Hay que tener mucho que ocultar para ignorar desde una universidad
"Pontificia" y "Católica" lo que ordena el Vaticano. Para corregir tal situación
el papa Francisco ha nombrado una Comisión Cardenalicia.
El caso de la Pontificia Universidad Católica (PUCP) es de no creerse. El
2010 hasta el Tribunal Constitucional (TC) reconoció que el Arzobispado de Lima
tenía derecho a participar en su administración y la designación del rector.
Cuatro años después, las autoridades académicas siguen pisoteando los derechos
de decisión y patrimoniales del Arzobispado.
¿Podemos esperar otra cosa de un espacio directivo copado por ateos,
agnósticos, izquierdistas y políticamente correctos? Es gente que permite y
celebra que sus profesores, ex alumnos y alumnos insulten a la figura del
cardenal Juan Luis Cipriani y a la Iglesia, inclusive en el propio campus de la
"Católica". Los captores de la PUCP quemarán su último cartucho para no perder
sus privilegios. Menos aún transparentarán cifras o soltarán la administración
de un imperio que fue posible gracias al legado de don José de la Riva Agüero y
Osma, que genera varios millones de dólares anuales, solo contando los
alquileres de Plaza San Miguel. Para perpetuarse en el poder -sea por sueldos,
viajes en clase ejecutiva, becas o influencia política- ese grupo llegó al
extremo de ignorar los pedidos del Vaticano. La Comisión Cardenalicia, creada
por el papa Francisco, deberá solucionar la controversia con la PUCP siguiendo
la Constitución Apostólica 'Ex Corde Ecclesiae' (una norma imperativa de la
Iglesia y de las instituciones educativas que se rigen por sus preceptos). Un
punto pendiente es ejecutar la orden de la Santa Sede y modificar el estatuto
universitario a la luz de la 'Ex Corde Ecclesiae'. La PUCP no quiere eso.
El 23 de septiembre del 2011, en una asamblea encabezada por el rector
Marcial Rubio, no se acató la orden del Vaticano de adecuar el estatuto. En
febrero del 2012 la Secretaría de Estado del Vaticano solicitó la presencia de
Rubio para que conociera las conclusiones de la visita de investigación a Lima
del cardenal Peter Erdö, arzobispo de Ezstergom-Budapest, hoy cabeza de la
Comisión Cardenalicia encargada de solucionar el caso. No será fácil.
Quienes se benefician del actual status de la PUCP aducen que las decisiones
del Vaticano no son vinculantes, pero esa actitud podría valerles una ruptura
con el Santo Padre. Se trató de desviar la atención diciendo, maliciosamente,
que es un asunto personal del cardenal y de un sector cercano al Opus Dei. Esto
muestra cómo tergiversan hechos para perpetuarse y lanzar a los alumnos contra
el cardenal Cipriani.
El jesuita Bergoglio sigue la línea de la justicia para terminar con un caso
poblado de infamias, malas artes, desinformación, uso del alumnado y ataques
arteros contras la Iglesia y la voluntad testamentaria de De la Riva Agüero,
quien donó sus bienes para garantizar una educación profesional con base
católica. Su testamento es claro: si eso no se cumple los bienes deben revertir
al Arzobispado. ¿La "Católica" desautorizará también al papa Francisco? Ya es
como demasiado, ¿no?
"Pontificia" y "católica"
Prohibición de uso de términos
- El 21 de julio del 2012, por decreto, la Santa Sede le prohíbe a la
universidad usar los términos "Pontificia" y "Católica" en su nombre. El 2011
"Correo" reveló que el rector de la PUCP, Marcial Rubio, recibía un sueldo de
80.000 soles mensuales (100% por encima del año anterior).
Comisión cardenalicia
Escueto comunicado
- El lunes un escueto comunicado en la web de la universidad informó que el
papa Francisco creó una Comisión Cardenalicia para solucionar la controversia
con el Vaticano. José de la Riva Agüero donó a la universidad todo lo que era el
Fundo Pando, de más de 314 hectáreas.
El Comercio, 30 de abril de 2014
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