Con la sencillez que la caracteriza, ella no toma esas cosas en serio, y más bien recuerda que compartimos 98% de genes con los chimpancés y que su comportamiento se asemeja mucho al humano, con todo lo bueno y también lo malo.
Se presenta en lenguaje "chimpancé", con un sonido particular que traduce como "hola, estoy aquí, soy Jane". Pese a los grados académicos, reconocimientos y premios que ostenta, se siente apenas una primate humana. "Mi misión -comenta- es dar esperanza". Sabe que los niños y jóvenes serán los grandes agentes del cambio y, de paso, con una sonrisa le recuerda a su auditorio que "las decisiones que tomamos son parte de la crisis ambiental. Podemos ser parte del cambio, si aceptamos esto".
La científica y activista estuvo en nuestro país, habló claro, tocó corazones y esparció las semillas de lo que es su sueño y ahora nuestro compromiso: Roots and Shoots (Raíces y Brotes), proyecto que involucra a los niños y jóvenes en acciones a favor del entorno.
En Lima dio cuatro conferencias, con auditorios abarrotados. En Iquitos con dos puso de vuelta y media la ciudad y quedó gratamente sorprendida con los esfuerzos de conservación del centro de rescate de mamíferos del Instituto de Investigaciones de la Amazonía Peruana (IIAP), encabezado por Javi Velásquez (biólogo, escritor y cineasta), y sus acciones de educación ambiental que alcanzan a 70 mil niños. Recorrió Pilpintuwasi, el mariposario de la austríaca Gudrun Sperrer, quien además ha logrado reproducir en cautiverio al amenazadísimo mono "wapo colorado".
En el Colegio Nacional de Iquitos (CNI), les habló a un grupo de jóvenes y les dijo:
"Cuando vean la luna, recuerden que la inteligencia humana logró colocar a un astronauta en un cohete parar alcanzarla, donde quedan las huellas de sus pasos. ¡Cómo esta criatura tan intelectual es la misma que destruye su planeta, nuestro único hogar! Yo no lo entiendo, ¿y ustedes?".
Contó que en Gombe -donde por años estudió a los chimpancés- vio a uno quitar las hojas a una ramita y crear una herramienta para sacar termitas de sus nidos, y comerlas del palito. Hasta entonces se creía que solo los humanos creaban y usaban herramientas.
Sobre este hallazgo, el notable antropólogo Louise Leakey sentenció: "Ahora deberíamos redefinir 'herramienta', redefinir 'hombre' o aceptar a los chimpancés como humanos".
Recordar esa ramita-herramienta usada por un mono quizá sea el mejor antídoto contra el ego de los primates humanos. Ese ego que junto a la soberbia son disparadores de la destrucción planetaria. ¡Gracias, Jane!
El Comercio, 23 de noviembre de 2013
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