadas por Cruz. Cosas del Orinoco, la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos (CNDDHH), hoy regentada por la poeta Rocío Silva Santisteban, avalaba entonces esas denuncias que hoy vergonzosamente calla, como callan Gorriti, Basombrío, Mohme y el IDL. ¿Cambiaron de pronto de opinión o las víctimas de Madre Mía jamás les importaron?
Hay algo bastante escabroso que fue consignado por el diario mohmista el sábado 24 de junio del 2006. Un asunto que al menos debiera sonrojar a quienes por aconchabarse en el poder apoyan a Humala de última, solo después de que el ex presidente Toledo no pasara a segunda vuelta. En esa nota Humala dijo “no he torturado, ni he privado de su libertad a nadie y menos matado fuera de combate”. A confesión de parte relevo de pruebas: el comandante retirado –que promovió y avaló el sangriento golpe contra el gobierno legítimo y democráticamente elegido de Alejandro Toledo–, este admirador de las tiranías de Fidel, de Chávez y de Velasco, que aspira a ser presidente del Perú, este ex soldado de tiempos del montesinato mató en combate.
Lo interesante sería saber cómo, a quiénes, dónde están esos cuerpos, si efectivamente eran terroristas y qué exactamente considera “combate”. Interesante sería conocer también qué piensa Humala de las denuncias de “La República”. ¿Mintió ese diario en el 2006? La respuesta solo la conocen Gustavo ‘Chicho’ Mohme y Humala, su candidato del alma. ¡Madre Mía!






El Comercio, 21 de mayo 2011

sábado, mayo 07, 2011

¡Madre Mía! ¿Dónde quedó la verdad?



Zonia Luis como su esposo e hijo no han vacilado en reconocer al capitán Ollanta Humala como el oficial que ellos atendieron en Madre Mía y que después los golpeó, saqueó y humilló. Lo han identificado al igual que otros testigos”, denunció el diario “La República” el 5 de febrero del 2006, en nota firmada por los periodistas Edmundo Cruz y Elizabeth Prado.
“El pecado de Ollanta”, “Ollanta, tú eres Carlos”, son algunos de los titulares de portada de ese diario cuando afirmaba que “documentos confidenciales” demostraban que Humala era un violador de los derechos humanos. “La República” ahondó sus acusaciones con extensos informes y sobre el caso de la referida familia de Zonia Luis Cristóbal ambos periodistas escribieron: “En Jauja encontramos a una familia deseosa de descargar vivencias contenidas por más de trece años. Relataron su dramática historia con fluidez y aceptaron la grabadora, aunque posteriormente el ruido de las actuales denuncias mediáticas contra Ollanta Humala los asustó. Nos comprometimos a gestionarles garantías y así hemos hecho”. Frente a tamañas revelaciones y las de otros diarios e instituciones vinculadas con los derechos humanos, Alejandro Silva, vocero de la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos (CNDDHH) y la ex comisionada de la verdad Sofía Macher declararon que denunciarían formalmente a Ollanta Humala Tasso por cinco casos de desapariciones forzadas y tres de torturas. Silva, anunció en el programa “La ventana indiscreta”, de la periodista Cecilia Valenzuela, que había “suficientes evidencias” para proceder con la denuncia. Al par de “denunciantes” no se les escucha ahora ni la tos. Otra de la que no se sabe nada por estos días es Gloria Cano, responsable del área legal de la Asociación Pro Derechos Humanos (Aprodeh), quien el 2006 dejó entrever que presentaría una denuncia contra el Estado Peruano ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos por ocultar información sobre la actuación de Humala en 1992. ¿Qué pasó? ¿Al fondo hay sitio? El actual silencio sobre el Caso Madre Mía no es sino la evidencia palpable de cómo ciertos sectores y personajes que dicen velar por los derechos los usan como simple coartada para abrirse un espacio en la vida pública.
En días recientes, por ejemplo, Rocío Silva Santisteban, secretaria ejecutiva de la CNDDHH, circuló un comunicado que tuvo escasa repercusión, en el que cuestionaba las posturas sobre derechos humanos de los candidatos Keiko y Ollanta. En el caso de las torturas y desapariciones que se le atribuyen al candidato Humala se exigía “el esclarecimiento sobre estos hechos”. En una entrevista periodística posterior, Silva Santisteban dijo: “Se tiene que recordar que ese caso fue archivado por la Sala Penal de la Corte Suprema; por lo tanto se consideró que no había mérito para seguir con ese juicio”. Traducción: el vocal César San Martín, hoy presidente del Poder Judicial, archivó el caso no porque Humala fuese inocente, sino por una deficiente investigación, porque no se quiso llamar a juicio oral y por las leguleyadas de su abogado defensor Omar Chehade, su correligionario.
De cara a este limbo, donde la verdad le importa a pocos, vale recordar las frases escritas por Fernando Rospigliosi, el 19 de febrero del 2006, en el diario “Perú 21”: “¿Qué dicen aquellos que hoy rodean a Humala y que antes sostuvieron la defensa de los derechos humanos? ¿Hoy creen que el fin justifica los medios? ¿Que todo vale para hacerse un sitiecito en el poder? […] No es excusa, para esas personas decir que “no están probadas las acusaciones a Humala”. Tampoco estaban probadas las que se hacían a Vladimiro Montesinos en 1990, pero era evidente que un corrupto abogado de narcotraficantes no iba a convertirse en un honesto funcionario público. ¿Creen acaso que un abusivo capitán violador de los derechos humanos se convertirá en un presidente respetuoso de ellos, democrático y compasivo?”. Huelgan los comentarios de esta columnista.






El Comercio, 07 de mayo de 2011

domingo, mayo 01, 2011

De la Editora - El Dominical



El mundo católico está de fiesta por la beatificación del Papa peregrino. Cuando El Dominical llegue a sus manos, Juan Pablo II estará ya camino a la santidad. Un ser humano excepcional que, como ningún otro sucesor de Pedro, se acercó a la gente de los más diversos puntos del planeta, llevando su mensaje de paz, solidaridad y esperanza.Su sonrisa fue una luz en este mundo cada día más confundido, y sus publicaciones y encíclicas sobre el arte, la cuestión ecológica y otros aspectos de la vida encierran grandes enseñanzas. Vale releerlas. Karol Wojtyla fue un niño de origen humilde, fue inquieto, estudioso, con varios talentos y no la tuvo nada fácil. Se convirtió en un apuesto joven, deportista, sensible y creativo que batalló por la libertad de su patria, primero contra la barbarie nazi y luego, ya como hombre de Dios, contra el asfixiante comunismo que invadió Polonia y dividió a Europa. Hoy lo recordamos aquí, con especial cariño.






El Comercio, 01 de mayo de 2011

Correa prepara el gran golpe en Ecuador



Algunos ingenuos creyeron que los ojos del buenmozo Rafael Correa y su educación a cargo de jesuitas eran suficiente garantía de izquierdismo moderno y moderado. ¡Ja! A poco de subir al poder se convirtió en ventrílocuo del mayor empresario petrolero del planeta, Hugo Chávez, y empezó a bailar al son del joropo venezolano.
El guapetón intentará dar el zarpazo final para hacerse del poder absoluto en el Ecuador, este sábado 7 de mayo cuando realizará una consulta popular y un referéndum constitucional. Así espera lograr una grosera concentración de poderes en el Ejecutivo, o sea en él y quebrar el espinazo de la democracia y sus poderes independientes, y participar directamente en la designación del Consejo de la Judicatura y la reforma del sistema judicial, amén de establecer herramientas judiciales –como la sanción al “enriquecimiento privado no justificado”- que, sin duda, usará para amedrentar y perseguir a sus adversarios políticos.
Los medios de comunicación privados no podían estar fuera del “razonamiento” del niño bonito del ALBA, hijo putativo de Chávez, primo de cariño de Evo Morales y nieto por elección del coma-andante Fidel Castro. Así, asestará un duro golpe a la libertad de expresión pues algunos de los textos propuestos están directamente dirigidos contra la propiedad de los medios. Entre otras peligrosas extravagancias propone una enmienda constitucional para prohibir que los accionistas y directivos de medios ecuatorianos tengan otro tipo de actividad empresarial. ¿Cómo será, si uno tiene una revista no podrá abrir una lavandería, una pollería, una juguería?, o ¿cuáles vendrían a ser los negocios incompatibles según el corto entendimiento del angelito bolivariano? Un consejo de regulación de contenidos se encargará de definir los criterios de responsabilidad, abriendo paso a regulaciones y sanciones a periodistas y a medios por lo difundido.
Ya en el 2009 suspendió por tres días la señal de TeleAmazonas por transmitir “programación alarmista”, que daba cuenta de que la exploración y explotación gasífera en la isla Puná preocupaba a sus moradores. ¡Oh casualidad! El proyecto estaba a cargo de la petrolera chavista PDVSA. ¿Qué dirá su carnal Ollanta de todo esto?






El Comercio, 01 de mayo de 2011

jueves, abril 28, 2011

¡Cómo has cambiado, pelona!



Corría el año 2006 cuando la actual alcaldesa de Lima era candidata presidencial y entre uno de sus contrincantes figuraba el comandante Ollanta Humala. Ella, por entonces, a viva voz denunciaba que este era el carnicero y violador de derechos humanos ‘capitán Carlos’. Villarán fue la única candidata que llegó hasta Madre Mía, donde Humala en los años noventa –es decir durante el gobierno del ingeniero Alberto Fujimori– estuvo dos veces a cargo de la base contrasubversiva. Allí con la voz entrecortada y los ojos húmedos por la emoción, Villarán se despachó una perorata en la que aseguró que, de ser elegida, levantaría un monumento “para rendir homenaje a las víctimas de la violencia política [en Madre Mía] para que nadie las olvide”. El ‘capitán Carlos’ (a decir de Villarán, Ollanta Humala) era señalado como culpable del asesinato de los pobladores Natividad y Benigno Sullca.
La actual alcaldesa no llegó a la presidencia y rápidamente olvidó a tales y otras víctimas de violaciones de los derechos humanos en la zona donde Humala se desempeñó en tiempos del fujimorato. Su excusa es de vergüenza: el caso fue judicializado (César San Martín –hoy presidente del Poder Judicial y entonces vocal de la Suprema– dejó al voto el archivamiento del caso, no por contarse con pruebas irrefutables de la inocencia de Humala, sino por una débil investigación y por el peso dado a los testimonios de sus compañeros soldados de la base, en comparación con los de los familiares de las víctimas).
Dónde quedó la señora Villarán que se rasgaba las vestiduras por los derechos humanos y fue hasta Madre Mía a vociferar: “Ollanta Humala debe venir aquí y decirle cara a cara a la gente si es responsable o no de los delitos que se le imputan”. Cuando se la acusó de intromisión en las diligencias judiciales, uno de sus voceros aseguró que Villarán estaba en la zona invitada “por una coordinadora regional de derechos humanos y por los propios afectados. Se reunirá […] con un grupo de vecinos que ha recibido amenazas para que no siga declarando en los casos de violación de derechos humanos que están en plena investigación”.
Las notas de prensa sostenían que Susana Villarán llegó a la zona para “recoger los testimonios de los familiares de las víctimas de violaciones de derechos humanos por parte del candidato a la presidencia [Humala] que tiene la valentía para amenazar con fusilar, con cerrar el Congreso, pero que no tiene la valentía de dar la cara ante personas humildes que exigen justicia y reparación”. Arrebatada, dijo: “Soy pequeña de estatura, pero valiente para defender los derechos humanos y la vida, mientras que el ‘comandante’ se corre de Andahuaylas, Madre Mía y Aguaytía”.
Lo que se le ven pequeñas son la vergüenza y la memoria. Los afectados y amenazados se le han evaporado con la misma facilidad que esas propiedades de El Suche, Miraflores, que “olvidó” mencionar en su declaración jurada. Ahora con irresponsabilidad y oportunismo –vía las declaraciones de Eduardo Zegarra, vocero de su hoy extinto partido Fuerza Social y teniente alcalde– trepa al pacatán del entuerto humalista, pese a haber sostenido enfáticamente que “Humala es el candidato de la incivilidad, porque apoya un modelo militarista de gobierno, similar al que existe en Venezuela. Los peruanos ya hemos tenido demasiados gobiernos militares y desean seguir siendo gobernados por civiles. Un eventual gobierno de Ollanta Humala sería riesgoso para el país, pues este sería presa de una total improvisación que perjudicaría a todos los peruanos. ¿Qué experiencia en la gestión pública tiene el señor Humala? ¿Cuándo ha estado él al frente de un organismo estatal o empresa privada? Otro aspecto a criticar es su postura a favor de la impunidad, puesto que este no ha mostrado una condena expresa a la posible amnistía en contra de los militares que cometieron crímenes de lesa humanidad”.
Así en el 2006 Susana Villarán, actual alcaldesa de Lima, calificaba al comandante como el candidato de las tres I: “improvisación, impunidad e incivilidad”. Señora alcaldesa, usted en el 2011 se lleva la gran I por su grandiosa incoherencia. La deben estar recordando con mucho respeto y cariño en Madre Mía, pero eso qué importa, ¿verdad? Salvo el poder, todo es ilusión, decía Lenin después de todo.






El Comercio, 28 de abril de 2011

jueves, abril 21, 2011

Los medios como guardianes de la libertad (*)

Misión fundamental de un medio de comunicación y de sus periodistas es ser, desde sus páginas o pantallas, guardianes de la libertad individual y colectiva. La libertad es, finalmente, la razón de ser del sistema democrático, ese sistema que nos asegura derechos civiles y ciudadanos para una convivencia armoniosa con posibilidades de progreso y de elegir a nuestras autoridades.
En ese sentido, compete al equipo humano que forman los medios sacar a la luz los engaños de esas mismas autoridades o de quienes aspiran a serlo. En tiempos electorales hay que estar más atentos que nunca para no seguirle el juego a las agendas propagandísticas de los publicistas de los candidatos. Un medio tiene la obligación de decir la verdad siempre, con pluralidad, sin medias tintas, sesgos ni tapujos. Guste o no, la verdad y la transparencia son base de la libertad y con ello del sistema democrático en que la gran mayoría de peruanos y peruanas aspiramos a vivir y legar a nuestros hijos e hijas.
Compete a los directores de los medios así como a los periodistas asumir con responsabilidad este rol de guardianes de la libertad, basada en la verdad, y no caer en cálculos politiqueros ni componendas. Vergonzante sería enterarse, por ejemplo, de que un director de un medio o algún periodista, a la luz se erigiera como adalid de la libertad de expresión mientras que a la sombra visitase embajadas de potencias extranjeras para tratar de conspirar contra tal o cual candidato. Desde estas páginas condenamos esa doble moral que atenta, principalmente, contra nuestra soberanía nacional y atropella el derecho legítimo que asiste a la ciudadanía de elegir al candidato o candidata de su preferencia, luego de haber recibido de los medios la información adecuada y oportuna sobre los planes de gobierno.
Condenamos esa doble moral, porque pudre la esencia del periodismo, que no es otra que orientar e informar y no pretender poner o quitar presidentes, siguiendo agendas particulares, amicales o internacionales. Quienes en la sombra han actuado así no tienen autoridad moral para dictar cátedra sobre aquello que ellos mismos corrompieron.
Un medio, sus periodistas y colaboradores, por supuesto, están en el legítimo derecho de tener una orientación, la que se refleja en su página editorial. Asimismo, por el derecho a la información que asiste a sus lectores, tiene el reto de difundir opiniones diversas, en un sano ejercicio de pluralidad, abrir el abanico informativo para que los electores ejerzan su voto conociendo los datos, argumentos y diversas posturas que los lleven a decidir racionalmente. Por eso reiteramos el rechazo a la inconducta de aquellos directores y periodistas que hayan sido capaces de buscar la intromisión de países extranjeros en la política nacional.
Consideramos que la libertad de expresión justamente debe ser utilizada para desterrar del todo lo que John Arbuthnot (1667-1735) llamó el “arte de la mentira política”. Para eso estamos aquí, para arrancarla de raíz. Hay que estar muy atentos a los distintos tipos de mentira –que acertadamente catalogó Arbuthnot en su opúsculo–; mentiras utilizadas por políticos, asesores y, algunas veces, por periodistas cegados por sus propios intereses y prejuicios.
Estas son las “mentiras por aumento”, que le dan a un determinado personaje mayor reputación de la que le corresponde, con la intención de ponerlo en condiciones de servir a determinado buen fin o propósito (muy usada por los asesores de imagen). La mentira de maledicencia, de detracción, de calumnia o mentira difamatoria, que le arrebata a un gran hombre o mujer una reputación ganada con justeza, por temor a que la use en detrimento del público (muy utilizada entre rivales políticos y entre líderes de opinión con agenda política propia). Y, finalmente, la mentira de “traslación”, que transfiere el mérito o el demérito de una determinada persona a otra.
Desde las páginas de El Comercio estamos abocados a desterrar de nuestra patria la “mentira política” en todas sus formas porque entendemos, como usted, que allí donde la mentira impera no hay libertad, y que la turbidez no puede ni debe acompañar al sistema democrático. La libertad solo es posible si camina de la mano de la verdad.


(*) Editorial escrito por Martha Meier Miró Quesada


El Comercio, 16 de abril de 2011

Humala como producto publicitario

¿Por cuál de estos candidatos votaría? Uno es un aristócrata frívolo, entregado a los placeres y vicios del cuerpo, que gusta exhibirse cargado de joyas y mantiene relaciones eróticas con menores de edad, además está convencido de que la democracia es uno de los peores males de la sociedad solo superado por la tiranía.
El otro candidato nació en el seno de una familia humilde, se forjó a sí mismo, su vida es ordenada: no fuma ni toma y es vegetariano; en sus ratos libres gusta pintar, tiene experiencia como gobernante y apoyo popular por sus logros, pues convirtió un país en ruinas en una potencia, al impulsar la creación industrial y promover una gran campaña de infraestructura para el desarrollo: carreteras, ferrocarriles, caminos rurales, entre otros.
Tras analizar ambos currículos sin duda el segundo candidato parece la mejor opción: tiene experiencia exitosa de gobierno y una vida sin vicios. El otro, en cambio, es un pedófilo que desprecia la democracia.
Pues bien, hemos optado por Adolfo Hitler, el gran genocida, y despreciado a Platón, uno de los más grandes genios de todos los tiempos y padre del pensamiento occidental. Aterricemos: acabamos de tener nuestra primera lección de márketing y publicidad: exagerar los defectos de la competencia (soslayando sus bondades) y hacer lo propio con las virtudes del producto-cliente (ocultando sus defectos). Lo mismo se aplica para una marca de detergente que para un candidato que regirá los destinos de una nación.
Lo que hoy se presenta como el candidato Ollanta no es el comandante (r) Ollanta Humala expresando sus verdaderos objetivos y sus sentimientos, es simplemente un producto diseñado por Favre y Garreta, dos expertos en temas de mercadeo político que nos lo “venden” como la mejor opción. Punto, algo así como “todo va mejor con Coca-Cola, que refresca mejor”. ¿Por qué, cómo así? Eso no interesa aquí, no se apela a la razón, sino a la confusión de las emociones y los estados de ánimo.
El par de asesores le ha creado una marca a Humala: Gana Perú con su símbolo, sin decir claro que la entelequia no es un partido, sino una sumatoria de grupos vinculada al más viejo y radical comunismo peruano. También le han diseñado un “envase”: la camisita celeste abierta, dejando ver el cuello de un polo blanco ¿para evocar el cielo y las nubes? ¿La inocencia de un niño que no tiene otra ropita? Al tacho el polo rojo y revolucionario de quien en el 2005 validaba un golpe contra el presidente Alejandro Toledo, al que hoy abraza sonriente.
Los asesores han entrenado a su producto-candidato para seguir un guion: negar sus vínculos con el ‘andahuaylazo’ –que dejó un saldo de policías muertos–, negar su plan de gobierno estatista, tan simplón y racista que califica al liberalismo económico como “el modelo del cholo barato” (que les vaya a contar ese cuento a los millares de “cholos” emprendedores que han forjado emporios, creando fuentes de trabajo y formalizado a un gran sector de la población, a ver qué opinan).
La estrategia publicitaria es clara: fijar la imagen de un hombre de clase media, esposo fiel y padre cariñoso (eso apela al voto femenino), y tapar la realidad, que se trata de un ex militar retirado (con una promoción del Ejército a la que se debe), un individuo que jamás ha arriesgado capital en el Perú ni creado un puesto de trabajo –como no sea el de las nanas para sus retoños–, y que su único empleo conocido en las últimas décadas ha sido servir durante el gobierno de Alberto Fujimori en zonas de emergencia, como Madre Mía, luego al de Paniagua como agregado militar en París y finalmente a Toledo en Corea, desde donde azuzó a su hermano Antauro para el ‘andahuaylazo’ (tapar todo eso apela al voto masculino, que se desloma trabajando sin la suerte del empleo fijo de un soldado). Y si de cuando en cuando recuerda muy lejanamente algo de sus días en verde olivo es para jalar el voto militar. Tan simple como eso. Las reglas del márketing son unas, así que no le vayan a dar gallareta por pato.
No sabemos dónde quedó el comandante (r) Ollanta Humala porque lo que vemos hablar y moverse es un producto creado y sostenido por una buena campaña publicitaria, digamos como una pasta de dientes o un papel higiénico.


El Comercio, 18 de abril de 2011

El presidente que el Perú merece



E. SANTIAGO ANTÚNEZ DE MAYOLO RYNNING



Este lunes cumple 98 años. Nació en Aija, Áncash. Es un hombre lúcido, inteligente y honesto. Investigador y conocedor del Perú, de su potencial ecológico y humano. Autor de importantes tratados sobre la nutrición, ciencia y tecnología de tiempos precolombinos. Propulsor de la leche materna como el mejor alimento para el cerebro en formación. Preocupado porque mientras en la mayoría de países sube el coeficiente intelectual de sus pobladores, aquí viene ocurriendo desde hace unos buenos años todo lo contrario (aquí va el asunto directo a la vena: año tras año somos menos inteligentes o, lo que es lo mismo, más brutos). Cosa que se explica por la desnutrición, la falta de estimulación temprana y la pésima calidad educativa. Él sabe qué requiere la educación peruana, tan venida a menos tras la reforma educativa del dictador Juan Velasco Alvarado, la que llevó a que el Perú sea uno de los países del mundo en que los niños y niñas estudian menos cantidad de horas (reflejado claramente en los últimos lugares que ocupamos en las pruebas internacionales de compresión lectora y razonamiento lógico matemático).

El doctor Erick Santiago Antúnez de Mayolo Rynning es el presidente por el que yo quiero votar. Es el gobernante que el Perú se mereció siempre y merece hoy. Lo único es que el sabio patriarca, no candidatea. Con él, eso del político corrupto no existiría ni en caricatura, como lo demostró en sus dos períodos congresales, a fines de los años treinta y cuarenta. Después de ese paso por la política se dedicó a investigar, divulgar, tratar de abrirnos lo ojos preocupado porque “los humanos cada día nos sentimos superiores a la naturaleza”.

Si mi buen y muy querido amigo Santiago hubiera sido presidente, hace rato seríamos parte del Primer Mundo; habríamos desarrollado por el camino de la sostenibilidad y nuestras riquezas naturales –lejos de desaparecer a pasos agigantados– proliferarían en granjas y espacios agrícolas adecuados, amén de estar en todos los anaqueles del mundo. La pobreza sería un lejano recuerdo y todas y todos los peruanos estarían bien nutridos, tendrían un coeficiente intelectual por encima del promedio y la fibra moral y física para seguir engrandeciendo nuestra nación.

Sus discursos serían muy esperados, serían en realidad clases magistrales que nadie se perdería y nos contaría, por ejemplo, “que en ciertas zonas de Ayacucho es costumbre que en las últimas semanas del embarazo y en el proceso de parto las mujeres coman olluco porque ‘ayuda a que el niño resbale’, pues promueve las contracciones”. Antúnez de Mayolo le hubiera exigido a los laboratorios Pfizer que revelarae los ingredientes del Viagra, y nos paguen regalías porque está convencido de que la planta nativa del Perú –el huanarpo macho– es el gran secreto detrás de esa pildorita y sabríamos que la mejor clínica de fertilidad está en las zonas más altas del Cusco y Puno “donde las mujeres consumen kiwicha morada con muy buenos resultados para ayudarse a quedar embarazadas”. También que “la quinua negra –casi desaparecida– cura males pulmonares, inclusive la tuberculosis”.

Este caballero de elegantes modales, brillante y de imponente porte, sabe cómo resolver y prevenir muchos problemas, aun desastres naturales, mirando a nuestro esplendoroso pasado y aprovechando las más modernas tecnologías, para estar más seguros en un territorio de clima y suelos caprichosos como el peruano. Mi presidente ideal dice sobre el bicentenario: “Cuando en el año 2021 se conmemore el segundo siglo de nuestra patria como república, solo podrán tener niveles dignos de vida aquellos quienes retomando el aprendizaje inka posean un cociente intelectual superior. Esto debe estar unido a los sólidos valores humanos incaicos y a una excelente salud para poder sobreponerse a la creciente contaminación ambiental que generamos”.


El Comercio, 02 de abril de 2011


miércoles, marzo 30, 2011

Ollanta: el último de la fila




El Perú del siglo XXI es un país que comulga con las ideas de libertad económica y las posibilidades de prosperidad que ofrece el modelo liberal, implantado en el país en la década de los noventa. Aquí impera la confianza por la centroderecha y todo lo que vaya más allá, en esa misma dirección. Las encuestas lo demuestran: alrededor del 80% de los peruanos y peruanas tiene la intención de votar por candidatos que representan tales tendencias: Keiko, Toledo, Castañeda y PPK. Así que pongamos las cosas en contexto y no dejemos que los analistas y ‘encuestólogos’ pretendan confundirnos con su numerología y empoderarse como oráculos. Una cosa es la democracia y otra la encuestocracia. No podemos vivir bajo el influjo de números que cambian constantemente, porque resultan de la opinión del instante del dinámico sentir y pensar de la gente.

Que nos quede la cosa clara: los últimos ejercicios numéricos muestran sí un panorama general: la gran mayoría de peruanos rechaza las ideas obsoletas y estatistas del ex soldado Humala, y apuesta por candidatos que garantizan la sensatez económica, la propiedad privada, la libertad de ideas y de creación, la cultura emprendedora, la expansión de los capitales peruanos fuera de nuestras fronteras y un país suficientemente estable y en crecimiento que siga captando el interés de los inversionistas internacionales. Esto es lo que quiere la gran mayoría y eso es justamente lo que desprecia el humalismo.

Los números más recientes muestran a un Ollanta Humala puntero que en realidad es el último de la fila. Tan simple como eso: de llegar a la segunda vuelta todos sus potenciales contendores le ganarían holgadamente la partida. Todos, aunque con PPK la tendría un poco más fácil.

En lo que confía el humalismo es en la cosecha del voto antifujimorista, encarnado en quienes se llenan la boca con la palabra democracia, pero que no tuvieron empacho en servir desde puestos diplomáticos, públicos, y medios confiscados al dictador militar socialista Juan Velasco Alvarado, a fines de los años sesenta y principio de los setenta. De esos “demócratas” trasvestidos está plagado el horizonte político, pero ni aun con ellos le calzan los números para la victoria.

Ahora bien… ¿quién es Ollanta Humala? Un comandante admirador hoy de Velasco, de Chávez, de Fidel y del trotskismo brasileño (apenas fue gobierno, claro está). Humala sirvió en tiempos de Fujimori en bases antiterroristas y, según dijeron los organismos de derechos humanos (cuando se lanzó al ruedo electoral en el 2006), era el comandante ‘Carlos’, un temible “genocida” que operó en la zona de Madre Mía. Sus denunciantes, hoy muy calladitos, engrosan su lista parlamentaria y no tienen problema en aconchabarse con el “asesino” para llegar al Congreso. En aquellas elecciones del 2006, cuando la izquierda derechohumanista denunciaba que Ollanta era el tal comandante ‘Carlos’, la entonces candidata presidencial y hoy alcaldesa de Lima, Susana Villarán, rindió “homenaje” a los “desaparecidos” de Madre Mía. Con lágrimas en los ojos y la voz patéticamente entrecortada lanzó un ramo de flores, con celofán y todo, al río. César San Martín, el que condenó a Alberto Fujimori, resolvió que Humala no era ‘Carlos’, punto final, nadie cuestionó el fallo y varios se treparon al tranvía de la “O”, inclusive el ex jefe de la Unidad de Extradiciones de la Procuraduría Anticorrupción, Omar Chehade. El mismo que en Ideele Radio dijera: “La Sala Penal presidida por César San Martín, finalmente, va a dictar una sentencia como se aplicó respecto a los crímenes de lesa humanidad que cometió la Junta Militar Argentina [contra Alberto Fujimori]”. Ya antes de que San Martín lo exculpara por lo de Madre Mía, las mismas caras izquierdistas que hoy integran su lista le colgaron el sambenito de “montesinista”. Aducían entonces que el levantamiento de Locumba fue coordinado con Vladimiro Montesinos para que en medio de la revuelta este fugara en el velero Karisma. En medio de todas esas acusaciones, Humala fue nombrado agregado militar en París y luego en Corea. Así, el candidato que hizo carrera gracias al Estado Peruano, gracias a los impuestos de los contribuyentes, viene a decir –ahora con corbata y sin polo rojo– que quiere arrasar el Perú y replantearlo. Comandante Humala, esto es una democracia, no una encuestocracia en que sus números sean más importantes que el resto. Su primer lugar no significa mucho frente a un panorama en el que 80% de peruanos apuesta justamente por lo que usted rechaza. Como todo número emanado del instante en que se hizo la pregunta, ese también puede variar, probablemente para arriba.

En esta tierra nuestra (guste o no a los jurásicos politiqueros que a través suyo llegarán al Congreso), la gente confía en un sistema y un modelo que ha permitido al Perú ser ejemplo mundial y soportar una crisis económica internacional. ¿Lo puede entender

El Comercio, 30 demarzo de 2011

De la editora


El último domingo a los 95 años murió Alejandro Miró Quesada Garland, codirector general de nuestro diario. Un hombre polémico, polifacético, y con una energía que lo llevó a alcanzar todo lo que se propuso y probablemente hasta lo que no. Creativo, amante del arte, la cultura y lo criollo. Colmado de ideas novedosas, imprimió su huella en todo lo que hizo. Su vasta obra dispara la pregunta: ¿a qué hora hizo tanto? Escribió libros, fue reportero, se encargó del diario, fue profesor de periodismo, creó y se encargó de instituciones culturales como la Asociación de Artistas Aficionados (AAA), el Museo de Arte de Lima (MALI), el Patronato del Museo de Sitio de Ancón, el propio Museo, y exploró el Perú de cabo a rabo. Remontó el Amazonas, siguió la ruta de Pizarro y fue el primero en esquiar en el Pastoruri, amén de ser ducho en deportes varios. Una mente lúcida en un cuerpo entrenado para responder a cualquier reto. Aquí nuestro pequeño homenaje.


El Dominical, 20 de marzo de 2011