El llamado mar de Grau es un gran olvidado. Sus ricos y diversos ecosistemas son altamente vulnerables y requieren conservación y ordenamiento.
El empresario José ‘Joe’ Koechlin von Stein y la
asociación Inkaterra impulsan la creación del área protegida Cabo Blanco-Banco
de Máncora. No es un capricho, es una necesidad. El mar tropical peruano
alberga 35% de nuestras especies marinas y no cuenta con protección. La nueva
área de conservación beneficiará directamente a 300.000 pobladores.
El Perú necesita más y mayores reservas marinas,
pues para el 2020, como signatarios del Convenio de Biodiversidad, debemos
tener bajo protección el 10% de aguas marinas; y cuando faltan cinco años,
estamos lejos de tal meta.
Koechlin es de los más activos e incansables
conservacionistas peruanos, un empresario con visión de largo plazo y que ha
encontrado en la protección de la naturaleza la garantía para la supervivencia
de los proyectos y el beneficio de las poblaciones aledañas. Promotor de
grandes emprendimientos de turismo sostenible, en los predios de sus hoteles ha
generado centros de investigación biológica: orquídeas, aves y otras especies
nuevas para la ciencia han salido a la luz gracias a su impulso.
Ahora está decidido a concretar la reserva de Cabo
Blanco-Banco de Máncora (de Piura a Tumbes) para proteger y recuperar los
recursos marinos, promover el turismo sostenible, la pesca deportiva y deportes
marinos, y ordenar las actividades de pesca y proliferación de plataformas
petroleras.
LAS MÁS GRANDES DEL MUNDO. La ballena azul es el animal viviente más grande de la Tierra –con una longitud de entre 24 y 27 metros– que se puede ver en el maravilloso mar tropical peruano. |
En una entrevista en la revista “Amalamar”,
Koechlin menciona: “El mar tropical del Perú es simplemente maravilloso y lo
hemos ido descubriendo a través de los años de investigación”. De hecho ofrece
espectáculos únicos, siendo paso migratorio de la mayor diversidad de ballenas:
desde la inmensa azul (el animal viviente más grande de la Tierra) hasta la
jorobada, cuyos saltos parecen una visión mágica, pasando por variedad de
delfines, especies de tortugas en peligro y los muy delicados caballitos de
mar.
La propuesta de esta área de conservación marina
abarca 6.500 km2 (con 5 millas mar adentro) y viene paseándose -literalmente–
por las instituciones desde hace buen tiempo, gracias a la presión en contra
ejercida por las petroleras que operan en nuestro mar tropical, aduciendo que
se superpone a lotes en explotación o concesionados. Lo que no dicen es que la
reserva no les quitará derechos, y con suerte logrará el ordenamiento de todas
las actividades productivas y a trabajar con tecnología limpia y de última
generación para evitar la creciente contaminación.
Un país que como el Perú ha recurrido a instancias
supranacionales, como la corte de La Haya, en defensa de una simbólica porción
del mar de Grau debe proteger una parte única de ese mismo mar.
Máncora
El banco naturalLa razón de peso para crear la reserva del mar tropical Cabo Blanco-Banco de Máncora es que esa parte del Pacífico peruano no tiene protección alguna. La última área creada en el 2009 que protege cierta porción de mar fue la Reserva Nacional Sistema de Islas, Islotes y Puntas Guaneras (RNSIIPG). Esa área protege 22 islas, 11 puntas, numerosos islotes y dos millas del ámbito marino de los alrededores de estos, que va desde Piura hasta Moquegua. Pese a la protección, no está libre de que se hayan entregado concesiones mineras y petroleras.
La propuesta Cabo Blanco-Banco de Máncora lograría
la protección del Pacífico peruano y de una buena parte del banco de Máncora.
Esta zona es un ecosistema marítimo costero de altísima biodiversidad que se
forma por la confluencia de la corriente fría de Humboldt, la ecuatorial y la
contracorriente subsuperficial de Cromwell. Con apenas 600 km2 de extensión,
alberga diversidad de flora y fauna marina única, arrecifes coralinos,
formaciones de roca calcárea y grandes bancos de peces para consumo humano.
Martha Meier M.Q.
Editora Central
El Comercio, 03 de febrero de 2015 (Página de Ecología)
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