martes, julio 07, 2015

A otra playa con ese cuento

En los último días se ha estado acusando a los anconeros de discriminación y racismo. ¡A otra playa con ese cuento! Ancón es de los pocos balnearios donde existe una sana y cortés convivencia con quienes llegan desde diversos puntos de Lima para disfrutar de sus mansas aguas. Y esto desde hace largas décadas.
Algo muy distinto ocurre, por ejemplo, en la sureña playa-caviarizada “Los Pulpos”. Este tiene portones que impiden el paso de vehículos “no autorizados”, léase vehículos de quienes no son propietarios o amigos de estos y están de paseo. En su extremo norte de “Los Pulpos” además, existe un vinito condominio amurallado de nombre “Las Velas” donde veranea la más rancia aristocracia caviar, y sus amistades.
Guiándose por la “denuncia” de un tuitero, ahora los “analistas” llaman al odio por la televisión, la radio y la prensa al sostener que en Ancón se mantienen conductas virreinales. Como si todo eso no fuera suficiente para caldear los ánimos del verano, el despacho de la ministra de Cultura, Diana Álvarez Calderón, emitió un comunicado validando la existencia de una supuesta restricción de usar las playas anconeras “por las características étnico-raciales de los bañistas” (ayayay, con discursos clasistas a estas alturas del siglo XXI). La ministra debería ocuparse, más bien, de la zona arqueológica del lugar bajo su responsabilidad, después de todo con más de 40 siglos de antigüedad es de los asentamientos humanos más antiguos de la costa peruana. El sitio en buena parte está convertido en un basural. Y ya que curiosidad aparte: ¿en cuál súper inclusiva playa veranea Álvarez Calderón?
Ahora bien ¿quiénes en Ancón son los que se ven obligados a pagar por el uso de playa? ¿Los visitantes de fines de semana o la población estable y los propietarios de casas de verano?

En esta historia, la real y no la tergiversada por los odiadores de siempre, los discriminados son los pescadores, los habitantes estables del distrito y los veraneantes. Ellos son quienen corren con las gastos de los servicios requeridos y utilizados por los visitantes de fin de semana: desde los baños públicos hasta el servicio de los salvavidas, pasando por la limpieza, la vigilancia y la salubridad de los alimentos que se venden en lugares como el muelle y otros.
 Ancón es de los pocos balnearios donde existe una sana y cortés convivencia con quienes llegan desde diversos puntos de Lima para disfrutar de sus mansas aguas. Y esto desde hace largas décadas. 
Así, los supuestos “discriminadores” señores y señoras anconeras son quienes permiten el sano esparcimiento de la población, algo de lo que debería preocuparse esa entelequia de inutilidad y devoradora de impuestos llamada “Estado”.
Ancón es una bahía pequeña, de poco más de 15 cuadras de largo, encerrada entre el centro de veraneo de la Fuerza Aérea Peruana, FAP (la “base”, donde no se permite el ingreso) y por la gran playa de la que se apoderó la Marina (quienes navegan frente a ella corren riesgo de bala).
El presidente Fernando Belaunde tuvo varias pésimas ideas, una de ellas fue su “Revolución Azul”, es decir la creación de espacios industriales en el litoral del cono norte. Fábricas y una refinería borraron kilómetros de potenciales balnearios, cuando la población limeña crecía.

Al final el Estado resulta el mayor discriminador, no atiende adecuadamente ni siquiera nuestras necesidades de salud y educación, menos lo hará con las de esparcimiento. De paso, la élite militar se ha apoderado de kilómetros de playas que son de todos, incluidos esos soldaditos a los que no se les deja tomar el sol junto a las esposas de los generales, ¿o sí?

http://elcomercio.pe/opinion/columnistas/otra-playa-ese-cuento-martha-meier-miro-quesada-noticia-1788378

Martha Meier M.Q.
Editora Central

El Comercio, 31 de enero de 2015

El niño de la nariz rota

En plena calle sanisidrina en Córpac, a la luz del día y frente a varios testigos, un hombre le propinó tal paliza a un niño de 5 años que le rompió la nariz.
El acto quedó registrado en video gracias a la joven Romy Schroth, quien compartió esas imágenes a través de las redes sociales, lo que generó lógica y generalizada indignación. Gracias al video de Romy se ha identificado al cobarde: Luis Alfonso Tasaico Donoso, con antecedentes policiales por estafa y robo.
¿Qué otras vejaciones puede sufrir este niño si Tasaico (pareja de su mamá) hizo todo esto en público? ¿Qué perpetrará en privado? Pese a la contundencia de las imágenes y a las versiones de diferentes testigos, Tasaico Donoso dice que el daño recibido por el menor fue solamente producto de un “accidente”, que el caso se ha “satanizado” y que el niño se golpeó con la puerta del automóvil. ¡Falso!

Pese a la contundencia de las imágenes y a las versiones de diferentes testigos, Tasaico Donoso dice que el daño recibido por el menor fue solamente producto de un “accidente”.

Romy Schroth vio lo ocurrido y afirma que Tasaico llevaba al niño hacia el carro, pegándole. Entonces, lo metió a empujones (al automóvil), lo cogió de la cabeza y empezó a golpear al menor contra el sillón del carro, al punto que empezó a sangrar.
Para el decano del Colegio de Abogados de Lima, Mario Amoretti, el agresor puede recibir de 3 a 6 años de prisión pues es “un delito flagrante”. Una sanción algo benevolente para quien con sus golpes daña profundamente a un pequeño –física y emocionalmente– y que envilece con esta agresión a la sociedad.
La señora Carmen Gallegos es otra de las personas que vio lo que pasó y su dicho tira por tierra la versión del “accidente”. Gallegos vio que “el señor [Tasaico] lo cogió [al menor]de la cabeza y lo arrojó contra el asiento del piloto de su auto y seguía golpeando su cabeza [contra el asiento] hasta que comenzó a sangrar”.
Lo peor de todo esto es que la mamá del menor estaba en los alrededores. Romy Schroth declaró a RPP que “la madre estaba comiendo en un restaurante. El hombre sale con el niño y empieza a pegarle, a darle bofetones, en el cuerpo, en la cabeza”.
¿Cómo se llama esa mujer que avergüenza al género femenino? Patricia Zevallos Hinojosa, para más señas abogada. Esta almorzó con sus dos hijos (el agredido y su mellizo) y su nueva y violenta pareja. Según testimonios, el pequeño pedía auxilio a gritos, mientras el hombre lo golpeaba y arrastraba al auto. Romy Schroth oyó esos gritos y salió de la peluquería para toparse con el episodio. En el video que grabó, se escuchan las voces de personas gritándole a Tasaico Donoso que se detenga, pero el delincuente ni se inmuta.
¿Qué piensa hacer la mamá, la tal abogada Zevallos Hinojosa? Ya se ganó el desprecio de miles. ¿Hará lo que cualquier buena madre haría?

Daño grave
Consecuencias de la violencia infantil
— La mayoría de los niños maltratados sufre más daños emocionales que físicos. Un niño maltratado puede deprimirse. Puede retraerse, pensar en suicidarse o tornarse violento. Los niños más grandes pueden consumir drogas o alcohol, intentar huir o abusar de otros.
Secuelas emocionales
Traumas infantiles y de guerra

— Un estudio de un equipo de investigadores británicos demuestra que los niños que han sido maltratados responden ante ciertos estímulos como lo hacen los soldados que han sufrido experiencias bélicas traumáticas.

Martha Meier MQ.

El Comercio, 28 de enero de 2015

¿Petroleras y desarrollo sostenible?

Las empresas que extraen petróleo han generado profundas crisis ecológicas, pero hoy muchas son aliadas de la conservación.

Las empresas petroleras privadas están dejando atrás su mala reputación y hoy apuestan por la sostenibilidad, la recuperación de los ecosistemas y el apoyo a las poblaciones de sus zonas de influencia.
En la Amazonía peruana el bienestar de la naturaleza y el mejoramiento de las condiciones de vida de las comunidades nativas y rurales se apoyan en programas de esas empresas.
Donde el Estado no llega o no sabe qué hacer, los privados dan atención en salud, educación, emprendimientos productivos, reforestación e infraestructura.
Buen ejemplo son tres petroleras que operan en la región Loreto: Pluspetrol Norte (PPN), Repsol y Perenco. PPN ha invertido 500 millones de dólares en una tecnología de reinyección de la contaminante “agua de producción” para evitar que este termine en los ríos y quebradas (como ocurría en el pasado). En el caso de Repsol, en el 2012 fue reconocida como la energética con mejor desempeño ambiental, según el ránking de la revista “Newsweek”. Y la inglesa Perenco brinda un eficiente servicio de salud. Esto no es pose, es una visión renovada de la relación con el entorno y del respeto a la población.
Inclusión
Pluspetrol Norte tiene programas productivos para incluir a las mujeres nativas de nueve comunidades en la instalación y manejo de viveros de maderas finas para reforestación. Son 23 las encargadas y sus ingresos pasan los S/.1.400 mensuales.
Salud
Cuando en el 2008 Perenco se hizo cargo del lote 67, un estudio socioambiental arrojó la precaria atención de salud en las 96 comunidades de la zona. Coordinó con la Marina de Guerra y la región Loreto para implementar el plan de salud y financió la refacción y potenciación de un buque tópico de la Marina: desde el 2009 surca los ríos brindando atención. El acercamiento a la población permite que Reniec y el Banco de la Nación atiendan a bordo.
Remediación
El lote 192 (antes 1AB) que produce cerca del 18% del petróleo peruano fue explotado en los 70 por la Occidental Petroleum. Esa empresa dejó grandes pasivos ambientales no inventariados. Hoy, operado por PPN, la mayoría de los 91 pasivos han sido remediados con una inversión de U$100 millones.
Empleo
Solo entre 1999 y el 2004 Repsol le dio trabajo a más de 2.000 personas, el 70% eran nativos de la zona de influencia.
Pese a todo, las petroleras privadas deben enfrentar a radicales que generan climas de conflictividad social; son señaladas como responsables de los pasivos ambientales de empresas antecesoras y están expuestas a cambios repentinos en las reglas de juego del Gobierno.

Estado empresario
De mal en peor
Cuando una empresa petrolera privada asume un proyecto de remediación ambiental o de exploración, es el privado que invierte y gasta. Lo mismo que cuando es multada por alguna infracción ambiental. Pero cuando el Estado es empresario, todos los peruanos pagamos los platos rotos, la burocracia, los errores de personas a las que no hemos elegido para que nos representen, amén de las argollas de corrupción que se gestan (casos de Petrobras y PDVSA).

El Gobierno está mandando señales de querer ser un competidor más en el rubro. El Perú no está para repetir los errores del pasado. Durante el velascato y siguientes (hasta las reformas de los años 90) el Estado fue empresario petrolero. Y lo hizo muy mal, como lo hace Petro-Perú ahora que explota un lote, contamina con sus derrames, usa tecnología obsoleta y contrata a menores de edad para labores de remediación. Bien haría la estatal en reducirse, no entrar a manosear el mercado y, de paso, vender ese edificio monumental en una de las zonas más caras de San Isidro.

Martha Meier MQ.
Editora Central

El Comercio, 27 de enero de 2015