La Conga sigue y seguirá. A estas alturas no está muy claro cómo terminará la danza del más importante megaproyecto minero del país. La filtración de las opiniones negativas del ex ministro del Ambiente doctor Ricardo Giesecke sobre el estudio de impacto ambiental (EIA) y las fuertes protestas de los cajamarquinos llevaron a que tal estudio y el propio proyecto fueran revisados por peritos españoles. Eso -y que por favor nos expliquen por qué- fue pagado con dinero de todos los peruanos. Así hemos cargado con los platos rotos de un negocio de privados, bloqueado por las ONG ideologizadas que se han apropiado de la agenda ambiental y a las que ni este, y ningún otro gobierno, se atreve a poner en vereda, revisar las fuentes ni el destino de sus millonarios financiamientos. ¿Por qué tanto temor de desenmascarar a estos agitadores cuyos tentáculos alcanzan al Congreso, donde tienen conocidos representantes marxistoides?
El peritaje no tuvo una adecuada difusión, especialmente entre los más interesados: la población desinformada por irresponsables como el presidente regional Gregorio Santos y el emerretista Wilfredo Saavedra, entre otros. Esto puede generar un nuevo conflicto en la zona, pero Conga va. Anoche el presidente Humala lo dijo y dijo, también, que va en la medida en que se hagan las mejoras sugeridas por los peritos. Conga era pues perfectible y queda claro que las inquietudes del ex ministro Giesecke tenían fundamento.
Apenas culminado el peritaje el ex presidente Alejandro Toledo -uno de los "garantes" del gobierno del presidente Ollanta Humala (como si este necesitara institutrices para hacer lo correcto)- dijo que los "especialistas" de Perú Posible evaluarían los alcances de ese estudio. Por favor. ¿Alguien recuerda alguna preocupación de su gobierno por el medio ambiente?
Bien ha hecho el presidente Humala dejando en claro que el megaproyecto se realizará. Nuestro país no está para espantar inversiones sino todo lo contrario para captarlas y el mensaje de Humala ha demostrado que su gobierno no se dejará chantajear por grupúsculos que intentan -bajo el manipulable tema verde- sumir al país en la pobreza y el atraso. Algo bueno se ha logrado: de las cuatro lagunas que iban a desaparecer para extraer el oro de sus fondos y ser usadas como depósitos de relaves, dos serán conservadas.
Y esperamos que mucho hayan aprendido el Gobierno y los empresarios mineros de esta danza de la Conga: la importancia de la licencia social, la necesidad de incluir a las poblaciones en los proyectos y hacer que estos sean sostenibles en el tiempo, elevar los estándares ambientales de la minería, mejorar la comunicación con la comunidad y monitorear los fondos de las ONG que alzan a poblaciones enteras contra el Estado. En la víspera de la conmemoración del Día de la Tierra, no nos queda más que sentarnos a esperar el desenlace de esta complicada danza.
El Comercio, 21 de abril de 2012 (Pag. A31)
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