MENSAJE A LOS ELECTOS
Todos estamos cansados de las noticias desagradables, y los más agotados
somos los periodistas. Nuestra obligación es informar los asuntos relevantes y
hoy eso es sinónimo de corruptela e ineficacia de nuestra clase política.
Estimados padrastros y madrastras de la patria, un pedido: ¡ya no fastidien
más! Sea su trabajo y su vida ejemplo de virtud, de alegría y solidaridad;
conviértanse en creadores de noticias positivas y esperanzadoras. ¿O quieren
deprimirnos y volvernos locos?
Según investigaciones de la Universidad de Irvine, en California, las
imágenes violentas, las de desastres naturales, masacres, accidentes,
enfrentamientos, crímenes, asaltos, guerras y ataques terroristas, afectan la
salud mental y física de las personas. Así que, señores y señoras electos por
nuestra ingenuidad: no nos dañen con su improvisación ni su irresponsabilidad.
No contaminen las noticias con sus odios y venganzas personales. Tengan un
poquito de piedad.
Recuerden: cada desastre natural con víctimas fatales -por falta de
prevención-; cada conflicto social no resuelto (por ustedes) que termina con
violencia y muertes; cada crimen por la inseguridad ciudadana que nadie
resuelve; todo accidente de tránsito causado por vuestra desidia; y las
griterías callejeras y congresales afectan profundamente a la población
(especialmente, a los periodistas que respiramos y procesamos a diario ese
infierno que han creado).
La doctora Roxane Cohen Silver, de la universidad californiana que estudió el
efecto de las malas noticias, sostiene: "La exposición a las imágenes violentas
de los medios de comunicación podría contribuir a generar 'traumas colectivos';
imágenes que alcanzan grandes audiencias vía You Tube, redes sociales, teléfonos
inteligentes, entre otros".
No se trata de autocensurarnos. Los periodistas tenemos el deber de informar.
¿Qué tal si ustedes -queridas autoridades- cumplen sus promesas y contribuyen a
cambiar la oscura realidad?
A los periodistas nos tildan de "morbosos", de buscar el lado trágico de la
vida, de hurgar solo lo malo. ¡Ojalá las autoridades nos facilitaran encontrar
algo positivo!
Es un hecho que el público clama por buenas noticias, las prefiere y cuando
hay alguna es, por lo general, la más vista y leída. ¿Pero de dónde las vamos a
sacar? No podemos inventarlas.
Todo gobierno tiene animadversión contra la prensa, pues nos toca sacar sus
trapos sucios al aire, la basura de debajo de su alfombra. Esconderlo no es una
opción, pues arriesgaríamos al país y su futuro.
Si algo necesita la democracia es transparencia, y para que las instituciones
de esa democracia sean viables y sostenibles han de ser confiables y
respetables. Eso es lo que deben lograr las autoridades y no tratar de acallar a
la prensa independiente, y menos aun que gente ligada a Palacio entregue, cada
jueves en el Club de la Unión, dinero al director de un escuálido diario ex
toledista y ahora gobiernista (esto es vox pópuli). No pues, así no es. Solo
caminen derecho y a la luz. Hagan lo correcto, ¡vamos, lo que enorgullecería a
sus mamás e hijas!
Dennos un respiro: los periodistas como los lectores queremos buenas
noticias.
El Comercio, 31 de mayo de 2014
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