Democracia en riesgo
Para los terroristas, que la población elija a sus autoridades es señal
inequívoca de que el sistema democrático se consolida. Y para ellos no es
bueno. El 17 de mayo de 1980 Sendero Luminoso le declaró la guerra al Perú con
un mensaje bastante claro en ese sentido. En el pequeño y muy pobre poblado de
Chuschi, Ayacucho, los terroristas quemaron las ánforas y padrones electorales
por usarse en las elecciones de ese año. Luego vendrían las bombas, los
asesinatos, las amenazas; en algunas zonas las autoridades evitaron el uso de
tinta indeleble para que no quedase huella del sufragio, porque el votante era
el blanco de los senderistas y emerretistas.
Ayer la realidad pareció devolvernos a los sangrientos años ochenta. Y
es que mientras en Lima los candidatos cerraban sus campañas electorales, una
patrulla de la Policía Nacional fue emboscada por Sendero Luminoso en la selva
de Ayacucho.
Los terroristas asesinaron al suboficial Luis Vásquez Díaz y al
suboficial de tercera Sergio Mendoza Hallasi, convertidos ya en mártires de
esta contienda por las presidencias regionales y alcaldías provinciales y distritales.
Vásquez y Mendoza eran parte de una patrulla encargada de cumplir la
misión Corredor Seguro para garantizar el paso de material electoral a poblados
ubicados en zonas con presencia terrorista (hoy aliados del narcotráfico y las
mafias de madereros y mineros ilegales).
Otra vez Sendero intenta evitar el ejercicio del derecho a votar. Pésima
señal. Y hemos llegado a esto porque en nombre de los "derechos
humanos" se ha satanizado a las Fuerzas Armadas y santificado a los
terroristas, con virulentas campañas internacionales y la repetición de
mentiras contra quienes pusieron el pecho para defendernos del terror. Víctima
de esa patraña antipatriótica fue el propio Ollanta Humala, hoy presidente de
la República (en las elecciones del 2006, los dizque 'progres' y defensores de
terroristas lo acusaron de ser el supuesto y temible 'Capitán Carlos' de la
base contrasubversiva de Madre Mía).
A esas falacias hay que sumar el insulto a la memoria de los caídos en
nuestra defensa que son esos mamotretos llamados "El ojo que llora"
(compuesto por las piedras más caras del Perú y donde están escritos los
nombres del enemigo terrorista) y el Museo de la Memoria, que más bien parece
el de la "amnesia colectiva".
Como cereza del pastel envenenado tenemos la noticia de que liberan al
senderista Incháustegui, nadita arrepentido de la carnicería perpetrada contra
el Perú, y se le dedica una hora en un programa televisivo. Así se le da
tribuna a un criminal como si fuera la madre Teresa de Calcuta dando un mensaje
de bondad y solidaridad.
Ayer mismo el presidente Humala, la primera ministra, Ana Jara, y la
presidenta del Congreso, Ana María Solórzano, lamentaron el ataque terrorista y
el asesinato de los dos agentes del orden.
Solórzano fue clara al decir: "Este domingo vamos a estar
participando en la elección de nuestras autoridades y este tipo de atentados,
incluso con policías heridos, no se pueden permitir. Que no se permita un
sabotaje a la democracia".
Así que mañana a votar como señal de unidad y repudio contra el terror,
y en homenaje a los dos héroes caídos.
Martha Meier MQ.
Editora Central
El Comercio, 04 de octubre de 2014