miércoles, diciembre 16, 2009

Cuando la verdad quema

Un documental cambió para siempre la historia, despertó de su letargo a la gente lanzándola sin piedad a los brazos del drama del calentamiento global. Hasta entonces “eso” era apenas un tema más de múltiples reuniones políticas y diplomáticas.
Por su gran culpa
Que 192 países se reúnan en Copenhague para negociar un nuevo tratado climático, que sea parte de la conversación de los ciudadanos de a pie y noticia comentada en todos los medios, es culpa, grandísima culpa, de un solo hombre. ¿Su nombre? Albert Gore Jr. (1948), a la sazón periodista especializado en temas ambientales, político, ex vicepresidente de la administración Clinton, casi presidente de Estados Unidos —si no hubiese sido víctima de las elecciones reconocidamente más controvertidas del siglo XX, en ese país—, ganador de un Óscar y Premio Nobel de la Paz. Gore apareció en el 2006 con “Una verdad incómoda” y de la noche a la mañana el tema del cambio climático pasó a formar parte de nuestras vidas. Con ese documental logró que los ciudadanos tomaran conciencia sobre un tema que venía discutiéndose desde 1992, en foros y reuniones a los que nadie prestaba atención.

Mr. Ozono
George W. Bush, el presidente petrolero que no podía ver televisión y comer galletas al mismo tiempo porque se atoraba, se burlaba de Al Gore —su contrincante en las únicas elecciones norteamericanas definidas por la Corte Suprema— llamándolo “Míster Ozono”, por su preocupación ambiental. Pero Gore no es un advenedizo en el tema ni un oportunista. Su preocupación por la cuestión “verde” es de larga data. Primero como periodista de investigación en un diario de Tennessee y luego como joven representante demócrata (1977-1985) que alcanzaría un asiento en el Senado (1985-1993). Gore inició su carrera política a los 28 años de edad preocupado ya por estos asuntos. Poco se dice, por ejemplo, que en 1981 ya se había preocupado de organizar una audiencia sobre el cambio climático en el Capitolio. Un cuarto de siglo después “Una verdad incómoda” caló en la conciencia pública de una manera en que quizá jamás habría conseguido como político.

Clima de terror
El documental, visto en salas de cine y circuitos alternativos a lo largo y ancho del planeta, fue aplaudido por la prensa especializada en el Festival de Cannes. Y es que de alguna manera es una pieza maestra por su sencillez y su capacidad de estremecer a los espectadores. Para muchos el documental es una película de terror con Gore dictando una conferencia y revelando datos sobre el incremento de la temperatura global, sus efectos y la preocupante concentración de dióxido de carbono (CO2), uno de los gases de efecto invernadero (GEI), en la atmósfera. Explica cómo retroceden los glaciares, se eleva el nivel de los mares y empiezan a proliferar las enfermedades tropicales y cómo todo esto está afectando a los más pobres de las naciones más pobres. Ninguna novedad que no hubiese sido tratada antes en los medios.

Un solo camino
Y llegó él, con su claridad y su convicción para que con una sola película generara un movimiento planetario contra el cambio climático. Y el tema no estuvo más en la sombra y por estos días tiene contra la espada y la pared a los líderes que negocian un nuevo tratado climático en Copenhague. “La juventud ya no confía en sus políticos y autoridades —dijo una de las representantes de la Unión Europea en la COP-15—, salir sin las bases para un buen acuerdo es algo que no podemos permitirnos, el costo político sería muy alto”. Otra sería la historia si Gore no nos hubiera contado “Una verdad incómoda”, la más incómoda que tienen que soportar los representantes de los países industrializados, sus corporaciones y lobbistas.
Difícil lidiar con una población consciente. Y todo gracias a “Míster Ozono”, quien ya está diciendo lo suyo en torno a la reunión que termina el 18 de diciembre. La verdad, para algunos, es una incómoda piedra en el zapato.
El Dominical, 13 de diciembre de 2009

1 comentario:

Anónimo dijo...

Tus articulos son lo máximo, felicitaciones y no dejes de escribir.

Lulu