miércoles, septiembre 30, 2009

El cambio climático y la copa de vino

El secretario general de la Organización de las Naciones Unidas Ban Ki-Moon advirtió, recientemente, que “el Ártico se está calentando más rápido que cualquier otro lugar de la Tierra y podría quedarse sin hielo para el 2030”. Aunque no asociemos el gélido Polo Norte con las parras ni a las uvas con los osos polares, el “derretimiento” es una señal. El calentamiento global afectará todos los ámbitos de la vida, incluida la industria vitivinicola, el “mapa del vino” y el sabor de las uvas, convirtiendo a zonas tan inesperadas como Escocia, por ejemplo, en un nuevo Napa Valley. Así de raras las cosas.
¿QUÉ ESTÁ PASANDO?
“Con el vino podemos saborear el cambio climático”, sostiene Gregory V. Jones, de la Universidad del Sur de Oregon, pionero del floreciente campo de los estudios de clima en zonas de viñedos. Se puede ver ya un “avance” de lo que se trae esa película de suspenso llamada calentamiento global: el cambio del patrón de maduración de las uvas.
Enólogos de la Bodega Miguel Torres, España, refieren “un desfase entre la maduración del contenido en azúcares, más temprana, y la maduración de aromas y polifenoles, que es más tardía”. Esto deriva en vinos menos equilibrados que requieren de la fermentación de mostos con alta concentración de azúcar, resultando una bebida pesada, con más porcentaje de alcohol y más sensible a la oxidación. Amantes del vino, preocupaos.
El crítico de vinos Jancis Robinson afirma que hoy el sabor del calentamiento puede degustarse: “Los vinos secos alemanes son, ahora, seriamente deliciosos. Los ingleses y canadienses se han beneficiado”. Mientras tanto los sabores de los originados en regiones más tórridas, como Australia o España, empiezan a afectarse.
EL PROYECTO DEMETER
En España, 25 empresas vitivinícolas, 31 grupos de investigadores —de 17 centros públicos y 5 centros tecnológicos—, desarrollan el “Proyecto Demeter”. Se destinarán 27 millones de euros para saber cómo son y cómo serán las condiciones climáticas de los viñedos. La idea es conocer a qué se enfrentarán las uvas para protegerlas y determinar el mejor momento de su vendimia. Por lo pronto, en el último año, debido al calentamiento, la cosecha en el país ibérico se adelantó un mes (de la última semana de setiembre a la última de agosto).
ADIÓS CALIFORNIA WINES
Un estudio de la Academia Nacional de Ciencias de los Estados Unidos sostiene que, a fines del siglo XXI, las áreas para viñedos en California podrían reducirse hasta en 81%, derrumbando una industria de miles de millones de dólares y generando oleadas de desempleo. Las uvas serán cada vez más ácidas y los terrenos aptos para su cultivo se ubicarán hacia el norte, en zonas costeras frías y a mayor altitud, (un estudio francés reveló que por cada grado más habrá que migrar 200 kilómetros rumbo norte —o sur—, dependiendo del hemisferio en que nos encontremos). James A. Kennedy, catedrático de la Universidad del Estado de Oregon, indicó a la cadena televisiva CBS, estar “estupefacto” por el reporte. No es casualidad que el año pasado The Wine Academy (Academia del Vino) desarrollase un seminario sobre el tema, en Sonoma, California. Quienes trabajan con la uva perciben, hace buen tiempo que algo extraño ocurre.
CAMBIA, TODO CAMBIA
La Madre Patria fue de las primeras naciones del vino que notó “algo”, por ello el 2006 se convocó, en Barcelona, la Primera Reunión Mundial sobre Calentamiento Global y Vinos. El año pasado la Academia del Vino de España organizó el segundo congreso mundial. Climatólogos de distintos países desarrollan modelos de los cambios del “mapa del vino” y qué pasará en el próximo medio siglo. Un ejemplo: Suecia y Dinamarca podrían ser centros del mejor Riesling e Inglaterra de espumantes superiores a los de la región de Champagne, Francia. “Ya no se puede tomar una decisión sobre un viñedo basándose en información histórica. Ahora hay que considerar el factor del cambio climático”, sostiene David Graves, inversionista y copropietario de los vinos Saintsbury del valle de Napa, California. Así andan las cosas por el calentamiento global.
EL Dominical, 20 de setiembre de 2009

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