lunes, diciembre 07, 2009

Copenhague: los conspiradores y los e-mails robados

COPENHAGUE. Como anillo al dedo les ha caído a los “negacionistas” (o escépticos), el robo de una serie de investigaciones y correos electrónicos de uno de los centros más confiables y reputados de estudios climáticos.
Copiosa e importante información fue usurpada de los archivos electrónicos de la inglesa Universidad de East Anglia. La seguridad de los servidores fue violada por piratas cibernéticos. Pero allí no quedó la cosa. Tal material informativo y de intercambio de opiniones entre expertos fue alterado y sus frases sacadas de contexto.
Los científicos afirman que es un claro intento de disturbar las cruciales negociaciones que empiezan mañana [hoy lunes].
El material ha sido difundido vía blogs que capitalizan el asunto para afirmar que es un fraude esto de que el calentamiento global esté vinculado con la quema de combustible fósil —petróleo carbón— y otros gases de efecto invernadero (GEI), emitidos por ciertas actividades humanas. Tan simple como eso.
Y todo esto, nada más y nada menos, en el pórtico de la Cumbre de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP 15).
La edición dominical del diario “The Independent” —que ha dedicado su portada y un reportaje especial al cambio climático— habla ya de las “conspiraciones de Copenhague” y el término de “climagate” circula para referirse al suceso.
Todas las sospechas recaen en piratas cibernéticos rusos, pues se ha logrado detectar el uso de una computadora de ese país para tal sustracción.
“Esto no ha sido un trabajo de novatos”, dijo el profesor Jean-Pascal van Ypersele, vicedirector del Panel Intergubenamental de Cambio Climático (IPCC) de Naciones Unidas.
GORDON BROWN SE PONE FUERTE
La edición de fin de semana del diario británico “The Guardian”, ha dedicado su portada y varias páginas interiores a informar sobre la posición de los “negacionistas”, tomando como línea de partida las fulminantes declaraciones del primer ministro británico Gordon Brown contra los escépticos del cambio climático.
En sus palabras, estos “pretenden descarrilar la Cumbre de Copenhague sembrando dudas sobre la evidencia del cambio climático”.
Tanto Arabia Saudí como representantes republicanos del Congreso norteamericano han aprovechado los correos electrónicos para afirmar que se está exagerando la urgencia de recortar las emisiones de dióxido de carbono (CO2), uno de los principales gases invernadero.
Mohammad al Sabban, negociador de Arabia Saudí, sostuvo que lo destapado tendrá un “gran impacto” en las negociaciones.
El primer ministro Brown declaró a “The Guardian”: “A poco de Copenhague no debemos distraernos con los escépticos climáticos, unos atrasados en el tiempo, anticientíficos, seguros de que la Tierra es plana. Conocemos la ciencia. Sabemos qué debemos hacer. Ahora debemos actuar para sellar el tratado”.
Ed Miliband, su secretario de ambiente, sostuvo: “Los saboteadores quieren dar mal uso a la data científica y confundir a la población.
Los escépticos están jugando a la política con la ciencia de una manera peligrosa. La evidencia es clara y corto el tiempo para actuar”. Miliband ha calificado de saboteadores a dos políticos conservadores (Tory), Lord Lawson y David Davis.
Y SIGUEN LOS PIRATAS
Las computadoras del profesor Andrew Weaver, respetable investigador canadiense del calentamiento global de la Universidad de Victoria, han sido también atacadas.
Desde hace largos meses Weaver es blanco de sistemáticos ataques cibernéticos en el intento de robar sus investigaciones, y hasta en dos oportunidades su oficina ha sido asaltada. Constantemente es insultado por correos y llamadas telefónicas clandestinas.
“Han estado tratando de encontrar algo sucio y al no lograrlo lo crean, como ha sucedido con los correos electrónicos ingleses, descontextualizándolos y alterando las estadísticas”. Así las cosas muchos temen que las negociaciones se desvíen.
El “climagate” se pone interesante y está claro que los opositores a un acuerdo climático están dispuestos a todo, aunque con eso se afecte al planeta.
Tony Blair y el príncipe Andrés: mal jugado
Mientras todo esto sucede, no ha caído nada bien el patrocinio pre-Copenhague dado por el ex ministro Tony Blair a la planta energética AzMeCo, basada en combustibles fósiles y propiedad de Nizami Piriyev, uno de los nuevos multimillonarios de Azerbaiyán, uno de los otrora estados soviéticos.
El asunto echa sombras sobre las intrincadas relaciones privadas de Blair y su rol post representante de los ingleses.
“The Independent” ha recordado cómo estrechó lazos con Azerbaiyán mientras fue primer ministro. El mismo diario ha sacado a la luz que se le ha pagado miles de libras esterlinas por una charla el martes último en ese país, pero su oficina rehusó informar de dónde procedían tales fondos.
Se supo que se dedicó a alabar la planta energética, a su propietario y al presidente de Azerbaiyán, el mismo que ha vetado a la televisión inglesa BBC en ese país.
De la información se desprende que Blair se ha transformado, en un solo mes, de fallido candidato presidencial de la Unión Europea a facilitador para inversionistas en el área de los combustibles fósiles.
Para echar más leña al fuego, el príncipe Andrés (duque de York y ex de Sarah Ferguson) es un visitante regular de ese país y muy amigo de su presidente, Ilham Aliyev. Nada elegante para el hermano de un reconocido conocido ambientalista y vocero contra el cambio climático como es el príncipe de Gales, Carlos, heredero del trono inglés.
EN PUNTOS
Ocho de los diez años más calientes jamás registrados han ocurrido en el siglo XXI.
Las actividades humanas emiten 130 veces más CO2, que los volcanes del planeta.
Las algas verdes de océanos generan entre el 70% y 80% del oxígeno que respiramos.
Los bosques son importantes sumideros de carbono. Los árboles en pie empiezan a apreciarse como un buena herramienta para combatir el cambio climático.
El Comercio, 07 diciembre de 2009

1 comentario:

Anónimo dijo...

Que bueno que nos tienes al tanto con noticias frescas desde Copenhagen. Una razón más para leer tu interesante blog.

saludos,

Tamya