Según el congresista Carlos Tubino Arias-Schreiber, su colega y tocayo Carlos
Bruce reveló su homosexualidad solo para "destruir la imagen del peluquero gay
afeminado, [y] quiere decirnos que los gays están en todos lados". No, pues,
congresista, ni todos los gays son afeminados ni todos los afeminados son gays,
como tampoco todos son peluqueros.
Si algunas imágenes debemos destruir del todo son, justamente, los
estereotipos a los que recurre Tubino. Estos solo asfixian, marginan, envilecen
y son perversas distorsiones sobre las que se asientan tanto la homofobia como
el racismo, la xenofobia, el mujerismo, el machismo y muchas otras expresiones
de odio e ignorancia que evitan la construcción de una sociedad sana y
cohesionada.
La decisión del congresista Carlos Bruce de hacer pública su sexualidad se
debe haber dado por miles de razones, todas muy distintas a la aludida por el
almirante retirado de la Marina. Las declaraciones de Bruce le han mostrado a
Tubino algo que parece no gustarle: que efectivamente "los gays están en todos
lados", incluido el Congreso de la República.
De boca de Bruce sabemos que está tranquilo con su conciencia, orgulloso de
ser quien es y en paz con su familia. Su revelación lo ha llevado, en buena
hora, a asumir una posición conciliadora para lograr alguna norma aunque no sea
la suya. Dice que buscará coincidencias con la alternativa a la unión civil,
presentada por Martha Chávez, es decir con el ala más dura y conservadora del
fujimorismo. Ambos legisladores buscan proteger el vínculo de las parejas del
mismo sexo (en el caso de Chávez, además de todo tipo de relación que pueda
darse entre dos personas).
Bruce está entrampado por la propia imperfección de la democracia: un sistema
donde la mayoría tiene la razón aunque esté equivocada. Y la mayoría del
Congreso le dará un no rotundo a su proyecto de unión civil (algunos por
convicción y otros porque todas las encuestas muestran que la mayoría de la
población está en contra del matrimonio entre personas del mismo sexo).
Así las cosas, Bruce y Chávez deberán conciliar posiciones y avanzar aunque
sea un paso en un país como el Perú, tremendamente conservador (hasta los
periodistas han escrito cosas como: "Bruce 'confesó' su homosexualidad", como si
de "confesar" un crimen se tratara).
Tratar de usar el argumento de que la homosexualidad es genética no bajará
las tensiones: a los homofóbicos, como a los racistas que desprecian a alguien
de otra raza (la raza también es genética), eso no les importa.
La unión civil puede tardar algunos años en cuajar y ser comprendida por la
población de cualquier país. En Estados Unidos el proceso se inició en los años
70 y hoy, casi medio siglo después, apenas es legal en menos de 20 de sus 50
estados. En la progresista Francia la promulgación del matrimonio igualitario
generó grandes marchas en contra y las agresiones contra la comunidad gay
aumentaron en 13%.
Es necesaria la cautela e innecesarios los comentarios despreciables. A
Tubino le toca pedir disculpas por derramar odio y llevar el debate a un nivel
de vergüenza.
Un caso
Divorcios gays
- El obispo episcopal Gene Robinson se casó en el 2008 con Mark Andrews, su
pareja por 25 años. Recientemente se divorciaron. "Al igual que cualquier
matrimonio, las parejas de gays y lesbianas están sujetas a las mismas
complicaciones de los matrimonios heterosexuales", dijo.
Unión de hecho
Otra propuesta
- El catolicismo enseña que los homosexuales "deben ser acogidos con respeto,
compasión y delicadeza", y sin discriminación. En el 2003 Martha Moyano presentó
la propuesta de uniones de hecho para homosexuales y fue bloqueada por Perú
Posible, donde militaba Bruce.
El Comercio, 21 de mayo de 2014
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