Sí, a Lima la han convertido en una ciudad donde la delincuencia campea a vista y paciencia de las autoridades. Sí, lo que horrorizados hemos visto que ocurrió en una notaría ubicada a escasos metros de dos complejos policiales con cerca de mil efectivos es solo la punta del iceberg de la inseguridad que nos amenaza a todos. Sí, gran parte de la responsabilidad recae en una gestión edilicia incapaz de liderar, asumir y coordinar una estrategia coherente contra el crimen organizado. Sí, el "partido" que gobierna Lima no ganó en las elecciones ningún otro municipio de la capital. Sí, pues esto significa que a la alcaldesa le es difícil coordinar acciones con una ciudad que mayoritariamente no votó por ella. Sí, la familia del señor Gonzales llora cuando debería estar celebrando la venta de un inmueble, porque una bala le dio en la cabeza mientras cerraba una transacción en la notaría Paino. Sí, unos maleantes -registrados por las cámaras de seguridad- entraron disparando a plena luz del día en la avenida Aramburú. Sí, a esta columnista le indigna y le duele mucho la muerte del señor Gonzales no solo porque fuera el padre, amoroso y decente, de una joven periodista de esta casa editora, sino porque es el símbolo de lo que pasa en nuestra capital mientras la señora alcaldesa sonríe, participa en marchas coloridas, organiza conciertos y convoca a la crema y nata de la sacha pituquería limeña para evitar su revocación. Sí, la alcaldesa que dividió a los limeños catalogando de "corruptos" a los que no están de acuerdo con el desgobierno que ha instaurado, ahora dice compungida que "Lima no puede estar dividida por el odio". Sí, claro que sí, ella es la que ha sembrado el odio en Lima y ahora todos pagamos los platos rotos. Sí, alcaldesa, el señor Gonzales era un padre y esposo ejemplar y sí, lo mataron por la criminalidad que nadie enfrenta. Sí, era un señor cuyos esfuerzos se centraron en sacar adelante en nuestra ciudad a sus hijos, a formarlos como buenos seres humanos y profesionales. Sí, pues, el presidente Humala ha debido salir a tratar de dar un poco de tranquilidad. Por eso, señora Villarán, ha tenido que contratar los servicios de un cuestionado publicista brasileño para que no la revoquen de un cargo para el que sí, efectivamente, nunca estuvo capacitada.
Martha Meier M. Q.
Editora De Fin De Semana Y Suplementos
El Comercio, 23 de febrero de 2013
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