En noviembre del año pasado la notable primatóloga británica Jane Goodall
visitó nuestro país, invitada por quien escribe estas líneas. Dentro de su
apretada agenda incluimos una reunión en la sede institucional de El Comercio
con Fritz Du Bois, director periodístico del Diario.
Sabía que Fritz estaría ocupado. Era usual. Había sido nombrado apenas unas
semanas antes y estábamos en plenos cambios. Y si algo no hacía él era tomarse
un respiro del trabajo. Era perfeccionista, entusiasta, ordenado, rebosante de
ideas novedosas y un apasionado del periodismo.
Estaba feliz con la idea de conocer a Goodall. Había oído hablar y leído
mucho sobre ella, especialmente cuando estudió y vivió en Londres. "Allá es una
leyenda viva", me comentó sonriente.
Pablo Llona García Miró -director de la empresa con gran vocación
conservacionista- concretó el encuentro, en medio de la vorágine de esos días.
"¿Vienes?", me preguntó Fritz. "No creo. Sigo con la salud resentida, estoy
cansada porque he estado desde temprano con la doctora Goodall, de un lado para
otro", le contesté. Como siempre, Fritz se preocupó por mi salud. Así era,
preocupado por quienes trabajábamos con él, por más atareado que estuviera se
daba el tiempo de interesarse por lo que me pasaba.
Jane y Fritz se reunieron al caer la noche. Le mostró la hemeroteca y le
explicó cuánta historia atesoramos en esos empastados de El Comercio; casi dos
siglos de los principales sucesos del Perú y del mundo.
Ella le contó de su trabajo de conservación con los chimpancés en la selva
del Gombe y cómo involucra a las comunidades pobres en proyectos productivos,
fortaleciendo sus economías y elevando su calidad de vida. Coincidieron en que
la erradicación de la pobreza era una tarea pendiente, y que la generación de
riqueza en el ámbito rural era clave para toda estrategia de protección
ambiental.
Mencionaron cómo las grandes empresas han asumido conciencia sobre lo verde,
al punto que se ha creado la novedosa posición de "chief sustainability
officer-CSO", una especie de gerente de sostenibilidad, responsable de que las
operaciones no impacten negativamente sobre el entorno.
Jane mencionó la importancia de los medios para sensibilizar a la población
sobre la problemática ambiental; Fritz le explicó nuestras campañas en ese
sentido. Y ella lo entusiasmó con el proyecto Roots and Shoots, de movilización
de escolares y jóvenes en proyectos a favor de sus comunidades y la
conservación. Animado, me comentó: "Ya, ya, hay que hacerlo, los chicos
necesitan estas cosas". Él sabía de eso, pues era un padre feliz, un hombre casi
sesentón con un espíritu de chiquillo, encantado siempre de recibir y departir
-pese a sus múltiples reuniones en el Diario- con grupos de escolares curiosos
de conocer cómo se hace un periódico.
La doctora Goodall quedó fascinada con él: "Es un caballero brillante,
abierto a nuevas ideas, apasionado y de mirada buena. Tienes suerte de trabajar
con él". Yo ya lo sabía. Tuve esa suerte de que la vida me colocara cerca de
este hombre inteligentísimo y valiente para defender sus ideas. Y por eso
pregunto: ¿Fritz, cómo se te ocurrió partir tan apurado? En esto sí que te has
equivocado, caray.
Jane Goodall
El agradecimiento por la visita a El Comercio
- "Qué gran placer ha sido reunirme contigo. Realmente disfruté nuestra
conversación y quiero agradecerte por insistir en que visitemos esa fantástica
hemeroteca; hemos sentado las bases para el crecimiento de Roots and Shoots",
escribió Jane Goodall en su carta de agradecimiento a Fritz Du Bois.
El Comercio, 28 de mayo de 2015
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