sábado, septiembre 18, 2010

Por una Lima de cuento


A comerse las uñas. La suerte está echada. El domingo 3 de octubre, por primera vez en la historia del Perú, una mujer será ungida por el voto popular para gobernar Lima, esta capital atiborrada, contaminada, caótica, violenta y polvorienta. La muy carismática Susana Villarán de la Puente le pisa los talones a la preparadísima Lourdes Flores Nano. Lo demás es silencio. Los caballeros de la contienda quedaron bastante rezagados. El par de chicas ha decidido dos cosas: debatir el próximo 19 de setiembre, y muy sonrientes dejarse llamar Caperucita Roja, la una –por el apoyo invalorable que le brinda el Partido Comunista Patria Roja, se entiende–, y Blanca Nieves, la otra –suponemos que por sus vínculos como abogada con Cataño, un investigado por narcotráfico. En fin. Así las cosas Caperucita Roja o Blanca Nieves será la próxima alcaldesa de esta tres veces coronada villa que alguna vez fue dominio del cacique Taulichusco, un valle verde y fragante vivificado por las aguas frescas y cristalinas del río Rímac. De esta horrífica ciudad escribió: “Largo sería hacer la enumeración de todos los vegetales que se producen dentro de las murallas de Lima. La ferocidad de las tierras huertas y jardines las hace aparentes para el cultivo de todas las plantas… En clase de flores exquisitas, los jardines de Lima ofrecen variedad de camelias, magnolias, marimoñas… hermosos y fragantes claveles, rosas de toda clase y color… En clase de principales legumbres… coles, lechugas, zanahorias, alcachofas… En clase de frutas se producen todas las de las zonas tórrida y templada, siendo las principales, la famosa chirimoya, el plátano… granadilla… la exquisita naranja dulce, el higo, la piña, el melocotón…”.
¡Cómo has cambiado pelona!, diría el recordado Nicomedes Santa Cruz. El crecimiento desordenado de nuestra capital ha dado profana sepultura a las tierras agrícolas y sitios arqueológicos. Esta pérdida de zonas verdes ha impactado negativamente sobre el microclima urbano, la calidad de aire que respiramos y nuestra necesidad de reposar la mirada sobre algo que no sean edificios cada vez más altos o cerros de basura.
La expansión caótica y sin planificación ha llevado a sobrevivir en el hacinamiento a gran parte de la población urbano-marginal, que en pleno siglo XXI –y en medio de un vertiginoso crecimiento económico– habita en condiciones infrahumanas, sin acceso a los servicios básicos que aseguren una existencia digna y saludable. “Toda la costa es de una aridez lastimosa… el agua potable es asunto de lujo”, escribió el belga Jean Baptiste Joseph Louis Popelaire, barón de Terloo, a mediados del siglo XIX. Tres siglos más tarde para muchos el agua potable sigue siendo un asunto de lujo.
Ninguna de las dos potenciales alcaldesas tiene una varita mágica para cambiar las cosas de la noche a la mañana. Ojalá la elegida sepa dar los pasos necesarios para hacer de la capital un lugar amable, seguro, con espacios para el intercambio vecinal, y siente las bases para un real progreso. Una ciudad de cuento. Recuperar Lima, buscarla bajo sus propios escombros y su cielo plomo y envenenado, para recrearla y hacerla renacer es tarea impostergable.
Lima agoniza por descuido, por egoísmo, por olvido y dependerá de una mujer cambiar el curso de esta historia.


El Comercio, 11 de setiembre de 2010

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