La 'guerrilla' verde no combate: siembra; no destruye: embellece; no
aniquila: crea y recrea. Sus ejércitos van armados con 'bombas' de semillas y
sus protestas dejan flores que brotan en las grietas del pavimento, como único y
hermoso rastro. Así ocurrió el año pasado en Ganz, Austria, que terminó
coloreando en pensamientos lilas cada rincón de la ciudad donde se había
registrado algún incidente homofóbico.
Su ámbito de acción es el paisaje urbano al que invaden de ruralidad, de
pureza, de aquello que nos recuerda que somos seres de agua, de tierra, de
viento y sol. Estas 'guerrillas' están formadas por gente de todas las
creencias, de todas las edades y de las más diversas profesiones que sueñan y
trabajan por un mañana mejor.
Estamos, sin duda, frente al mayor movimiento revolucionario que se verá
estallar en el siglo XXI: una revolución contra la complacencia, el despilfarro
y la apatía. Cada día son más los vecinos y vecinas de las grandes ciudades del
planeta -e incluso empresas- que se suman a esta propuesta pacífica y vital, que
apuesta por la sostenibilidad sabiendo que su base es la acción comunitaria.
Transforman en energía los desechos, convierten en jardines y huertos
comunitarios los terrenos baldíos y los basurales y usan musgo para sus
grafitis. ¿Qué buscan? Cambiar el mundo a través de la agricultura urbana y
periurbana (techos verdes, parques productivos, etc.). Un asunto de vital
importancia tomando en cuenta que en pocos años, el 88% de la población mundial
vivirá en las grandes ciudades del mundo, según la Organización de las Naciones
Unidas para la Agricultura y la Alimentación, FAO.
En Lima, el tradicional distrito de Lince ha sido el primero en acercarse a
este movimiento de avanzada, con el apoyo de la Universidad Agraria de La
Molina, desarrollando su proyecto de huertos en las azoteas. Las lechugas y
otras verduras cosechadas en los techos de Lince ya se venden en supermercados y
se distribuyen a través de redes locales. Lo que antes fueron espacios
improductivos y de excusa para acumular objetos innecesarios, hoy generan
oxígeno y son rincones verdes y atractivos que invitan a los amigos a reunirse,
a conversar y a cultivar sus alimentos. Adiós depresión y preocupación por no
tener para la comida del día. Bienvenida la tranquilidad y la posibilidad de
hacer negocios. Y es que bien planteados, estos proyectos pueden llegar a
producir, anualmente, tanto como hasta 50 kilos de hortalizas frescas por metro
cuadrado.
En Londres, cada noche los 'guerrilleros' jardineros lanzan 'bombas' de
semillas a espacios baldíos y jardines de difícil acceso. Las 'bombas' son de
arcilla, semillas y compost, la finalidad es 'invadir' los espacios urbanos
disponibles con plantas coloridas, medicinales y alimenticias y generar poco a
poco pequeñas chacras en medio de la ciudad. Es decir, convertir la ciudad en un
lugar más amable y con capacidad de unir a los vecinos para cultivar, cosechar y
compartir.
Iniciativas
Los techos que ahora dan frutos a los vecinos
- El alcalde de Lince, Fortunato Martín Príncipe Laines, ha tenido la visión
y la dedicación para que el proyecto piloto de cultivo de lechugas y hortalizas
en las azoteas del distrito, se haya expandido hasta convertirse en una fuente
de trabajo e ingresos para los adultos mayores.
Intereses
El crecimiento de la agricultura urbana
- El premio Lima Verde Parques y Jardines, organizado por la Municipalidad de
Lima y El Comercio, reveló que cada vez hay un mayor interés por llevar a cabo
biohuertos caseros; sobre todo en los sectores populares de Lima.
El Comercio, 11 de diciembre de 2013
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