Dejemos volar la imaginación. Un abogado peruano decide, de pronto, defender
legalmente a criminales sentenciados por actos terroristas contra Estados
Unidos. ¿Qué ocurriría? Las autoridades buscarían impedir tal intromisión
extranjera en asuntos domésticos, vinculados a sus políticas carcelarias y de
justicia, más aun si es con el argumento de defender los derechos humanos de
quienes tiñeron de sangre su suelo.
Es fácil visualizar a los líderes políticos, empresariales, mediáticos y
religiosos protestando junto a los ciudadanos de a pie, cosa que no pasa aquí.
Ejemplo: el abogado estadounidense Peter Erlinder ha tomado el caso de la
pareja de los carniceros senderistas Abimael Guzmán 'Gonzalo' y Elena
Iparraguirre. Nadie ha mandado al cuerno a este impresentable que denunciará al
Estado Peruano por las "condiciones carcelarias" del par criminal.
Nada de esto vociferan los militantes contra el "imperialismo yanqui", léase
la zurda criolla. Cuando la colonización ideológica y la intromisión en los
asuntos nacionales llegan por la izquierda: no se indignan, gritan, toman la
calle, lavan banderas ni se pintan las manos de blanco.
Sigamos imaginando. Un grupo de connacionales forma una ONG transnacional
para captar, en Lima, multimillonarios fondos para proteger a unos cuantos
ingleses supuestamente aislados "voluntariamente" de la civilización. Con ese
cuento, los de la ONG se llenan los bolsillos y frenan proyectos de
infraestructura y energía que requiere el Reino Unido para seguir creciendo. Sin
duda, tendríamos un escenario de protesta de líderes y ciudadanos británicos,
congelamiento de cuentas del ente y un seguimiento a quienes atentan contra los
intereses del país.
Pero aquí todo al revés. La inglesa Survival International es referente en
temas de indígenas peruanos. Nadie la fiscaliza y no tiene trabajo conocido en
la Amazonía, salvo las campañas desinformativas montadas por un tal David Hill
en "The Guardian", de Londres. Hill informa sobre supuestos indígenas "no
contactados", curiosamente solo en zonas cercanas a aprovechamiento energético.
Muchos de estos "no contactados" ya no saben en qué idioma decirle al mundo que
hasta están asentados en una comunidad. Pero la mira de Hill está puesta sobre
Camisea (Hunt Oil incluida), es decir sobre la seguridad energética nacional.
Pero las autoridades se desentienden de las peligrosas ficciones de este
empleado de izquierdistas disfrazados de verde.
Si, como ha dicho el presidente Ollanta Humala, "la agenda ambiental no la
van a dictar las ONG", menos aun deberían interferir en la política carcelaria,
de derechos humanos, de ordenamiento territorial, de derechos indígenas y de
seguridad energética.
En pleno siglo XXI la izquierda internacional resucita el colonialismo. ¿Y
nuestras autoridades? Bien gracias, felices en cualquier sillita de esta
república bananera, cada vez más bananera y menos república.
El Comercio, 07 de diciembre de 2013
No hay comentarios.:
Publicar un comentario