Arequipa, la Ciudad Blanca, la de la fragante y verde campiña dominada por el volcán Misti, es desde ayer sede de la I Conferencia Internacional de Mineros. Si alguien cree que esto es una reunión de negocios más, se equivoca. Los indicios señalan todo lo contrario.
La cita ha sido convocada por la Coordinadora Internacional de Partidos Revolucionarios y Organizaciones (ICOR, por sus siglas en inglés). El asunto se remonta al 2008, cuando en el seminario internacional minero de Gelsenkirchen (Alemania) se acordó poner en marcha la conferencia de Arequipa como "una forma de organización para la coordinación y cooperación del movimiento minero combativo de los cerca de 21 millones de mineros en todo el mundo".
El año pasado las jornadas preparatorias de lo que hoy ocurre en Arequipa pasaron desapercibidas en Lima. Esto pese a la participación de alrededor de 30 organizaciones mineras de base y la del "camarada" Stefan Engel, quien ha acuñado eso de "mineros combativos". Engel -presidente del ICOR- es un extremista de izquierda, autor de "Aurora de la revolución socialista internacional" y otros panfletos comunistas. Habla de "supermonopolios internacionales" y ha celebrado en sus escritos las huelgas y "luchas poderosas" de mineros en Sudáfrica, Chile, el Perú, Australia, Indonesia y Polonia. Para este comunista alemán, admirador de Stalin como el padre del presidente Humala, las protestas mineras son parte de la lucha transnacional por la libertad y la democracia. Considera "una obligación internacionalista, antiimperialista, del movimiento obrero revolucionario oponerse a la agresión del Estado israelí y el terror sionista".
¿De qué se está hablando realmente en Arequipa? ¿Tienen idea de esto los servicios de inteligencia de nuestro país, o mejor dicho existe algún tipo de servicio de inteligencia en nuestro país? ¿Es coincidencia que justo por estos días también haya una nueva protesta en Conga? ¿Y por qué escoger Arequipa para la reunión de los "mineros combativos" y no Cajamarca, Cerro de Pasco o Huancavelica, digamos?
Vale recordar el símbolo de Arequipa para el imaginario político y su significado para la historia peruana. Desde la independencia y, especialmente, durante los inicios de la República, jugó un importante rol en la vida nacional hasta convertirse en una suerte de centro anímico del patriotismo, la nacionalidad, orientador de las políticas y defensor de los principios democracia. Llamada el León del Sur, por la fuerza y valentía de sus hijos, ha sido cuna de revoluciones y constante agitación. Eso de "la batalla recién comienza", lema del proyecto social de alimentación, ya suena a mensaje subliminal. Harían bien los empresarios en estar atentos a lo que se discute en Arequipa. Como dicen, guerra avisada no mata gente.
Martha Meier M. Q.
Editora de Fin de Semana y Suplementos
El Comercio, 02 de marzo de 2013
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